Un hospital que se cae

Hace unos meses se denunciaban las constantes goteras por el mal estado de las bajantes y de las cubiertas de uralita, el desprendimiento de cornisas, las altas temperaturas de las habitaciones y de algunas zonas de trabajo que superan los 30° por falta de una climatización adecuada, el patético estado del mobiliario, desde camas rotas hasta aparataje obsoleto que duerme en espacios inutilizados.

Hace unos días se produjo un apagón en todas las instalaciones del hospital, por causas aún desconocidas y no explicadas, que pudo traer consecuencias trágicas, porque los grupos electrógenos de emergencia no entraron en funcionamiento en el momento preciso por falta de control y abandono.

Ante esta situación, Podemos solicitará que se habilite de forma urgente un presupuesto extraordinario para que nuestro hospital no se caiga a pedazos y se tenga que atender a los pacientes sobre escombros. La desidia y el abandono en los que el Partido Popular ha dejado al hospital de Salamanca no pueden ser tolerados por los salmantinos.

Desde Podemos instaremos para que, de forma inmediata, se resuelva esta situación tan lamentable. Mientras se invierten en conciertos privados millones de euros, a pesar del fracaso rotundo de enviar a los pacientes a operar fuera de Salamanca (ahora parece que el dinero de todos se lo darán a la Santísima Trinidad, después de dejarla sin su parte de la tarta en la anterior privatización), el hospital queda sin poder sostenerse en pie hasta la construcción del nuevo, que a este paso tardará otros diez años.

Y para desdicha aún mayor del pueblo salmantino, el PP nos recoloca como nueva gerente a una persona con antecedentes preocupantes en su anterior destino, el hospital de Toledo, donde las camas con pacientes estaban por los pasillos y con conflictos constantes con los trabajadores, en fin, lo más acertado para nuestra ciudad, que con el nombramiento del ex gerente como máximo gestor de Sacyl hace que pensemos en un duro castigo del PP a Salamanca por sus mareas blancas, que no nos perdonan.