El consejero de Sanidad de Castilla y Léon, Antonio María Sáez Aguado, y las plataformas en Defensa de la Sanidad Pública han escenificado este jueves discrepancias irreconciliables durante el debate público que ha acogido la Facultad de Medicina de la Universidad de Salamanca con motivo de su VIII Centenario.
En cualquier caso, y como bien ha expresado el moderador, Francisco Javier García Criado, estos encuentros son necesarios porque “la sociedad reclama respuestas”, y por ello es de agradecer no sólo la labor de organizaciones como las plataformas, que muestran y canalizan la preocupación de los usuarios del sistema de salud, sino también la presencia del consejero, porque pensar, debatir, buscar soluciones y compartir es “lo que nos hace libres”.
Desde luego, y pese a estar arropado por la plana mayor de sus representantes sanitarios en la provincia, hay que ser valiente para aguantar, sin levantar la voz como es su costumbre, los aplausos reiterados para su contricante en contraposición de los murmullos incensantes del público, las acusaciones de “mentiroso” o la protesta, con carteles incluidos, de las trabajadoras de la limpieza del hospital.
Sin olvidar el alegato inicial, directo y contundente, del elegido como portavoz de la Coordinadora de las quince plataformas que desde todos los puntos de la Comunidad reclaman un sistema sanitario público, de calidad y universal: “Asistimos a un cambio unilateral de modelo sanitario que cede activos a las empresas sin ningún debate social por parte de gobernantes que gobiernan como si estuvieran en un cortijo, que no aceptan las críticas y espantan a los profesionales a otras Comunidades Autónomas, estamos cada vez peor, y si no quiere o no puede reconocerlo, váyase”, aseguró el doctor Oyágüez, coordinador de la UCI Pediátrica del Hospital Universitario de Burgos, vocal de la Junta Directiva de la Sociedad de Pediatría de Asturias, Cantabria, Castilla y León (SCCALP) y representante sindical por la organización CSIF.
“¿Qué por qué me metía en la boca del lobo?”, contestó el consejero, pues bien, dijo, “hay un problema con el lobo en Castilla y León, pero no con la Sanidad”, porque aquí, añadió, “nuestro modelo es universal, gratuito y de calidad, y no le puedo admitir que cedamos responsabilidad a las empresas; los 34.000 trabajadores sanitarios son públicos en centros de gestión pública, otro caso son los servicios auxiliares, como la limpieza, pero ése es otro debate”.
Negando la mayor, como también dijo Sáez Aguado, el debate de más de dos horas abordó los 10 ejes que se corresponden con la tabla reivindicativa de estas organizaciones sociales, con intervenciones de unos tres minutos por cada ponente y derecho de réplica para acabar con las preguntas del público y las conclusiones finales, tal y como explicó la representante de la plataforma salmantina, Regina Moreiro.
Así, en el primer punto, mientras el consejero no sólo defendía que ya se había recuperado el presupuesto del año 2010, sino que además “el gasto final en 2017 se incrementó en 555 millones de euros”, Oyágüez le corrigió haciendo un análisis de euros constantes, teniendo en cuenta el incremento del 11% del IPC de estos años, para concluir que “estamos 280 millones por debajo y en estos 7 años se han ido perdiendo 3.434 millones de euros, los recortes han existido, se ha reducido la capacidad asistencial y se han perdido camas y efectivos, por ejemplo, con el cierre del Hospital Divino Vallés de Burgos”.
“Si éste es el problema de los recortes, me voy bien tranquilo, se cierra un hospital porque se ha abierto otro nuevo, lo importante es que tenemos camas suficientes, y no ha desaparecido ningún servicio, y en personal, la bajada de salarios la decidió Rodríguez Zapatero, y luego Rajoy los congeló, y eso es algo que hay que agradecer a los profesionales sanitarios”, dijo el responsable de Sanidad, que no admitió ningún otro retroceso en el capítulo de personal excepto los impuestos por el Gobierno central.
Si las plataformas hablan de informes que situán entre el 10 y el 15% el empleo perdido, o de jóvenes que prefieren irse a la privada o de oposiciones que no crean plazas, sólo las consolidan, y encima “algunas acaban en los juzgados” o de contratos precarios, el consejero se muestra contundente: “No existen contratos basura en Castilla y León, destituyo a quien haga falta o presento mi dimisión si alguien me enseña un contrato por horas de un médico”.
“¿Pero de qué estamos hablando, hemos pasado de 1.740 millones en 2012 a 1.829 en 2017 en el capítulo I, hemos incorporado 480 personas en tres años que tenían un contrato eventual y hemos consolidado 7.120 plazas con oposiciones en los últimos tres años”, aclaró. De la justicia, ni una palabra.
