Cada tarde, a eso de las ocho, un aplauso rompe el silencio casi fantasmagórico de una ciudad en cuarentena. Podría ser cualquiera. Nunca antes había sido tan palpable la admiración y el respeto hacia una profesión siempre valorada en las encuestas con las que se mide la satisfacción de los usuarios con su sistema de salud, cuyos resultados a menudo se salvan gracias a las elevadas puntuaciones que recibe el personal por su compromiso y su buen hacer.
Sobrecoge saberles volcados en la atención de los miles de pacientes que, de repente, han llenado hasta el tope hospitales donde hasta hace poco ni siquiera se había oído hablar de una enfermedad bautizada con nombre y número, como las misiones espaciales, COVID-19.
Impresiona pensar cómo profesionales sanitarios que llevan años advirtiendo de que los recursos humanos son insuficientes para dar respuesta a la elevada demanda asistencial cotidiana deben hacer frente, de un día para otro, a una presión sin precedentes. Hacerlo, además, con los medios justos de protección y con un material que escasea al mismo ritmo que se multiplican el cansancio y las bajas en los equipos, porque de tanto aproximarse al virus, acaba asaltando.
De cómo ha sido posible gestionar este cambio radical que ha puesto patas arriba los centros hospitalarios –y todo el sistema sanitario, dicho sea de paso– ha dado unas pinceladas un médico que, en lo que llevamos de crisis, ha utilizado las redes sociales para abrir pequeñas ventanas de conocimiento, sosiego y sentido común. El doctor Miguel Marcos es internista del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca, profesor titular del Departamento de Medicina de la Universidad de Salamanca y secretario científico e investigador del IBSAL. Anoche abrió en su perfil de Twitter una pequeña rejilla desde la que descubrir el engranaje que ha permitido dar respuesta al inesperado desafío planteado por el SARS-COV-2.
A partir de un hilo que arranca con una pregunta que ronda estos días por muchas cabezas, “¿cómo están funcionando ahora los hospitales?”, el Dr. Marcos va dejando píldoras sobre lo que ha supuesto la irrupción de la epidemia en el día a día del hospital salmantino, aunque podría ser cualquiera. Relatos sencillos y tranquilizadores tras los que se esconde una tremenda complejidad organizativa y una inmensa capacidad de reciclaje y adaptación por parte del personal.
Un hospital volcado en hacer frente a la epidemia
“Hay, sobre todo, tres áreas de atención directa al coronavirus, con el resto del hospital como apoyo e intentando mantener la actividad imprescindible y urgente para pacientes no-COVID. La primera área, que recibe a los pacientes, es Urgencias, que en la mayoría de hospitales ha aumentado MUCHO su actividad y ha establecido circuitos específicos de atención para estos pacientes. Son la primera línea, y allí se decide si un paciente ingresa o no ingresa”.
El internista sigue explicando que cuando los pacientes no presentan un cuadro grave o en ausencia de neumonía “pueden irse habitualmente a su domicilio, con o sin tratamiento, según su situación y diagnóstico final”, mientras que los enfermos más graves deben ser hospitalizados “para vigilancia y tratamiento”.
Aquellos que ingresan, “pero no están tan graves como para ir a la UVI”, son trasladados a zonas específicas habilitadas para los afectados por esta infección. “Gran parte del hospital ahora mismo se ha convertido en áreas COVID, equipos COVID o unidades COVID, dedicadas en exclusiva a la atención de estos pacientes”, cuenta el médico, que en su relato hace referencia al aspecto, “cuando menos peculiar”, de los profesionales asignados a estos nuevos espacios asistenciales. Introduce un breve vídeo: “Así se viste su personal para ver a los enfermos, por las medidas de aislamiento precisas para contener la expansión del virus”.
La clave es, sostiene, “que buena parte del personal del hospital, que habitualmente está en otras plantas o en otras áreas, como quirófanos o consultas, se ha reconvertido en equipos COVID”, explica, y aprovecha para lanzar un aplauso a las plantillas de Enfermería.
