Las Plataformas de Afectados por Hepatitis C (PLAFHC) de Castilla y León se han unido en una acción reivindicativa que desembocará en “movilizaciones contundentes” si la Consejería de Sanidad no accede a retomar las negociaciones sobre la aplicación del Plan Estratégico Nacional para el abordaje de la enfermedad “en el punto en el que las dejamos en junio”.
En una rueda de prensa conjunta convocada en Salamanca, los portavoces del colectivo han mostrado su “indignación” por el “retroceso” detectado en los planteamientos de la Dirección General de Asistencia Sanitaria durante una reunión mantenida el pasado 13 de octubre con su nuevo responsable, José Jolín Garijo. Según han explicado Esther Mate y Juan Carlos Puente, representantes de las plataformas en el grupo de trabajo sobre la hepatitis C y los nuevos tratamientos constituido en la Comunidad, en esa cita, a la que acudían “con muchas expectativas” después de los avances logrados hasta el momento”, se encontraron “con un equipo muy rígido que no quería saber nada de los compromisos alcanzados en la primera reunión”.
Una de las mayores “decepciones” para las PLAFH ha sido comprobar cómo la Administración sanitaria “ha dado marcha atrás” en relación a su promesa de dotar a todos los hospitales de área de la región de un fibroscan, un equipamiento que permite medir el grado de fibrosis del hígado y, con ello, determinar si los afectados por hepatitis C se encuentran en las fases establecidas como prioritarias para el acceso a los antivirales de última generación, concretamente, y por este orden, los llamados F4, F3 y F2.
De once equipos a solo tres
“Nos dijeron que iba a haber 11 aparatos, uno por hospital principal y ahora retroceden y nos comunican que solo se comprarán tres fibroscan para tres hospitales grandes; el resto, estará a expensas del préstamo del equipo y sus pacientes tendrán que seguir esperando siete u ocho meses para saber si los nuevos tratamientos están indicados en su caso, según su grado de fibrosis”, ha denunciado Juan Carlos Puente, representante de Valladolid.
Para las plataformas de afectados, aunque la Junta no lo reconozca, el problema se reduce a motivos económicos. “Si tenemos los fibroscan, tendrían que hacer las pruebas a todos los enfermos y, con ello, se verían obligados a administrar los tratamientos a todos los que resulten estar en fase F3 y F4, poque ese es el compromiso del plan nacional: que a 31 de diciembre estén tratados con los nuevos antivirales todos los F3 y los F4, y que los F2 vayan llegando a las consultas”, han señalado Esther Mate, portavoz de Salamanca, y María José Gómez, representante de Valladolid.
Para las plataformas, la conclusión es sencilla: si no hay aparatos suficientes para determinar el daño causado por la hepatitis en el hígado, los exámenes se retrasan y, con ello, no crece el número de enfermos susceptibles de acceder a la terapias de última generación. Por el momento, cuentan con fibroscan las provincias de Ávila, Burgos y Soria. También Valladolid, que dispone de un equipo, aunque la Junta prevé comprar otro para trasladar el antiguo a Palencia. León cuenta con dos, uno nuevo y otro usado que irá a parar a El Bierzo.
El complejo hospitalario salmantino contará con uno de nueva adquisición, según las previsiones de la Administración autonómica, pero la PLAFH desconoce cuándo llegará. Mientras tanto, unos 300 enfermos aguardan para someterse a la prueba, que se realiza a través de un fibroscan itinerante que recala en Salamanca “cada seis meses”, aproximadamente. Situación parecida se vive, según los afectados, en muchos otros puntos de la región. Para Segovia y Zamora no existe ninguna previsión en este sentido.
Encierros y concentraciones
“Existen muchas desigualdades, no solo nacionales -en Andalucía y Galicia los F2 ya están accediendo a los tratamientos, por ejemplo-, sino también dentro de la Comunidad. En el caso de El Bierzo, para un examen con el fibroscan tenemos que desplazarnos a León o a Valladolid por nuestra cuenta, asumiendo los gastos. Son indignantes estas diferencias entre enfermos”, manifestaba Raquel García, portavoz de la PLAFHC de El Bierzo.
