La opacidad en la listas de espera ha sido el tema elegido por la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública en Salamanca durante la mesa redonda celebrada en el salón multiusos del Colegio de Médicos, donde los asistentes han conocido que otra forma de gestionar la asistencia es posible con el testimonio del inspector de calidad del Servicio Vasco de Salud, Juan Luis Uría.
De hecho Uría se ha venido a Salamanca con varias “primicias” informativas que dan cuenta de las ventajas de contar con unos pacientes bien informados: en los últimos seis meses de 2015 más de 30.000 vascos han accedido a través de internet a su carpeta de salud, donde no sólo pueden consultar su historial médico, sino también todas sus consultas pendientes y la fecha en la que serán atendidos. “Esto supone un 49% más que los usuarios registrados en 2014, lo que demuestra una progresión geométrica de un servicio” que es fundamental para implicar a los usuarios del sistema de salud en su correcto funcionamiento.
Pero las buenas noticias no acaban aquí. El País Vasco vive en la actualidad un proyecto de cambio innovador que la convertirá en la primera comunidad autónoma con el Sistema OSIS (Organización Sanitaria Integrada), es decir lograr una relación real y efectiva entre la Atención Primaria y la Especializada, y la enfermeras comunitarias y las especializadas, un objetivo que vienen reclamando todos los agentes implicados en la atención sanitaria.
Juan Luis Uría pone dos ejemplos de este sistema totalmente esclarecedores: las consultas no presenciales, nada menos que 64.000 durante 2015, y que consisten, por ejemplo, en que tu médico de cabecera llame en el acto por teléfono o por internet a un especialista para resolver cualquier duda o diagnóstico; o las interconsultas, “que han sido muy exitosas en lugares pequeños, como en el hospital Alto Bidasoa, al que pertenecen 3 o 4 centros de salud y se puede citar al paciente a la vez con el médico de familia y el especialista, o ambos facultativos pueden estudiar la historia clínica y resolver de forma conjunta”, según explica Uría.
“Con esto estamos consiguiendo evitar duplicidades, mejorar la eficiencia” y dar la iniciativa al médico de familia, “que es el que más sabe de tí, porque tiene algo fundamental, que es la longitunalidad, te atiende desde los 14 años y sabe cuál es tu evolución”, aclara Uría. Pero no son sólo palabras. Con este sistema se han logrado reducir entre un 27 y un 32 por ciento la asistencia a las Urgencias, entre un 25 y un 32 por ciento las consultas a los especialistas y se ha reducido un 27% el consumo de medicamentos a través de la “cancelación terapeútica”, sobre todo en personas mayores con pluri patologías que consumen una gran cantidad de pastillas al día por la falta de coordinación entre la Atención Primaria y la Especializada.
Situación en Salamanca
Una fórmula, la de Osakidetza, que, a priori, podría marcar el camino a otras comunidades. Sin embargo, según la Asociación en Defensa de la Sanidad Pública de Salamanca, “el problema de las listas de espera está aquí tan enmarañado y complejo que tenemos que buscar una solución entre todos, no sólo la gerencia del Hospital, porque la falta de información y transparencia esconde una gran dificultad que viene de lejos”, en palabras de José Generoso.
“Y no se soluciona porque el problema se niega”. Con esta frase, Esther S. Mate, de la Plataforma de la Sanidad Pública, puso de manifiesto “la necesidad de empoderar a los ciudadanos en la defensa de su sistema nacional de salud público. Es inasumible que en los consejos de salud de esta provincia no haya pacientes”.
Los datos, en este caso, avalan sus palabras. A fecha 31 de marzo, Salamanca tenía 15.119 personas esperando acudir a un especialista y otras 6.354 pendientes de cirugía, lo que supone un 74% más que a finales de 2015, “sin contar esas otras 13.000 personas que parecen haber aflorado de la caja B, y que esta Plataforma lleva meses denunciando. Esto era para que ya hubiera dimitido toda la dirección de gestión en pleno”.
Con esta panorama, la Asociación insiste en que “el paciente tiene derecho a conocer qué lugar ocupa en la lista de espera y el tiempo que van a tardar en verle”. “No es admisible que frente a la prolongación insostenible de los tiempos de espera para la primera consulta, la administración en lugar de buscar soluciones, haya optado por cerrar las agendas, dejando sin citar a los pacientes derivados desde Atención Primaria”.
Por todo ello, exigen “buscar soluciones sin demora, primero acabando con las listas cerradas y luego con total transparencia. El paciente debe tener información de inmediato del día, la hora y el médico que le va a atender”.
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