La Plataforma de Afectados por Hepatitis C de Salamanca (PLAFHC) está hoy “de fiesta”. Después de muchos meses de lucha y de la decepción que sintieron hace unos días, cuando el consejero de Sanidad de Castilla y León y la gerente de Atención Especializada aseguraron, sin ser cierto, que el fibroscan que reclamaban había llegado al hospital, la noticia al fin se ha convertido en realidad, y el aparato ha comenzado a funcionar esta misma mañana.
Al parecer, y según confirma la propia organización de pacientes, el equipo -que ha supuesto una inversión de 90.000 euros y que permite medir el grado de fibrosis del hígado como consecuencia de diversas patologías, entre ellas la hepatitis- llegó ayer al Complejo Asistencial Universitario de Salamanca (CAUSA), y su puesta en funcionamiento no se ha hecho esperar.
La satisfacción por el acontecimiento es evidente entre los miembros de una plataforma que desde hace muchos meses lidera la lucha por conseguir que todos los centros hospitalarios de área de Castilla y León dispongan un fibroscan para facilitar el acceso de los afectados por el virus de la hepatitis C (VHC) a los tratamientos de última generación. Y es que, como recordaron a finales de octubre los representantes del colectivo en las diferentes provincias de la región, esta prueba es esencial para determinar si los pacientes se encuentran en los estadios de daño hepático establecidos como prioritarios para ser tratados con los nuevos antivirales, concretamente, y por este orden, los que sufren fibrosis en grados F4, F3 y F2.
Hasta el momento, y al igual que ocurre en otras provincias que no disponen de este aparato, los enfermos atendidos en el CAUSA se sometían a esta prueba a través de un fibroscan itinerante que, según la PLAFHC, recalaba en Salamanca cada seis meses, aproximadamente, por lo que la lista de espera es “considerable”. Por ello, y según ha explicado la portavoz de la entidad, Esther Mate, “los primeros que van a ser atendidos serán los afectados por cirrosis y por hepatitis C”, con el fin de evaluar el daño hepático que presentan y determinar si su tratamiento con los nuevos fármacos -que consiguen negativizar el virus en muchos casos- es prioritario.
Negociación y movilización social
La satisfacción del colectivo se ha extendido, como comenta Mate, al resto de plataformas de la Comunidad e, incluso, del país, que en este tiempo han sido testigos del esfuerzo realizado para reivindicar la adquisición de un fibroscan propio para el hospital salmantino y para todos los que no disponen de este equipamiento en la región. En este sentido, la situación hasta la fecha era la siguiente, según expusieron los representantes de las PLAFH en una rueda de prensa conjunta: cuentan con fibroscan las provincias de Ávila, Burgos y Soria. También Valladolid, que dispone de un equipo, aunque la Junta tenía previsto comprar otro para trasladar el antiguo a Palencia. León cuenta con dos, uno nuevo y otro usado, que irá a parar a El Bierzo. Los complejos hospitalarios de Salamanca, Segovia y Zamora se servían de un aparato móvil, circunstancia que ahora cambia para el primero, mientras que para los dos últimos no existe ninguna previsión por el momento.
Esther Mate cree que el tropiezo que supuso el falso anuncio de la llegada del fibroscan al hospital salmantino ha contribuido en parte a hacer posible un logro que, por lo demás, ha sido fruto de una intensa movilización en la que las plataformas han utilizado la protesta en la calle, las redes sociales, el altavoz de los medios de comunicación, la recogida de firmas y la negociación “en los despachos”.
La meta, generalizar los tratamientos
Para la portavoz de PLAFHC Salamanca, se trata de una batalla ganada que no supone que la lucha cese. “Ha sido una batalla más, lo que pasa es que para Salamanca es muy importante, porque sin esa máquina ni se cumple la estrategia nacional, ni la gente accede a los tratamientos. Estaban ralentizando el proceso para que la inversión necesaria no vaya en los presupuestos. Pero esto es una guerra, y el fin último es conseguir que los enfermos accedan a los tratamientos de forma normalizada”, ha recordado Mate.
En este sentido, ha recordado que las plataformas de afectados quieren conseguir que se sustituya el plan nacional o, al menos, que se modifique, “porque cubre solo a los enfermos catalogados como F2, F3 y F4, y establece un periodo de tres años para ello”. Estas condiciones, subraya, “tienen que ser modificadas para reducir el plazo y para que todas las personas que estén enfermas puedan disponer de los nuevos tratamientos, por lo que queda mucha lucha por delante hasta alcanzar la meta”.
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