El 24 de marzo se celebra cada año el Día Mundial de la Tuberculosis para concienciar sobre las importantes consecuencias sanitarias, sociales y económicas de la tuberculosis y acelerar los esfuerzos por poner fin a la epidemia mundial de esta enfermedad.
El lema del Día Mundial de la Tuberculosis 2020 propuesto por la Organización Mundial de la Salud es Es hora de actuar con el fin de poner el acento sobre la urgencia de adoptar medidas. La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica se suma a este lema y esta demanda para acelerar el control de esta enfermedad en España que en 2018 afectó a 4.389 personas.
La tuberculosis es una enfermedad de declaración obligatoria en España. Las autoridades de salud pública de las Comunidades Autónomas notifican los casos al Centro Nacional de Epidemiología, a través de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE). Según los últimos datos publicados que corresponden a 2018, el número de casos fue de 4.389 con una tasa por cada 100.000 habitantes del 9,39%. A estos casos se deben añadir 260 casos más importados. Estos datos muestran una evolución descendente ya que el número de casos en 2017 fue de 4.573 (tasa por 100.000 habitantes del 9,43) y en 2016 de 4.934 casos.
En los 31 países de la Unión Europea y del Espacio Económico Europeo, los últimos datos oficiales de que se disponen corresponden al año 2017 y señalan 55.337 casos de tuberculosis notificados y una tasa de notificación de 10,7 por 100 000 habitantes. En 2018 enfermaron de tuberculosis en todo el mundo 10 millones de personas. “Desde 2005 estamos observando esta tendencia a la baja sostenida, tendencia similar a la mayoría de los países europeos incluso algo más positiva si nos fijamos en la tasa de notificación, sin embargo si queremos alcanzar el objetivo de acabar con la tuberculosis para 2030 como parte de la Agenda de Desarrollo Sostenible debemos acelerar nuestros esfuerzos”, explica el Dr. David de la Rosa, coordinador del Área de Tuberculosis e infecciones Respiratorias de SEPAR.
Romper la cadena de transmisión
Para SEPAR los tres ámbitos imprescindibles en los que es necesario mejorar para reducir la tuberculosis son en primer lugar romper la cadena de transmisión mediante un diagnóstico lo más precoz posible de cada caso para iniciar el tratamiento y reducir el riesgo de exposición a otros miembros de la población así como mediante el estudio de contactos de la persona enferma.
En segundo lugar, el acceso a un tratamiento antituberculosos a los afectados garantizando el abastecimiento de fármacos y el acceso a los mismos teniendo en cuenta que un tratamiento de tuberculosis dura como mínimo 6 meses. Y, en tercer lugar, incentivar la investigación con el fin de favorecer la prevención y tratamiento eficaz de la tuberculosis
Las cifras en España por Comunidades autónomas
Según las estadísticas de 2018, las comunidades autónomas con más número de casos registrados son Cataluña con 944 pacientes, Andalucía con 604, Madrid con 574 y Galicia con 529. Mientras que las que menos casos declararon fueron las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla con 8 casos cada una, La Rioja con 28, Navarra con 34 y Extremadura con 71.
Sin embargo, cuando se tiene en cuenta la tasa por 100.000 habitantes, estas posiciones se modifican y la comunidad autónoma con afectación más alta es Galicia con un 19,6%, seguida de Cantabria 13,08% (76 casos), Cataluña con una tasa de 12,56% y Baleares con 11,47% (135 casos). Las comunidades menos afectadas en términos relativos son Navarra con una tasa de 5,26%, Valencia con 6,37 % (315 casos) y Extremadura con un 6,65%.
Las cifras de la tuberculosis en el Mundo
Según informa la Organización Mundial de la Salud, la tuberculosis sigue siendo la enfermedad infecciosa más letal del mundo a pesar de ser una enfermedad prevenible y tratable. En 2018 enfermaron de tuberculosis 10 millones de personas en todo el mundo. Se calcula que cada día mueren más de 4.000 personas a causa de la tuberculosis y aproximadamente 30.000 personas contraen la enfermedad.
La incidencia de la tuberculosis en el mundo se reduce un 2% al año aproximadamente, pero esta cifra debería aumentar al 4-5% para poder alcanzar el objetivo de tuberculosis cero para 2030.
