Sagrada maternidad

Madres hay tantas como motivos… Solteras, casadas, jóvenes o añosas… De hijo único, de parejita, de cuatro, de seis… Madres que trabajan, madres que concilian… Madres de las madres, madres de los hijos de las hijas… Y también hay madres enfermas, madres tristes… Madres que no tienen para llegar a fin de mes, todas con historias respetables y admirables.

Y es sagrada la maternidad de aquellas mujeres que tienen hijos “nacidos del corazón”, que no del útero. Que van a encontrarlos a otros continentes, a donde llegan con un corazón grande y unas manos abiertas. Dispuestas a cuidar, a educar, a entregarse… A dar lo que son y hacer de esas criaturas algo aún mejor de lo que son ellas.

Sagrada es la de aquellas que en un primer momento no estaban preparadas para ser madres y, de entrada, incluso lo rechazan. Pero meditan y saben ver cuál es el orden real en las prioridades del ser humano y son valientes y siguen adelante…

Sagrada es la vida de aquellas que tienen dificultades para concebir, sufriendo física y psicológicamente, a veces durante años. Queriendo con locura aun antes de existir.

Incomprendidas y criticadas muchas veces.

Y sagrado, elevado a su máxima potencia, es cada minuto de la existencia de esas madres que sufren por la salud de sus criaturas dentro o fuera del útero.

Su fuerza es recordar que no hay mayor seguridad que los brazos de una madre, no hay mayor sostén que el amor. No hay mayor templanza que la seguridad de la protección constante. Decir “no te muevas de mi lado, aquí no te va a pasar nada; tenemos un cordón férreo que te protege de todo”.

Por todas las valientes madres.

Cuidémoslas, pues contienen el germen de la vida.

* La Dra. Elia Martínez Moreno es especialista en Oncología Médica en el Hospital Universitario de Fuenlabrada (Madrid)