En su discurso insiste: “lo importante es el servicio”. El doctor Pedro Luis Sánchez asegura que la experiencia, el prestigio y la “importante proyección” del equipo de Cardiología de Salamanca son, en buena medida, las razones que le animaron a aceptar el reto de dirigirlo tras la jubilación de Cándido Martín Luengo. Hizo el MIR en la especialidad bajo el liderazgo del eminente cardiólogo, periodo tras el cual siguió dos años en el servicio como médico adjunto, hasta que en 2003 recibió una oferta del Hospital Clínico de Valladolid, donde trabajó tres años en la Unidad Coronaria. Cuando el doctor Fernández Avilés, responsable del servicio, se marchó al Gregorio Marañón para dirigir su equipo de Cardiología, el especialista también se trasladó al centro madrileño, donde en los últimos siete años ha dedicado buena parte de su trabajo a las cardiopatías raras y complejas. De vuelta al complejo hospitalario de su Salamanca natal, el doctor Pedro Luis Sánchez asume el desafío de capitanear el equipo de Cardiología con los bolsillos de la bata llenos de proyectos y con la intención de aportar “un granito de arena” a un servicio “muy consolidado” y con un “potencial tremendo”.

Fue por diferentes motivos, pero fundamentalmente porque el equipo de Cardiología de Salamanca es un equipo con experiencia, pero a la vez con juventud y un potencial tremendo. Y también porque había perspectivas de un hospital nuevo… Lo he identificado como una posibilidad de desarrollo profesional importante, y he venido aquí a intentar aportar un granito de arena a un servicio que ya está muy consolidado y tiene una proyección importante.
¿Qué actividad ha registrado el servicio en lo que va de año?
El volumen de actividad es tremendo. Todos los días hay seis cardiólogos dedicados a la atención de consultas externas. El servicio -y no es mérito mío, porque esto ya estaba hecho- ha entendido que el concepto es el de acercar el médico al paciente, y no al revés, y tenemos dos Consultas de Alta Resolución abiertas en Béjar y Ciudad Rodrigo -en lo que va de año han registrado 933 y 873 consultas, respectivamente-. Luego tenemos dos consultas por la tarde, una en el Clínico y otra en el Virgen de la Vega, y tres por la mañana. Hasta ahora hemos atendido más de 15.200 consultas, además de los pacientes ingresados en la planta de Cardiología (2.376). Y otros 1.226 en la Unidad de Críticos Cardiovasculares.
¿Diría que la dotación de personal y de medios en el servicio es adecuada?
Nosotros pensamos que las necesidades de personas tienen que venir después de analizar el trabajo que suponen las cosas. A veces es al revés: uno pide personal, y luego se pone a hacer las cosas. Los cardiólogos de este servicio son muy trabajadores. A veces se dice que los médicos no trabajan, pero aquí es raro que alguien venga después de las ocho y más raro todavía que se vaya a las tres, y esto es porque tenemos interés y motivación por mejorar las cosas. Yo creo que es un servicio que está bien dotado, y que tenemos que valorar las necesidades de personas según vayamos dando pasos, no antes. Igual es una filosofía que está equivocada y es mejor prever las cosas, pero de momento pensamos que la dirección del hospital nos está ayudando y que, siendo razonables y explicando las cosas, la dotación llegará.
¿Se está haciendo entonces un análisis del servicio y de sus necesidades en función de los proyectos que existen?
Exactamente, pero estamos haciendo eso con las personas que teníamos. Hemos perdido personas por jubilaciones, pero la dirección del hospital es consciente de que aquí se trabaja mucho, y nos está ayudando a que esas plazas se recuperen y no se pierdan.
En este sentido, ¿trabaja el equipo en algún nuevo proyecto para reforzar de alguna manera el servicio?