En este contexto, y tras sentirse “engañados” por la Consejería de Sanidad en relación a los compromisos previos a la reunión del 13 de octubre, los miembros de las plataformas castellanas y leonesas han decidido emprender “un calendario de movilizaciones contundentes”, entre las que no descartan la convocatoria de “encierros” y concentraciones ante la Administración autonómica y las subdelegaciones del Gobierno. Exigen que las negociaciones se retomen, al menos, en el punto en el que estaban antes de su encuentro con el nuevo equipo de la Dirección General de Asistencia Sanitaria, pero recuerdan que sus reivindicaciones van más allá de conseguir una adecuada dotación de aparatos diagnósticos y de recursos humanos para garantizar el desarrollo en la región de un plan nacional que, en su opinión, “se ha quedado obsoleto”.
“La estrategia, aprobada el 1 de abril, establece un acceso prioritario a los nuevos fármacos para los pacientes con fibrosis en grado 4, 3 y 1. El compromiso es que antes de que acabe el año estén tratados los F3 y F4 y que los F2 vayan llegando a las consultas. Nosotros tenemos dudas de que los tratamientos estén llegando incluso a los F3 y F4, pero es que reclamamos que el plan nacional se revise para que todos los afectados por hepatitis C tengan acceso a los antivirales de última generación. No nos pueden seguir pidiendo que estemos lo suficientemente enfermos para ser tratados. ¿Tenemos que esperar a estar más graves para recibir tratamiento?”, se ha preguntado María José Gómez.
Los portavoces de las PLAFHC también han criticado que, “en plena era de la informática”, los responsables sanitarios aseguren no tener datos sobre el número de pacientes “afectados, tratados y curados” en Castilla y León, y han denunciado que “nada se ha hecho” -a excepción de un “plan piloto” en el Hospital Río Hortega de Valladolid- en relación al compromiso de llevar a cabo “una búsqueda activa de enfermos con fibrosis avanzadas”.
Indefensión de la población reclusa
Por otro lado, Sandra González, representante de la plataforma de Palencia, ha insistido en la situación de indefensión en la que están los enfermos que se encuentran en centros penitenciarios, muchos de ellos coinfectados con el virus del sida (VIH), por lo que las PLAFH defienden su consideración como casos prioritarios en el acceso a los nuevos tratamientos.
“Según los datos de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria, el 20% de los 65.000 reclusos que hay en España están infectados por el virus de la hepatitis C. En Castilla y León, solo el 2,8% de los internos afectados están tratados con los fármacos de última generación, es decir, 32 reclusos”, ha indicado González, que ha recordado la necesidad de que se resuelva el conflicto de competencias existente entre el Ministerio del Interior y las comunidades autónomas respecto a quién debe asumir el coste de las nuevas terapias.
El caso de los niños
Por último, Esther Mate ha querido llamar la atención sobre la realidad de los niños afectados por el virus de la hepatitis C (VHC). “La incidencia es muy baja, pero existe, y se encuentra entre un 0,2 y un 0,4%. La vía de transmisión principal es la materna, en el momento del parto”, ha apuntado la portavoz de PLAFHC Salamanca. En este momento, asegura, no se está tratando con los antivirales de última generación “ningún caso infantil de hepatitis C en nuestro país”, si bien, al parecer, a partir del próximo año “el protocolo establecido en otros países llegará a España”.
“Pedimos que en Castilla y León se establezca un presupuesto para la investigación sanitaria en niños afectados y que se cree una unidad especializada en hepatología infantil o, al menos, que en caso necesario se faciliten las derivaciones desde la Comunidad a los equipos especializados de Madrid o Barcelona”, ha apuntado Mate, quien ha recordado que uno de los logros del colectivo en relación a las infecciones en la población infantil es haber conseguido “eliminar la barrera de los 40 años” en la posibilidad de que cualquier mujer con hepatitis C que desee quedarse embarazada pueda solicitar previamente acceder a los nuevos tratamientos, con los que se consigue negativizar el virus en muchos casos.
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