En 2013, la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) puso en marcha una campaña de comunicación bajo el lema ‘En Oncología cada AVANCE se escribe con MAYÚSCULAS’. Esta campaña tiene como objetivo dar a conocer la evolución y los avances médicos que se han sucedido en estas últimas décadas en el tratamiento de los diferentes tumores. Coincidiendo con el Día Internacional de Cáncer de Mama que se celebra cada 19 de octubre, destacan los avances más importantes de esta enfermedad.
A principios de los años 80, las mujeres diagnosticadas de cáncer de mama tenían unas posibilidades de estar libres de recaída a los 5 años tras el diagnóstico que se situaba en torno al 70%. En la actualidad, la cifra se aproxima a casi un 90%. Este beneficio no se ha alcanzado repentinamente. En los años 70 se obtuvieron los primeros resultados que beneficiaban a las pacientes de recibir un tratamiento con quimioterapia tras la cirugía.
También por aquella época tenía éxito el tratamiento hormonal del cáncer avanzado de mama, con un tratamiento hormonal, el tamoxifeno, que poco después se comenzó a emplear en estadios precoces de la enfermedad. En la década de los 80, una nueva quimioterapia, las “antraciclinas” mejoraba los resultados obtenidos con esquemas previos, y no fue hasta finales de los años ´90 cuando los taxanos aumentaron aún más los beneficios de las antraciclinas.
Un ejemplo, a comienzos de los años 2000, más de 1.200 mujeres españolas participaron en un ensayo clínico del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (GEICAM) que demostró que añadir paclitaxel a la quimioterapia que hasta entonces se consideraba estándar conseguía que recayeran de la enfermedad un 6% de mujeres. Hoy, el paclitaxel y otros taxanos, sólo en España evitan más de 500 recaídas al año.
La incorporación de nuevos tratamientos hormonales a comienzos del siglo XXI mejoró los resultados del tamoxifeno. El descubrimiento de tipos de cáncer con diferentes perfiles biológicos permitió en la década pasada incorporar anticuerpos monoclonales como el trastuzumab al tratamiento del cáncer de mama Her2 positivo, hasta entonces de mal pronóstico por su mayor agresividad. Así pues, antraciclinas y taxanos, tamoxifeno o trastuzumab fueron ejemplos de hitos históricos en el tratamiento con quimioterapia, hormonoterapia o terapias biológicas respectivamente.
Tratamientos específicos
Sin embargo, en relación a lo anterior, el hito más significativo sin duda en los últimos años es el conocimiento de la heterogeneidad del cáncer de mama. Se trata de una enfermedad con subtipos biológicos diferentes que precisan tratamientos específicos. En este sentido, las pacientes con cáncer de mama Her2 positivo ya no cuentan sólo con el trastuzumab, la asociación de un segundo anticuerpo –pertuzumab- al tratamiento ha mostrado incrementar notablemente la supervivencia en estadios avanzados (se advierte una mejoría de 15 meses en su esperanza de vida, llegando casi a los 5 años de supervivencia en un grupo de pacientes metastásicas que hace unos 15 años tenía un muy mal pronóstico). También T-DM1 (un moderno fármaco que combina de forma conjugada quimioterapia y trastuzumab) es altamente efectivo en pacientes que fracasan a tratamientos previos.
En las pacientes con enfermedad “hormonosensible” también se han comunicado resultados de nuevos fármacos biológicos que, asociados a tratamientos clásicos mejoran los resultados de estos. Everolimus primero, y más recientemente palbociclib son los ejemplos más relevantes.
Además, en estas tres décadas otro hecho de gran relevancia ha sido el incremento de cirugías conservadoras y menor intervención sobre la axila, evitando complicaciones y mejorando la calidad de vida.
Menor tasa de recaídas
Cada uno de estos pasos, en muchos casos, apenas mejoraba a los tratamientos previamente existentes en un 2% o 3% de menor tasa de recaídas de la enfermedad. Algo que podría ser considerado irrelevante. Con más de 25.000 casos al año de cáncer de mama en España, cada 1% de mejora con un avance en el tratamiento del cáncer de mama hace que 250 mujeres menos recaigan de su enfermedad o puedan disfrutar de una mejor calidad de vida con reincorporación plena a su vida social y laboral.
Cada una de esas mujeres tiene nombre y apellidos. Y cada uno de esos avances ha conseguido aumentar la supervivencia en un 20% entre los años 70 y la actualidad. Son solo algunos ejemplos, pero en el caso del cáncer de mama, los avances son innumerables.
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