En Europa se producen alrededor de 350.000 muertes súbitas al año fuera del hospital, mientras que en España la cifra oscila en torno a las 30.000, lo cual representa cerca de 1.000 paros cardiacos diarios. En el 80% de los casos, estos eventos tienen lugar en el hogar de los pacientes, donde rara vez alguien conoce cómo deben practicarse las maniobras de reanimación cardiopulmonar necesarias.
La supervivencia al año de los pacientes que sufren un paro cardiaco varía de unos países a otros, con una media que apenas supera el 10%. Actualmente está demostrado que con la realización de una serie de acciones encadenadas, denominadas cadena de supervivencia, se podría duplicar o tiplicr la supervivencia. Las primeras acciones de esa cadena deben ser realizadas por los testigos presenciales. Sin embargo, la realidad es que tan solo en uno de cada cinco paros cardiacos producidos fuera del hospital algún testigo realiza maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP). De ahí la importancia de la educación a la población general.
Precisamente este es uno de los objetivos centrales de la celebración, el 16 de octubre, del Día Europeo de Concienciación del Paro Cardiaco. Bajo el lema Tus manos pueden salvar más vidas, el Consejo Español de Resucitación Cardiopulmonar (CERCP) impulsa en nuestro país esta iniciativa, con la colaboración del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Y es que mejorar el abordaje a la muerte súbita cardiaca extrahospitalaria es una prioridad por su elevada incidencia y sus dramáticas consecuencias. Las paradas cardiacas (PC) son un problema de primera magnitud para la salud pública. Por ello, el Ministerio, a través de la Estrategia Nacional de Cardiopatía Isquémica del SNS, está ultimando las recomendaciones y actuaciones necesarias para aumentar la eficacia en la atención extrahospitalaria en estos casos para reducir las muertes por esa causa. Todo ello, en coordinación con los diferentes agentes que integran la estrategia: la Administración, tanto estatal como autonómica, y las principales sociedades científicas, entre las que destaca el papel activo y el liderazgo del CERCP, además de las personas expertas implicadas en la materia. Posteriormente, la estrategia será refrendada por el pleno del Consejo Interterritorial para su aprobación.
Entre las propuestas de acción identificadas, se encuentran la de “sensibilizar a la sociedad sobre la relevancia y repercusiones de la muerte súbita cardiaca y estimular la educación sanitaria de la población en las técnicas de RCP”, cuyo conocimiento se pretende incluir “en la formación básica de todos los primeros intervinientes en emergencias” y en la enseñanza primaria, “extendiéndola a etapas educativas superiores”.
Eslabones de la cadena de supervivencia
La principal causa de paro cardiaco, generalmente de aparición repentina e inesperada en una persona que aparentemente se encuentra sana y en buen estado, es el infarto agudo de miocardio, que provoca una fibrilación ventricular, es decir, una arritmia que hace que el corazón pierda su capacidad de contraerse de forma organizada, por lo que deja de latir y de bombear sangre hacia todo el organismo. La persona que sufre un paro cardiaco y no es atendida rápidamente puede morir al cabo de unos minutos.
Según organismos internacionales, para que la supervivencia por paro cardiaco aumente, alrededor del 20% de la población debería estar formada en técnicas de resucitación cardiopulmonar, lo que en nuestro país equivale a formar a nueve millones de personas. En España, el pasado año, a través de los cursos impartidos por las diferentes sociedades que forman parte del CERCP, fueron capacitadas en resucitación cardiopulmonar unas 70.00 personas.
Los eslabones de la cadena de supervivencia son: alerta precoz a los servicios de Urgencias, comienzo de las maniobras de resucitación cardiopulmonar básica precoz, seguido de desfibrilación precoz y finalizando con el apoyo cardiovascular avanzado precoz, prestado por los servicios de Urgencias y Emergencias.
En España, los cuatro eslabones se han desarrollado de distinta forma desde el punto de vista temporal, cuantitativo y cualitativo y, paradójicamente, no se ha hecho de forma secuencial. En la década de los 90 del pasado siglo, con la implantación de los servicios de Emergencias y los Centros Coordinadores de Emergencias, se consiguió desarrollar de forma satisfactoria el primer y último eslabón. En los últimos años, con la aparición de los desfibriladores semiautomáticos se está logrando mejorar el tercer eslabón.
