La radiómica es una herramienta utilizada en la detección del riesgo trombótico arterial que puede dejar atrás la interpretación subjetiva de las imágenes para dar valor al análisis de los datos realizado por la inteligencia artificial. Así se ha puesto de manifiesto durante el LXV Congreso Nacional de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) y el XXXIX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH), #Hemato2023, que se ha celebrado en Sevilla, junto con el III Congreso Iberoamericano de Hematología.
El Dr. Luis Martí Bonmatí, Director del Área de Imagen Médica del Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia, se ha centrado en el análisis de las técnicas de imagen para la definición del riesgo trombótico arterial y venoso. Además, ha valorado las posibilidades de la radiómica como herramienta de diagnóstico cuantificable a partir del análisis de los datos recopilados: según ha explicado, la imagen detecta la trombosis por ecografía, tomografía computarizada y resonancia magnética. “La señal de la luz del vaso varía, la pared sufre cambios y el tejido periférico suele participar del proceso inflamatorio. La imagen detecta además los cambios de perfusión del tejido irrigado. Por tanto, la imagen es indispensable en los eventos isquémicos y muchas veces hace este diagnóstico incluso como hallazgo casual u oportunista”, ha explicado.
La radiómica permite un rápido diagnóstico y localización de la trombosis
Pero las técnicas de imagen pueden hacer mucho más, ha vaticinado el especialista de La Fe, quien asegura que “mediante la computación, a partir de imágenes de los tejidos, se pueden analizar sus propiedades y predecir su comportamiento, en un intento de estimar y describir con exactitud, veracidad y reproducibilidad los aspectos relevantes de la enfermedad”.
La radiómica representa las características de forma, tamaño, bordes, homogeneidad, textura y dinámica extraídas de la imagen como características de un órgano o lesión en su imagen. “Cuando estas propiedades se comportan como indicadores sustitutos de procesos biológicos normales, procesos patológicos o respuestas a una exposición o intervención, se conocen como biomarcadores de imagen”, ha apuntado el Dr. Martí-Bonmatí. En este ámbito, “la inteligencia artificial y las redes neuronales convolucionales permiten localizar automáticamente la trombosis y extraer sus características principales. En la trombosis, los biomarcadores de textura se asemejan a la composición tisular del trombo y predicen con fiabilidad su pronóstico”.
Documento HEMOMAS-II
Por otro lado, en el Congreso de Sevilla también se ha dado a conocer el Documento multidisciplinar de consenso en la hemorragia masiva: HEMOMAS-II. Se trata de una actualización de la versión publicada en 2015, también elaborada por expertos de las sociedades de Cuidados Intensivos, Anestesiología y Trombosis y Hemostasia.
HEMOMAS-II recoge una serie de recomendaciones sobre el manejo diagnóstico y terapéutico de los pacientes con una hemorragia masiva, elaboradas tras la revisión actualizada de la evidencia disponible y acordada mediante consenso de sus integrantes. Según el Dr. Javier Rodríguez Martorell, del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, “estas situaciones a menudo se presentan en la práctica clínica diaria. Afectan sobre todo a algunos pacientes en ciertas situaciones clínicas, como politraumatizados, posparto, cirugía cardiaca con circulación extracorpórea, trasplante hepático o hemorragia por varices esofágicas”.
Recomendaciones basadas en la evidencia
La incidencia de la hemorragia masiva es variable, y puede llegar hasta el 12 % en cirugía cardiovascular o el 30% en politraumatizados. Las hemorragias masivas se caracterizan por su intensidad y/o su rapidez y tienen una alta tasa de mortalidad, superior al 90%, si no se tratan de manera inmediata. “En este ámbito se habla de ‘la hora de oro’ para su corrección, en referencia a las medidas de soporte vital y hemodinámico y de corrección de las alteraciones hemostáticas que provocan, y que pueden llevar al paciente al fracaso multiorgánico y la muerte”.
Frente a estas situaciones límite, el Documento HEMOMAS-II aporta “recomendaciones basadas en la mejor evidencia disponible y avaladas por las sociedades científicas con mayor implicación en su manejo”. Este proyecto facilita la protocolización de actuaciones y la toma de decisiones en un entorno de emergencia crítica y, “lo que es más importante, mejora los resultados de supervivencia de los pacientes, como ya se ha demostrado previamente”, ha concluido el Dr. Rodríguez Martorell.
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