
Sana como una manzana. Ni los estragos navideños ni el debate sobre la imputación de la Hijísima han logrado alterar mi desfibrilador, así que como tengo la tarde libre me he puesto mi chándal, los tacones y un meneo de carmín en los labios para acercarme hasta el hospital. Había pensado en pasarme por Urgencias y echarme un parlao con alguno de los parroquianos.
La sala de espera es un hervidero… Las conversaciones son de lo más interesante. Coinciden viejos amigos, conocidos o medio parientes que se reencuentran tras un largo periodo de tiempo y se ponen al día de sus vidas. Vecinas del pueblo o del barrio que despellejan y/o pasan revista a los que no están y desconocidos que aprovechan el tedio y la demora para desahogarse con una competición para ver quién gana en enfermedades y dolencias. El bullicio nada tiene que envidiar al de la cafetería de la esquina o al de un bar de la mismísima Plaza Mayor, y a no ser porque una adolescente se retuerce en una silla de ruedas con un ataque agudo de apendicitis ninguno de los presentes anteriores diría que se encuentra en un recinto hospitalario.
Algunos familiares entran y salen en busca de una caña o un café, y hasta traen pinchos y bocadillos para los que se han quedado acompañando al enfermo. “Cómetelo, anda”, se oye gritar insistentemente a un señor encorbatado. En mitad del trasiego, la mujer de al lado, blanca como la pared y ataviada con bata y zapatillas de estar en casa, no puede parar de vomitar (es lo que tiene estar pachucho), motivo que no le garantiza ni siquiera un lugar donde sentarse a esperar que le atienda el médico, si es que no se deshidrata antes, claro. Lejos de apiadarse de ella, los tertulianos la reprueban con la mirada ante cada nueva arcada, y ni les cuento cómo miran al pobre viejillo que tose tan fuerte que interrumpe su animada conversación y que les obliga a subir, si aún es posible, el tono de voz.
El cartel de Silencio, por favor es tan inefectivo como el de Prohibido fumar a las puertas de cualquier recinto hospitalario, y de vez en cuando el enérgico shshshshshshshshsh de una enfermera o de un celador apenas logra contener los decibelios un par de segundos.
¡Ay, qué buenos ratitos pasa uno en Urgencias! Bueno claro, a no ser que se esté muy malito de verdad. Sin llegar a un extremo de riesgo vital o a los casos realmente graves, lo cierto es que hay enfermos que requieren una atención inmediata y que no deberían esperar en una sala que, por momentos, más parece un bar. No estaría de más limitar el número de acompañantes por paciente (lamentablemente, la Medicina carece de remedios para estados carenciales de respeto y educación), y hasta sería conveniente crear centros intermedios (o dotar los que ya existen) para atender, principalmente se me ocurren, las urgencias traumatológicas o aquellas que claramente no van a terminar en un ingreso hospitalario.
Puede que sea una rareza mía, pero tengo la ingenua impresión de que los servicios de Urgencias se han convertido en unas consultas externas por la vía rápida (qué son tres horitas en excelente compañía, frente a semanas o meses esperando la citación). Quién abrió esta veda, eso ya no lo tengo tan claro, y ni mucho menos cómo poner fin a esta situación. Supongo que serán las pervesiones del sistema. Mientras tanto, ojalá que la próxima vez que vaya a Urgencias coincida con un partido de fútbol del siglo o con un soleado día de verano…
Recordamos que SALUD A DIARIO es un medio de comunicación que difunde información de carácter general relacionada con distintos ámbitos sociosanitarios, por lo que NO RESPONDEMOS a consultas concretas sobre casos médicos o asistenciales particulares. Las noticias que publicamos no sustituyen a la información, el diagnóstico y/o tratamiento o a las recomendaciones QUE DEBE FACILITAR UN PROFESIONAL SANITARIO ante una situación asistencial determinada.
SALUD A DIARIO se reserva el derecho de no publicar o de suprimir todos aquellos comentarios contrarios a las leyes españolas o que resulten injuriantes, así como los que vulneren el respeto a la dignidad de la persona o sean discriminatorios. No se publicarán datos de contacto privados ni serán aprobados comentarios que contengan 'spam', mensajes publicitarios o enlaces incluidos por el autor con intención comercial.
En cualquier caso, SALUD A DIARIO no se hace responsable de las opiniones vertidas por los usuarios a través de los canales de participación establecidos, y se reserva el derecho de eliminar sin previo aviso cualquier contenido generado en los espacios de participación que considere fuera de tema o inapropiados para su publicación.
* Campos obligatorios