Las familias con hijos nacidos en parto múltiple llevan años reclamando que la extendida política de separar a los hermanos en diferentes aulas cuando llega el momento de su escolarización no se aplique de forma sistemática, al estilo pan para todos. Defienden que la decisión de mantener juntos a los gemelos, mellizos o trillizos debe ser de los padres, en coordinación con el colegio, entre otras razones, porque el vínculo que mantienen entre sí no tiene por qué impedir su adecuada socialización y un desarrollo independiente de los hermanos.
Ahora, a su habitual preocupación por las “dificultades emocionales y de adaptación” que puede acarrear su separación cuando inician la etapa escolar se une otra todavía más intensa: la pandemia de COVID-19. Desde la plataforma Múltiples Juntos en la Escuela, sostienen que, a pesar de todas las restricciones existentes para frenar el avance de la epidemia y de las medidas adoptadas de cara al inicio del curso para reducir al máximo las posibilidades de exposición al virus, en muchos de los centros escolares que cuentan con varias líneas (dos o más grupos por cada nivel educativo) sigue prevaleciendo la norma de separar a los hermanos de la misma edad.
Los padres que recurren a la Administración educativa o a instituciones como el Procurador del Común o el Defensor del Pueblo en busca de apoyo a sus demandas se encuentran a menudo con la misma respuesta: en estos casos, rige la autonomía de los centros, expresada en sus reglamentos de régimen interior (RRI). La respuesta no convence a las familias, que recuerdan que separar a los múltiples en aulas diferentes eleva considerablemente la probabilidad de contagio, tanto desde el colegio a su hogar como a la inversa.
“Si mis hijos van a dos clases distintas, el riesgo de contagiarnos y de contagiar es doble, sin olvidar que si uno de mis hijos resulta afectado, tendrían que ponerse en cuarentena dos aulas, porque los hermanos conviven en casa”, señala Silvia, una madre de Salamanca que, al trasladar su inquietud a los representantes de un centro educativo de la provincia, se ha topado con un muro. “Ni siquiera nos dan opción de hablar para estudiar cada caso; el director ni me ha contestado, y la única respuesta que he recibido es que, si no estoy conforme, hay más colegios”, cuenta. Asegura que sus hijos son totalmente “independientes” en su relación, y que si el escenario actual fuera otro, quizás no se opondría a que fueran separados, pero reclama “la posibilidad de elegir”, especialmente en un momento como el actual.
Una conciliación complicada
“A pocos días de que comience el curso, no sabemos prácticamente nada, y realmente creo que no somos conscientes de lo que esto supone. Con niños tan pequeños, es complicado mantener las medidas de seguridad, porque no comprenden bien lo que sucede; ellos no ven problema en chupar una barandilla. Me preocupa que no entiendan por qué tienen que estar separados y que quizás ni siquiera podrán verse en el patio”, comenta Silvia.
A esta inquietud se suma el desasosiego que supone pensar en cómo se las arreglarán en casa para compatibilizar el trabajo con un curso tan atípico. “¿Cómo vamos a hacer en el periodo de adaptación si van a clases diferentes y los horarios no coinciden? Soy madre trabajadora, ¿tiro de los abuelos, que son población vulnerable, y los expongo por partida doble?”, se pregunta.
Y es que si para todas las familias con hijos en edad escolar la conciliación va a complicarse sobremanera ante los escenarios propuestos para retomar las clases en las circunstancias actuales, en el caso de los hermanos múltiples se verá “gravemente dañada, peligrando la estabilidad laboral” de los progenitores si surge la necesidad de una asistencia intermitente al centro.
Otra madre de mellizos que prefiere no dar su nombre explica que este año compartirán aula porque, para reducir las ratios, el colegio salmantino en el que están matriculados ha dividido en tres grupos las dos líneas existentes, uno de ellos formado por los alumnos que cursan Educación en Valores, como es el caso de sus hijos. Sin embargo, le consta que otras familias de la provincia y de Castilla y León que han pedido a sus respectivos colegios que sus hijos permanezcan juntos “para disminuir las posibilidades de contagio” se han encontrado con un no como respuesta.
La negativa incrementa considerablemente la incertidumbre a la que estos días se enfrentan los padres por una vuelta al cole cargada de dudas y miedos. “Es desastroso enterarte pocos días antes del comienzo del curso de cuáles serán las normas, de si utilizarán mascarilla, si serán todas homologadas, de qué manera se garantizará un correcto uso… Si encima tienes hijos mellizos o gemelos que estarán separados en dos clases, para la familia no serán 25 exposiciones potenciales al virus, sino 50”, apunta esta joven madre que forma parte de Múltiples Juntos en la Escuela.
Desde esta asociación que integra a familias de todo el país se recuerda que la Organización Mundial de la Salud (OMS), en su documento Consideraciones para ajustar las medidas sociales y de salud pública en el contexto de COVID-19, recomienda “limitar la mezcla de clases para actividades escolares y después de clases”. Por ejemplo, añade, “los estudiantes en una clase permanecerán en un salón de clases durante todo el día, mientras los maestros se mueven entre las aulas; o las clases podrían usar diferentes entradas, si están disponibles, o establecer un orden para que cada clase entre y salga del edificio o aula”.
