“La lotería se vive como un sueño, pero pocos se plantean que puede acabar siendo una pesadilla”

Una fecha, un aniversario, un acontecimiento especial o la visita a algún lugar de forma habitual nos empujan a participar en estos sorteos: no hay peor cosa que ver un número todos los días y que no nos toque. De una manera u otra, la lotería se vive como un sueño, pero pocos se plantean que puede acabar siendo una pesadilla.

Sin embargo, como destaca esta psicóloga, aunque el dinero puede ayudarnos a resolver algunos problemas económicos, “no nos soluciona la vida, y además puede hacer aparecer muchos otros problemas”:

• Generar envidias “y que la gente de nuestro entorno quiera aprovecharse de nuestro golpe de suerte, pidiéndonos dinero prestado, regalos o exigiendo que siempre seamos nosotros los que tengamos que invitar al reunirnos”. Incluso puede que seamos nosotros mismos quienes nos sintamos en la obligación de hacerlo.

• Ser tentados por el lujo: comprarnos coches, casas y ropa de lujo. “¿Y luego qué? Quizá no sepamos qué hacer y, por hacer algo, seguimos comprando bienes que no necesitamos y que no nos hacen felices”, indica.

• Hacer nuevas amistades “en sintonía con el recién estrenado esplendor de la cuenta corriente”. Así conseguiremos perder las amistades de siempre “porque no aguanten nuestros alardes“, y quizá las nuevas solo nos acepten por el interés.

• Dejar de trabajar. “Esto puede parecer tentador al que se levanta a las seis de la mañana para acudir a un trabajo que no soporta, pero debemos recordar que trabajar y sentirse productivo, en contacto con la gente, es fuente de salud mental”, apunta Estefanía Navarrón.

• Ver la oportunidad de montar un negocio, “aunque las personas inexpertas pueden perder dinero y, lo más importante, sentirse fracasadas si funciona mal”.

Ante estos riesgos, la psicóloga ofrece algunas recomendaciones útiles a los afortunados que ganen un premio importante: 

• Mantener la calma y no contarlo a nadie fuera de nuestro círculo íntimo. Sobre todo “debemos controlar las ganas de revelar nuestra fortuna en el momento de conocer la noticia”.

• No tomar decisiones radicales “durante el subidón inicial de alegría”. Y si tenemos miedo a no saber manejar la situación, “acudir a un psicólogo y a un asesor financiero de confianza”.

• Ingresar el dinero en un banco de confianza, ya que muchas entidades tienen productos financieros “preparados para engatusar a los afortunados”.

• Actuar como si no hubiera pasado nada y seguir con una vida normal, con el mismo trabajo y círculo social. “Y nos damos una paga cada mes”, sugiere.

• Sanear nuestras finanzas, “procurando no quedarnos sin dinero suficiente para pagar los impuestos que genere nuestra nueva riqueza”.

• Contar a la familia y los amigos que el dinero lo administra un gestor de patrimonios. De esta forma, “será más fácil decirles que no cuando nos pidan cosas”.