Más del 50% de las consultas de Atención Primaria (AP) están relacionadas con el dolor crónico no oncológico (DCNO), un fenómeno complejo en sus diferentes vertientes, que conlleva importantes consecuencias emocionales, sociales, laborales y económicas para el paciente y su entorno, y multiplica por cinco la probabilidad de utilización de los servicios sanitarios.
Los médicos de AP son, casi siempre, los primeros en diagnosticar y tratar enfermedades que causan dolor, tanto agudo como crónico, lo que les sitúa en una posición clave para abordar este problema, valorando las opciones -farmacológicas y no farmacológicas- más seguras y eficaces para sus pacientes. La evidencia disponible pone de manifiesto que una correcta valoración biopsicosocial, un plan terapéutico integral adecuado e individualizado y un manejo multidisciplinar contribuyen al alivio del dolor crónico, a la vez que mejoran los aspectos emocionales, psicológicos y funcionales asociados.
Por todo esto, las tres sociedades científicas de Medicina de Familia, a través de los doctores Juana Sánchez, coordinadora del Grupo de Dolor de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG); Alejandro Tejedor, coordinador del Grupo Nacional de Reumatología de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), y Rafael Carrascal, miembro del Grupo de Trabajo de Dolor de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), han elaborado, con el apoyo de Grünenthal Pharma, el Documento de consenso para la atención al paciente con DCNO en Atención Primaria.
Con esta iniciativa se quiere poner de manifiesto que una “apuesta clara” por la AP garantizará una atención sanitaria integral que aglutine prevención, diagnóstico correcto, tratamiento integral adecuado y rehabilitación. De esta manera “se logra la máxima calidad de vida de las personas con dolor crónico, reduciendo la intensidad del dolor y preservando la actividad social, laboral y familiar y garantizando el uso correcto de los medicamentos y otras medidas terapéuticas”. En esta dirección va el consenso para el abordaje y la atención a las personas con dolor, que coincide con la estrategia de la cronicidad del Sistema Nacional de Salud (SNS) y los planes integrales específicos de algunas comunidades autónomas, como Andalucía, Cataluña, Extremadura y Galicia.
El trabajo concluye con una serie de recomendaciones inspiradas en las necesidades y expectativas, tanto de los pacientes que sufren dolor, como de los médicos de Atención Primaria que les atienden. Entre ellas, destacan la promoción del abordaje integral de las personas con DCNO desde una perspectiva biopsicosocial; el reconocimiento del primer nivel asistencial como eje central de la asistencia a los pacientes con dolor; el fomento de la cultura de evaluación multidimensional del dolor crónico con escalas, y los cuestionarios validados que también midan la afectación psicoemocional, funcionalidad e impacto en la calidad de vida.
Asimismo, se aboga por impulsar el rol del profesional enfermero dentro de los equipos de AP, donde asuma un papel más activo en el seguimiento, evaluación de resultados, uso de escalas y formularios, promoción del autocuidado y restauración funcional. Los expertos también piden que se promueva la formación, la investigación y el aumento de la capacidad de resolución de todos los profesionales implicados en el abordaje del DCNO, así como el uso correcto de los fármacos disponibles.
El dolor crónico, un problema de salud pública a nivel mundial
Se considera dolor crónico el que está presente durante más de tres meses, de forma continuada o intermitente, más de cinco días por semana, con intensidad moderada o alta, medido según la escala validada adecuada a la situación clínica del paciente.
El DCNO es considerado un problema de salud pública a nivel mundial por ser la causa más frecuente de sufrimiento y discapacidad y tener un impacto muy negativo en la calidad de vida de las personas que lo padecen. A pesar de ello, se estima que el 80% de la población mundial con dolor moderado o intenso tiene un acceso insuficiente al tratamiento. En Europa, afecta a más de 80 millones de ciudadanos y al 50% de la población anciana. El 40% de las incapacidades laborales del continente son consecuencia del dolor crónico, que también trae consigo 500 millones de días de enfermedad al año. Su abordaje representa alrededor del 3% del PIB (Producto Interior Bruto) en la Unión Europea, lo que supone un coste cercano a los 34.000 millones de euros anuales.
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