Sin embargo, el segundo eslabón -inicio de maniobras de RCP por los testigos- sigue siendo débil, ya que solo uno de cada cinco pacientes recibe reanimación por parte de quienes presencian el evento. Intentar mejorar la respuesta ante esta situación es uno de los objetivos del CERCP, y la educación en esta materia a los ciudadanos es un punto clave para lograrlo.
Así pues, considerando que la supervivencia de muchas víctimas que gozan, aparentemente, de buena salud depende de la RCP y de la desfibrilación precoz, y considerando que la intervención dentro de los 3 o 4 primeros minutos puede aumentar las posibilidades de supervivencia a más del 50%, si se aumentara el porcentaje de personas que aprenden e inician las medidas de RCP se podrían salvar 100.000 vidas en Europa cada año.
Decálogo de recomendaciones
1. Consideración del CERCP, en su condición de asociación que agrupa a todas las sociedades científicas y entidades públicas que, a nivel estatal, tienen entre sus objetivos la enseñanza, estudio y difusión de la RCP, como el órgano de referencia a nivel estatal en materia de RCP.
2. Elaboración, de forma conjunta entre el CERCP y las diversas administraciones públicas, de una campaña de difusión multimedia de las maniobras de RCP básica y primeros auxilios a nivel estatal.
3. Impulsar la implantación, en los centros sanitarios de los distintos niveles asistenciales, de un plan de atención a la parada cardiorrespiratoria que incluyese tanto la elaboración de un protocolo de actuación como la formación del personal sanitario.
4. Instar a los órganos de gobierno españoles a que recojan en su legislación, de forma explícita, la despenalización del uso de los desfibriladores por los ciudadanos.
5. Lograr la unificación de las distintas legislaciones autonómicas en las cuestiones relacionadas con la utilización del DEA (desfibrilador automático) por personal no sanitario. A este respecto, proponemos la modificación del Real Decreto
365/2009, de 20 de marzo, de forma que se reduzcan los requisitos necesarios para la instalación y uso de estos dispositivos, así como adecuar la carga formativa necesaria para permitir su utilización por personal no sanitario. Sería conveniente también que la ley recogiese, de forma clara y explícita, los lugares en los que sería preceptiva la existencia de un desfibrilador semiautomático.
6. Priorizar en las convocatorias públicas de investigación los estudios sobre programas de prevención y promoción de la salud en el área de las enfermedades cardiovasculares y la muerte súbita, en particular en el seno del Sistema Nacional de Salud.
7. Determinar de forma precisa la incidencia de la muerte súbita en la población. Para ello, debería apoyarse la implementación de los sistemas de registro de muerte súbita y el Registro de Muerte Súbita en el Deportista, cuya creación fue propuesta por la Comisión de Sanidad y Servicios Sociales del Senado en una moción aprobada el 17 de noviembre de 2010.
8. Fomentar la enseñanza de habilidades relacionadas con la respuesta a la situación de RCP en todos los niveles formativos, adecuando el grado de formación a las capacidades de los diferentes primeros intervinientes, haciendo una especial incidencia en las intervenciones sobre la población escolar mediante la introducción de estas técnicas en el curriculum académico, y buscando garantizar el conocimiento masivo de las técnicas de RCP básica entre los ciudadanos.
9. Mejorar la respuesta sanitaria a la cardiopatía isquémica, causa primaria de la mayoría de las PCR que se producen en el entorno extrahospitalario. Para ello es preciso: realizar protocolos de respuesta en los distintos niveles asistenciales sanitarios; mejorar los tiempos de respuesta de los servicios de transporte y asistencia sanitaria urgente; perfeccionar los servicios de telemedicina (interpretación de ECG a distancia)…
10. Promover la realización de reconocimientos médicos a las personas que vayan a iniciarse en la práctica deportiva, que deberían incluir al menos una anamnesis dirigida, una exploración física básica (que incluya palpación de pulsos periféricos, toma de presión arterial en ambos brazos y antropometría) y la realización de un ECG de superficie.
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