Tampoco admitió, y llegamos al tercer punto, un retroceso en las listas de espera, ni tampoco ningún aumento en los conciertos con la privada. Se olvida de que si en 2011 había 24.000 personas en lista de espera, ahora hay 26.000, y aún así, como recordó Oyágüez, sigue habiendo “una infrautilización de instalaciones y de equipos” que se traduce en una situación “dramática para muchas personas ante un problema estructural que se mantiene en el tiempo”.
Y en este punto no le queda otra que admitir que tenemos un problema, “especialmente en Salamanca”, pese a que diga una y otra vez que Castilla y León es la cuarta comunidad con menos lista de espera de toda España, donde la tasa es de 13,43 personas por 1.000 habitantes con un tiempo medio de 104 días, y “aquí es del 11,03 y 80 días de espera”. Mal de muchos consuelo de tontos, que dirían algunos.
Para solucionarlo, parece que sí están de acuerdo. Comparten que no hay ninguna evidencia científica de que privatizar un servicio sea ni más rentable ni más eficiente, una opinión avalada también por los propios usuarios, por eso nadie nadie utiliza el decreto de garantía, que te permite operarte en una clínica privada y luego pasar la factura a Sacyl si se ha superado el tiempo establecido, y por eso también ayuntamientos y diputaciones, incluidas las de su partido, el PP, están aprobando mociones por el empoderamiento de la sanidad pública. Más camas, más médicos, más quirófanos, más dinero.
“Somos la segunda comunidad que menos concierta después de Cantabria, será mucho o será poco, pero es la realidad”, insistía el consejero, e incluso apelaba al público, “veo que algunos dicen no con la cabeza, pero es sí, sí, sí”.
Capítulo especial mereció también el medio rural, más en una comunidad con esta enorme dispersión geográfica, que no le permite al consejero de Sanidad sacar mucho pecho cuando habla de que somos los mejores en número de cartillas por cada médico, 922 frente a 1.381 de España, o que, como dice la Sociedad Española de Médicos de Familia, “somos la única comunidad que supera las recomendaciones de la Unión Europea en Atención Primaria”.
Pero la realidad es que los vecinos de las comarcas limítrofes o más alejadas, donde precisamente han proliferado las plataformas en defensa de la sanidad pública ante el desamparo que sienten en la asistencia sanitaria, reclaman “mantener a los médicos, incrementar la Enfermería y mejorar el transporte a la demanda, porque en estos casos no podemos seguir un criterio economicista, hay que poner incentivos a los profesionales en zonas de difícil cobertura, formar más MIR y convocar concursos de traslados en condiciones”, reclamó el portavoz de la Coordinadora.
Pese a que la realidad en este caso es evidente y muy, muy complicada, “con un problema territorial importante y una evidente falta de médicos, pero en toda España”, reconoció el consejero, defendió los acuerdos realizados con 8 Comunidades Autónomas para dar servicio, por ejemplo, al Valle del Tiétar en Ávila en el hospital de Talavera, o la próxima renovación de la flota de vehículos para el desplazamiento de los médicos, o el mantenimiento de los 3.665 consultorios locales.
“La gente no se va de los pueblos porque no haya servicios sanitarios”, concluyó Sáez Aguado en este punto.
Con todo, y muy cerca ya de la hora del final, “aquí hay trabajadores que también tienen que cerrar la Facultad”, aseguró el decano, no quedó mucho tiempo para las preguntas y algunos tuvieron que levantarse y tomar la palabra para hacerse oír y no desaprovechar esta ocasión única. Entre ellos, un vecino del Zurguén que le pidió su compromiso de licitar el centro de salud este año, pero no lo consiguió: “Manejo cientos o miles de contratos, no sé cómo estará este asunto, pero el año no se ha terminado”, le contestó Sáez Aguado.
O una joven que, frente a la atención universal que defendía el consejero en Castilla y León, se levantó para decir que había estado 6 meses sin cobertura sanitaria y con un gran problema de salud. “Usted miente”, le dijo.
O las trabajadoras de la limpieza del hospital, con pancartas y recriminaciones, pero que tampoco consiguieron mucho más que la defensa de la línea fría por parte del consejero, “es más garantista en seguridad y al mismo nivel en calidad”.
Dos horas intensas ante dos posturas enfrentadas y con pocos puntos de encuentro, pero con muchas ideas para la reflexión y una petición de última hora, pero irrenunciable: “Sólo voy a intervenir para decir esto, no se olviden de la formación y la investigación de los profesionales en Ciencias de la Salud”, aseguró el decano de la Facultad de Medicina, y enseguida llegaron los apretones de manos.
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