¿Qué es la tuberculosis?
La tuberculosis es una infección contagiosa causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis que casi siempre afecta a los pulmones. La infección se transmite de persona a persona a través del aire cuando un enfermo tose, estornuda o expectora y expulsa bacilos tuberculosos al aire que son inhalados por otra persona.
En muchas personas la infección puede permanecer latente (la persona está infectada pero no enferma y no contagia), pero una persona con tuberculosis activa, es decir con enfermedad, puede infectar a lo largo de un año a entre 5 y 15 personas por contacto directo. Cuando alguien desarrolla enfermedad tubercula los primeros síntomas (tos, fiebre, sudores nocturnos, pérdida de peso, etc.) pueden ser leves durante muchos meses.
Eso puede hacer que la persona tarde en buscar atención médica, con el consiguiente riesgo de transmisión, por lo que se aconseja acudir al médico en estos casos y también cuando hay tos durante más de dos semanas o si hay expectoración con sangre en cualquier momento.
Las personas infectadas con el bacilo tuberculoso tienen un riesgo de enfermar de tuberculosis a lo largo de la vida de un 5-15%. Las personas inmunodeprimidas, por ejemplo, las que padecen VIH, desnutrición o diabetes, y los consumidores de tabaco corren un riesgo muy superior de enfermar. La tuberculosis afecta principalmente a los adultos en sus años más productivos, pero cualquier persona a cualquier edad puede padecer la enfermedad.
Ejemplo de asistencia: Hospital Virgen Macarena
El Hospital Universitario Virgen Macarena dispone de una consulta especializada en la que ha diagnosticado y tratado 129 casos de tuberculosis en los últimos tres años. Para conseguir la máxima eficacia en el tratamiento de esta patología, desde el centro sanitario sevillano se realiza un abordaje multidisciplinar.
De esta manera, la consulta especializada, que depende de la Unidad de Enfermedades Infecciosas y Microbiología, colabora con servicios como Medicina Preventiva, Neumología o Atención Primaria, entre otros.
Un aspecto fundamental para la curación de esta afección bacteriana, que evite futuras transmisiones, es completar el tratamiento de principio a fin. Una terapia que se prolongan entre seis y nueve meses.
“Desde hace 9 años implementamos una herramienta de seguimiento y apoyo a los enfermos, denominado Programa de Adherencia y Control de la Tuberculosis con Tratamiento Observado”, manifiesta el doctor Ángel Domínguez, facultativo especialista de la Unidad de Enfermedades Infecciosas y Microbiología.
Este programa tiene dos funciones: facilitar el acceso universal y gratuito de los pacientes a la medicación y controlar que el paciente realiza todo el tratamiento. “Desde que constituimos el programa, más del 95% de los enfermos de tuberculosis han finalizado la terapia. La intensa colaboración que nos presta tanto la trabajadora social como el servicio de farmacia, es básica para conseguir estos resultados”, afirma el doctor Domínguez.
La investigación, fundamental
Laura Herrera y Soledad Jiménez trabajan en el Laboratorio de Micobacterias del CNM del ISCIII, que tiene como misión específica el apoyo científico técnico al Sistema Nacional de Salud en prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades infecciosas. Según explican, la globalización obliga a estar especialmente atento con este tipo de enfermedades, ya que en un mundo en el que los movimientos migratorios son frecuentes y masivos, debemos ser conscientes de lo que ocurra en cualquier punto del planeta repercutirá en nuestro entorno, haciendo que la tuberculosis sea un tema prioritario para Europa y sea considerado un importante problema de Salud Pública.
Las resistencias microbianas a los fármacos utilizados en el tratamiento dificultan el manejo de la enfermedad. De hecho, la aparición de la tuberculosis farmacorresistente representa una amenaza para los planes de control y erradicación propuestos por la OMS. Las cifran hablan por sí solas: en 2018 se estimó que más de medio millón de personas desarrollaron tuberculosis resistente a la rifampicina, el fármaco más eficaz contra la enfermedad. Además, el 78% de estos casos eran multirresistentes, ya que también presentaban resistencias al menos a la isoniazida. Herrera y Jiménez recuerdan que el 3,4% de los nuevos casos y el 18% de los previamente tratados son multirresistentes.