Incremento considerable de los contactos estrechos
En base a estas observaciones, las familias consideran evidente que separar a los nacidos en parto múltiple en varios grupos “maximiza el riesgo de contagio”, tanto para los hogares en los que viven los hermanos como para sus respectivas aulas, ya que una infección confirmada o la aparición de síntomas compatibles con el coronavirus en uno de ellos o en alguno de sus compañeros ampliaría considerablemente el número de contactos estrechos a los que es preciso hacer seguimiento o incluso poner en aislamiento domiciliario.
“Se podría deducir que una familia que tenga hijos en diferentes cursos también está expuesta al mismo riesgo, pero esto es algo inevitable, porque cada niño recibe un contenido curricular; sin embargo, en el caso de los múltiples, el riesgo es totalmente evitable y depende del centro escolar”, señalan los padres afectados. Además, apuntan que es “habitual que uno de los integrantes del par gemelar sufra algún tipo de problema respiratorio que los sitúa entre los colectivos más vulnerables”.
Por todo ello, recalcan, “al provenir de un mismo hogar, las probabilidades de contagio se reduce si mantenemos a los hermanos en la misma aula”, de modo que la agrupación de alumnos nacidos en parto múltiple “debe ser considerada, ante la nueva etapa de escolarización, para no exponer a niños, familias y centros a riesgos innecesarios y totalmente evitables”.
Así lo subraya también la impulsora del movimiento Múltiples Juntos en la Escuela, Meritxell Palou, que desde hace años ofrece apoyo y orientación a familias que, como a ella le ocurrió en su día, “se ven obligadas” a separar a los gemelos, mellizos o trillizos en diferentes clases cuando inician la etapa educativa. “Las familias tienen un miedo lógico a la infección y a que se produzca una propagación mayor de la epidemia”, indica. Palou ha asesorado a “entre 5.000 y 6.000 familias” de toda España desde 2013, año en el que promovió el documental Gotas de agua para favorecer una reflexión sobre si la decisión de juntar o separar a los múltiples debería ser de los padres o de la escuela.
Una práctica basada en una “falsa creencia”
La realidad es que, a día de hoy, el “poder” está, en la mayoría de los casos, en manos de los centros educativos, que apelan a su normativa interna para imponer de modo sistemático la separación de los hermanos de la misma edad, a menudo sin ofrecer a las familias la oportunidad de diálogo. “No contestan a sus peticiones, les dan largas o les dicen que si no están de acuerdo elijan otro colegio”, apunta. El argumento se basa “en la falsa creencia” de que dividirlos en varias aulas es la mejor forma de evitar que uno solape al otro y de promover su desarrollo autónomo. Meritxel Palou afirma que esto es “una leyenda urbana” y que, en muchos de ellos, el vínculo gemelar no impide que sean “diferentes e independientes”.
Por eso, añade, no es apropiado “etiquetar una relación de mellizos o gemelos si no se convive con ellos”, y defiende los beneficios de una comunicación estrecha entre el colegio y los padres. “Que haya un clima de convivencia entre la escuela y la familia favorece el desarrollo educativo y anima a la diversidad”, recuerda.
Gracias a la labor de la plataforma que representa, se ha logrado la “transformación” de más de 250 colegios, y ya son cuatro las comunidades autónomas –Andalucía, Comunidad Valenciana, Galicia y Aragón– que, desde sus consejerías de Educación, “recomiendan” a los centros que permitan a los padres decidir si quieren escolarizar juntos o separados a sus hijos de la misma edad.
Comunidades que sí establecen la agrupación de hermanos
Mientras tanto, la Comunidad de Madrid, que desde 2017 aconsejaba “escuchar a las familias” en este asunto, ha dado un paso más, convirtiéndose en la primera de España en regular que, a partir de este curso, los colegios públicos y concertados que cuenten con más de una unidad escolar en cada nivel educativo deberán escolarizar en el mismo grupo a los hijos nacidos en parto múltiple, salvo casos “debidamente justificados” por parte de los centros o de los padres.
Por su parte, dentro de las medidas adoptadas para reducir el riesgo de contagio de coronavirus, la Consejería de Educación y Deporte de Andalucía recoge que la creación de grupos estables de convivencia escolar –los llamados grupos burbuja– es “clave para limitar el número de contactos y facilitar la información relevante en caso de sospecha o confirmación de un positivo”. Por ello, en su Guía para la organización escolar del curso 2020-2021, establece que deben ser agrupados en la misma aula los alumnos del mismo nivel educativo que pertenecen al mismo núcleo familiar. Una medida en la que la Administración andaluza no solo incluye a los hijos nacidos de partos múltiples, sino también a los hijos de diferentes progenitores que convivan en el mismo domicilio, sean hermanos o no.
El colectivo Múltiples Juntos en la Escuela sostiene que la realidad que viven estas familias debería ser atendida, teniendo en cuenta que no es infrecuente –la tasa de partos múltiples en nuestro país supera el 2%–, y considera que la situación que se vive actualmente como consecuencia de la epidemia de coronavirus reafirma la lucha iniciada hace años para lograr que colegios e institutos ofrezcan la opción de que los hijos múltiples vayan juntos a clase.
“Que los hermanos permanezcan juntos en el aula disminuye la posibilidad de contagio al grupo y en el núcleo familiar, porque el número de contactos personales es compartido, y es menor que si estuvieran en aulas diferentes”, recalcan los representantes de la asociación, que señalan que este paso, además, “ayudará a dar importancia al bienestar de los alumnos dentro de los centros educativos y a que familia y colegio trabajen juntos, como comunidad educativa que son”.
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