Sí, y en este sentido creo que la Gerencia y la Dirección Médica nos apoyan a la hora de impulsar iniciativas. Hemos identificado fundamentalmente dos áreas de mejora. Una es incrementar la tecnología y ponernos un poco al día en nuevas técnicas de diagnóstico y tratamiento de los pacientes, en las cuales hay una innovación tremenda y que va muy rápido. Y otra es atender lo más precozmente posible al paciente con un problema cardiaco, aunque esto ya está haciendo de forma muy precoz y el servicio lo tiene muy resuelto. Pero hay una alarma social respecto a las enfermedades cardiovasculares, y nosotros tenemos la obligación de intentar atender lo antes posible al paciente para reducir su ansiedad y, sobre todo, para identificar problemas a veces graves. Los síntomas cardiovasculares angustian a la gente, y aunque en muchos casos no presentan una enfermedad grave, en el caso de que sea así, es mucho mejor cuanto antes lo atiendas. Ahí necesitamos mucho la ayuda de Atención Primaria.
¿En qué sentido?
Cada vez más hay pacientes que han tenido un problema cardiovascular, pero que perfectamente pueden ser controlados por su médico de cabecera, mientras nosotros servimos de consultores. En ocasiones piensan que si no les atiende el cardiólogo no les va a ir bien, pero eso es un error total, porque quien mejor los conoce es su médico de cabecera, que es el que mejor entiende sus diferentes patologías, porque a veces el paciente padece un problema cardiaco, pero también ha tenido un tumor, o es diabético, o tiene insuficiencia renal… En problemas cardiovasculares crónicos que están estables y que no suponen ningún problema, nosotros tenemos que ser interconsultores.
¿Ya se están estableciendo cauces de colaboración con Atención Primaria?
Hay interés por parte de Atención Primaria y por nuestra parte. Todavía no hemos comenzado a trabajar, aunque ya hay personas en el servicio de Cardiología que están trabajando en protocolizar la atención de los pacientes cardiológicos, tanto con Atención Primaria como con el servicio de Urgencias, para ver cuál debe ser el seguimiento y establecer herramientas para que haya una relación más fluida. Pero estamos al inicio, y tenemos que ponernos a trabajar conjuntamente. Hay una declaración de intenciones, pero todavía no hay algo concreto.
Se habla a menudo de la necesaria coordinación entre niveles asistenciales, pero parece que en la práctica este objetivo en ocasiones no resulta fácil de alcanzar. ¿Es por la elevada demanda asistencial?
El servicio la ha tenido, y existen cursos de actualización, charlas y muchas iniciativas de formación continuada. Pero el establecimiento de unos protocolos de atención consensuados que, sobre todo, sean conocidos por todos los profesionales y se cumplan es algo que tenemos que intentar realizar. Esto no es un problema de Atención Primaria, todo lo contrario, su disponibilidad es muy importante. Muchas veces es un problema de que, efectivamente, la asistencia del día a día se come el tiempo. Ahí tenemos mucho margen para intentar mejorar las cosas. Nosotros necesitamos que ellos nos ayuden y nosotros les vamos a ayudar en lo que creemos más importante para ellos, que es la atención lo más rápida posible de los problemas o dudas que surjan.

Este equipo es pionero a nivel nacional en técnicas invasivas y, de hecho, esto fue una de mis mayores motivaciones: que venía a un servicio en el cual se están haciendo cosas pioneras en España en las áreas de Hemodinámica y Electrofisiología, por ejemplo, donde hay profesionales muy bien formados que enseñan a otros cardiólogos del país a utilizar técnicas novedosas. Puede parecer mentira, pero aquí se hacen cosas más novedosas, incluso, que en el Hospital Gregorio Marañón, y a veces esto no se sabe. El sevicio desarrolla procedimientos pioneros en España en cuanto a implante de dispositivos, tratamiento de arritmias, técnicas de asistencia… Tanto en Hemodinámica, como en Electrofisiología. O en Cirugía Cardiaca, un equipo dirigido por el doctor González Santos. Y ahora vamos a intentar incorporar cosas muy novedosas dirigidas a mejorar el diagnóstico y el tratamiento, aunque todavía no las podemos avanzar.
¿Será a corto plazo?
A muy corto plazo.
Y con el proyecto del nuevo hospital en mente, ¿qué perspectivas tiene el servicio?