“Respecto al personal médico, el enorme número de pacientes que requieren atención y las bajas que hemos sufrido de profesionales por el propio virus, que no son pocas, han obligado a conformar equipos multidisciplinares. ¿Un traumatólogo pasando planta con un internista? ¡Sí! ¿Una neumóloga y un ginecólogo atendiendo juntos a pacientes COVID? También es así. Esto ha pasado en todos los hospitales y, tras una primera fase de adaptación, el resultado está siendo muy positivo. Auténticos equipos multidisciplinares dando atención de calidad a los pacientes”, añade Miguel Marcos.
Interacción entre especialidades
Explica en su hilo que él mismo ha tenido que encargarse de parte de la coordinación de estos equipos, y reconoce que fue “un poco duro” ese primer periodo de ajustes y cambios, sobre todo porque tuvo que hacerse en plena “expansión del virus”. El resultado, sin embargo, “está siendo muy positivo, y merece la pena ver los resultados”, aunque “todavía queda mucho por hacer”.
El internista pone en valor en varias ocasiones el poder de la colaboración entre especialidades y del trabajo en equipo, así como el esfuerzo y la disposición de los profesionales para adaptarse a las nuevas exigencias y funciones, por muy alejadas que estén de su desempeño habitual.
“La tercera pata de la atención directa son las áreas de críticos. Médicos intensivistas, anestesistas y cardiólogos, fundamentalmente, se encargan de los pacientes más graves, aquellos que tienen una afectación pulmonar tan importante que requieren ayuda para respirar. También han sufrido una profunda reconversión, trabajan en equipo, y todas las posibles áreas del hospital capaces de atender pacientes COVID con un respirador se han habilitado para ello”, narra el especialista en Medicina Interna, que pone como ejemplo los cambios realizados en algunos de los espacios de Cardiología.
“No podemos olvidarnos de Farmacia, Medicina Preventiva, Prevención de Riesgos Laborales, Informática… y todo el resto de servicios clínicos y centrales del hospital, que apoyan y ayudan a las áreas de atención directa. ¿Que hace falta una nueva prueba de laboratorio? Análisis. ¿Que hace falta instalar dos ordenadores más? Informática está lista. El Servicio de Farmacia, esencial para surtir de lo necesario. Todo el hospital y todo el personal de todas las categorías preparado para responder”, continúa.
Menciona también al Servicio de Hematología del complejo asistencial de Salamanca, “puntero en muchas áreas”, al que agradece “no solo su apoyo directo en las áreas COVID, sino su ayuda logística” y respaldo “en diversos temas avanzados de investigación y distribución de fármacos, de gran importancia en esta pandemia”.
En su hilo de Twitter, el Dr. Marcos confirma que hay muchos profesionales “haciendo muchas horas extras” y que se está “trabajando a turnos como nunca se ha trabajado”; cuando acaba la labor asistencial, ya fuera del centro, continúa el esfuerzo para preparar protocolos o realizar tareas de coordinación. “Mucha gente que no está en el hospital está en teletrabajo, y todo el mundo está empujando del carro”, afirma.
“Se han conseguido cosas imposibles hace apenas un mes”
Se acuerda igualmente de la dirección del hospital, “que también está haciendo horas extra”, porque, “aunque no siempre estemos de acuerdo en todo, la realidad es que su coordinación resulta fundamental en última instancia para movilizar todos los recursos”.
Tras su pequeña aproximación al tsunami que, sin duda, ha vivido los centros sanitarios en poco tiempo, el internista confirma que el hospital salmantino “ha cambiado radicalmente en tres semanas”, un tiempo ínfimo en el que “se han conseguido cosas imposibles hace apenas un mes”. Por ello, confía en que el coronavirus “pase pronto”, pero también en que se mantengan “las cosas buenas que nos ha traído, como el compañerismo y la colaboración entre especialistas”.
No olvida “el papel clave de Atención Primaria”, porque “en los centros de salud también están dándolo todo por la salud de los ciudadanos”, y manifiesta: “Mi impresión es que hemos pasado ya la fase de subida de la curva. Queda mucho trabajo. Muchísimo. Y el agotamiento hace mella. Pero también sabemos mucho más del coronavirus y estamos más organizados. Podremos con él”.
“Te queremos en casa, no en el hospital”, recalca, dirigiéndose a los ciudadanos. Respecto a ellos, a quienes reciben el unánime aplauso de las ocho de la tarde en Salamanca y en cualquier otra ciudad del país, concluye: “Esperemos que todo esto pase pronto. Entonces podremos descansar”.
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