En Europa el problema también preocupa. En 2017, el European Centre for Disease Prevention and Control (ECDC) estimó una aparición anual de 275.000 nuevos casos, lo que se corresponde a 30 casos por cada 100.000 habitantes, y en 24.000 los fallecidos por tuberculosis en la Región Europea de la OMS. El número estimado de casos de tuberculosis resistente a rifampicina fue de 77.000, mientras que el porcentaje de tuberculosis multirresistente fue de un 18.1% para casos nuevos y de un 47.9% para casos previamente tratados.
A ello se suman los denominados casos de tuberculosis extremadamente resistentes (los llamados XDR, casos producidos por cepas multirresistentes que además presentan resistencia a quinolonas, y alguno de los fármacos inyectables). Estos casos XDR muestran una tendencia significativamente ascendente al pasar de 575 casos en 2013 a 5.591 en 2017.
Menos casos, pero falta para eliminar la enfermedad
Por su parte, el CNE se encarga de la vigilancia de la tuberculosis, realizando una labor complementaria a la del CNM y dando también servicio al Sistema Nacional de Salud. En España, cada año se notifican más de 4.000 casos a la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) del CNE (en torno a 10-11 casos por cada 100.000 habitantes). Estas cifras van descendiendo cada año, pero el ritmo de descenso no es suficiente para alcanzar los objetivos de eliminación propuestos por la OMS.
La RENAVE establece la vigilancia y notificación de la tuberculosis mediante el protocolo correspondiente (los datos se pueden consultar en este enlace). Rosa Cano, del Área de Vigilancia Epidemiológica del CNE, explica que esta labor de seguimiento “permite caracterizar a quién afecta esta enfermedad, la evolución de la incidencia y las características epidemiológicas de los casos”.
Cano señala que en España la incidencia de la enfermedad disminuye en los últimos años “con una clara tendencia descendente”, pero recuerda que su transmisión sigue produciéndose, dando lugar a su difusión en la población a través de algunos brotes: “La eliminación de la tuberculosis requiere hacer un esfuerzo de identificación y prevención de los casos de infección tuberculosa latente (ITL), en general y especialmente en poblaciones vulnerables”, añade.
En septiembre de 2018 se aprobó una resolución en la Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General de Naciones Unidas bajo el lema ‘Unidos contra la Tuberculosis. Por una respuesta conjunta’. Desde entonces se ha observado un renovado impulso y compromiso de la comunidad internacional, con el objetivo de cumplir una de las metas del Objetivo 3 de Desarrollo Sostenible, el referido a Salud y Bienestar, en la Agenda 2030: la eliminación de la tuberculosis.
España cuenta con un Plan para la Prevención y Control de la Tuberculosis, desarrollado por el Ministerio de Sanidad y aprobado en mayo de 2019. Recoge los desafíos para el control de la enfermedad que giran en torno a la detección precoz de los casos, la realización de estudios de sensibilidad a todas las cepas aisladas, la mejora en el cumplimiento del tratamiento, la realización de estudios de contactos y, en su caso, la aplicación de marcadores epidemiológicos para la detección de brotes.
Trabajo del CNM
Según explican Jiménez y Herrera, el Laboratorio de Micobacterias del CNM trabaja en la identificación y caracterización de especies del complejo tuberculoso y micobacterias no tuberculosas: “La identificación a nivel de especie es imprescindible para establecer una adecuada pauta de tratamiento, ya que existe diferente sensibilidad frente a los distintos fármacos antimicrobianos”, señalan las investigadoras.
A esta labor se suman estudios de sensibilidad lo más ampliado posible frente a los diferentes fármacos utilizados en el tratamiento de la enfermedad; se confirman resistencias previamente detectadas en otros laboratorios hospitalarios, y se hacen estudios moleculares para la detección rápida de cepas resistentes, lo que permite un ajuste temprano del tratamiento, evitando la transmisión de este tipo de cepas.
Además, el equipo de Herrera y Jiménez comprueba la actividad in vitro de nuevos compuestos suministrados por empresas farmacéuticas frente a micobacterias para el desarrollo de fármacos más activos y menos tóxicos que los actuales, que permitan acortar el tiempo de tratamiento y lograr una mayor adherencia terapéutica, con el objetivo final de mejorar las tasas de curación.
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