La intimidación o acoso escolar (bullying) es un comportamiento agresivo intencional que consiste en un desequilibrio de poder o de fuerza. Es repetitivo y se puede manifestar de forma física, verbal o social. Los niños suelen intimidar a otros niños por medios más físicos; en las niñas el acoso escolar se manifiesta mediante la exclusión social.
Se cree que el 17% de los menores sufre algún tipo de acoso escolar. Es una situación que se da en niños de todas las edades. En ocasiones puede llegar a extremos, provocando verdaderas tragedias, como el suicidio del menor. No siempre los niños dicen que los están intimidando. Muchas veces los padres no se enteran de lo que está sucediendo hasta que ya es demasiado tarde.
Entre las señales de que está siendo acosado figuran: ropa desgarrada, temor a ir a la escuela, disminución del apetito, pesadillas, llanto o depresión, ansiedad general… Si descubres que tu hijo es objeto de acoso, ten conversaciones en las que puedas enterarte de lo que ocurre en la escuela para poder tomar medidas apropiadas para resolverlo. Hazle saber que estás dispuesto a ayudarle y que no intente contraatacar al acosador.
Mientras no se tomen medidas administrativas, enséñale a tu hijo a hacer frente a la intimidación sin exponerse físicamente. Enséñale a ignorar al acosador o a crear estrategias enérgicas para manejar la situación. Ayúdale a buscar maestros y amigos que le puedan ayudar.
Es importante que desde pequeños preguntemos cada día a nuestros hijos cómo les ha ido en el colegio, preocuparnos por lo que hacen, con quién se relacionan, si sufren burlas, humillaciones, si tienen motes… Si en algún momento se ha producido una situación conflictiva, ayudarle a resolverla de la mejor manera posible.
El niño tiende a ocultar el acoso por miedo, porque está amenazado o cree que pasará. Una de las primeras señales de que el niño tiene un problema son los cambios en su comportamiento; se dan muy lentamente y van afectando poco a poco a su personalidad. Niños antes extrovertidos dejan de hablar. Dejan de salir. Se ponen nerviosos cuando tienen que ir al colegio y empiezan a faltar a menudo. No quieren ir al colegio. Tienen cambios de humor y bajan su rendimiento escolar. Se aíslan. Pueden sufrir ataques de ira, violencia o estar irritables.
¿Cómo podemos, como padres, aumentar la autoestima de nuestros hijos? Demuéstrale tu amor y afecto. Dale tantos elogios como sea posible siempre que haga algo correctamente. Fíjale metas que sean acordes a su edad y capacidad. Ten en cuenta sus sentimientos cuando sufra un golpe en su autoestima. Siéntete orgulloso de él. Habla positivamente de él en presencia de la gente que le importa. No lo compares con otros y dile con regularidad que le quieres sin condiciones.
¿Cómo actuar frente al acoso? Si el acoso está ya establecido, no hay que enfrentarse directamente al grupo de agresores. Mejor hablar con los padres, contándoles la situación, o acudir a un profesor de confianza.
Si la víctima está en riesgo, el niño debe saber que tiene que acudir inmediatamente a un adulto responsable. El silencio agrava el acoso. El niño necesita saber que no está solo, que los adultos le van a creer y a ayudar.
Si el niño se muestra irritable, violento o tiene rabietas. Presenta síntomas psicosomáticos, como dolores de estómago o de cabeza sin causa médica. No quiere ir al colegio, tiene miedo de volver después de las vacaciones. No habla de su vida escolar. Dejan de invitarle a fiestas de cumpleaños. Empieza a perder material escolar o lo trae roto… ¡Alerta!
Los padres son fundamentales para detectar el acoso, estando atentos a los cambios en la conducta del niño, dándole el apoyo necesario si sufre acoso. No minimizarlo.
Los niños y adolescentes que son víctimas del acoso escolar pueden sentirse abrumados, deprimidos o ansiosos. Si tu hijo se enfrenta a problemas en la escuela o con sus amigos debido al acoso, un profesional, como por ejemplo un psicólogo, puede ayudarle a crear resiliencia y confianza tanto en el aspecto social como en el académico.
* Amparo Galán Pellicer es especialista en Psicología Clínica y en terapia breve estratégica y miembro de Saluspot
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