El servicio de Cardiología recibió los planos hace tiempo, y estos planos han sido consensuados entre el servicio, la Dirección y los arquitectos. Hay modificaciones que se están discutiendo; a nosotros nos gustaría que hubiese alguna más, pero yo creo que hay una disponibilidad muy buena. Es decir, que están consensuando las cosas con nosotros.
¿En qué mejoraría el servicio si se asumen estas modificaciones y se tienen en cuenta en el proyecto?
En muchas cosas. Mejoraría la atención del paciente crítico, que tendría un área más amplia, con más camas; mejoraría la disposición técnica, porque incluso se están proyectando quirófanos híbridos, en los cuales se pueden hacer simultáneamente diferentes tratamientos quirúrgicos y percutáneos, algo que, a día de hoy, existe en muy pocos centros en el país. Existe un diseño tecnológico de procedimientos de imagen que nos pondría a la vanguardia del país. Pero como quedan muchos años, nosotros vamos a intentar ir implantando cosas, y aunque aquí hay un problema de espacio importante, nos están ayudando.
¿Desarrolla el servicio proyectos de investigación?
En el servicio se está haciendo investigación. De hecho, como hospital formamos parte del IBSAL y como servicio, estamos integrados en la Red de Investigación Cardiovascular que dirige el Instituto de Salud Carlos III, una plataforma nacional que ahora se llama RIC, y de la cual recibimos anualmente una cantidad económica para contratar investigadores. El servicio está haciendo investigación, pero también es un campo que tiene un potencial importante. Hay profesionales que publican regularmente, pero probablemente ahí tengamos también un ámbito de mejora importante.
¿Destacaría algún proyecto en este sentido?
Sí. Tenemos previsto participar en un proyecto europeo sobre terapia celular en el infarto de miocardio. Es una iniciativa que prevé implantar células madre de médula ósea a través de la arteria coronaria de los pacientes con infarto, y el hospital de Salamanca es uno de los centros que va a participar. En el estudio se van a aleatorizar cerca de 3.000 pacientes de toda Europa, y de España probablemente haya 15 centros. Es un proyecto financiado por una beca europea con 6 millones de euros, que son insuficientes y, en principio, este hospital ha mostrado su disposición a participar, aunque lógicamente tiene que pasar por el Comité Ético del hospital. En resumen, se trata de aleatorizar a pacientes que han sufrido un infarto y a los cuales se les abre la arteria para poner un stent; unos recibirán el tratamiento estándar y a otros, además del procedimiento estándar, se les pondrán células madre de su médula ósea en los primeros días después del infarto. El objetivo es ver si el paciente vive más y mejor que el que no recibe las células. Porque ya ha habido muchos estudios con células madre en los que parece que se puede recuperar una pequeña parte de la función cardiaca, pero no se sabe si al final esto contribuye o no a que un paciente viva más, que es lo importante.
¿El hospital estaría en disposición de aplicar en este momento este tipo de procedimientos?
Sí, de hecho este hospital ya ha tratado a pacientes con terapia celular. Hace 12 años fuimos el primer centro de Castilla y León en implantar células madre; las pusimos en la cirugía, con el doctor González Santos. Eran células musculoesqueléticas; las procesaba la doctora Consuelo Del Cañizo (Hematología) y las implantábamos en la cirugía. Y también hemos puesto células madre a través de la coronaria hace unos años, en un estudio coordinado desde Valladolid.
¿Los resultados son prometedores?
Los resultados están pendientes de confirmarse. Hay muchos resultados positivos, pero no acabamos de saber si se trata de un paso más o no. Necesitamos estudios que realmente nos digan que esto, al final, hace que el paciente viva más o mejor. O más y mejor. Y de eso no sabemos nada. Por eso este estudio es muy importante, porque incluye a muchos pacientes.
¿Existe algún número de pacientes participantes en el proyecto asignado al Hospital Universitario de Salamanca?
España tiene un número asignado de 500 pacientes, y luego el proyecto será competitivo, así que desde Salamanca intentaremos incluir al mayor número de pacientes que podamos, siempre y cuando el paciente tenga interés en participar.
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