El Comité Nacional para la Prevención de Tabaquismo (CNPT), que está integrado por 35 sociedades científicas y asociaciones profesionales del ámbito sanitario, y la Organización Medica Colegial (OMC) reclaman la misma regulación para el cigarrillo electrónico que la del tabaco. En este sentido, recuerdan que aunque la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados acaba de aprobar una normativa “muy necesaria” sobre estos dispositivos, “dado el gran incremento en el consumo acaecido en los últimos años”, ésta es “deficiente” en la regulación de los espacios donde su uso está permitido, su publicidad y su fiscalidad.
El Comité Nacional para la Prevención de Tabaquismo (CNPT) -integrado por 35 sociedades científicas y asociaciones profesionales del ámbito sanitario- y la Organización Médica Colegial (OMC) han pedido hoy las mismas prohibiciones para los cigarrillos electrónicos que las establecidas para el tabaco. Además, apuntan que, a pesar de tener aspectos positivos, como la prohibición de venta a menores, “la propuesta de regulación aprobada en el Congreso es deficiente en tres aspectos fundamentales: la regulación de los espacios donde se permite su consumo; la de la promoción y publicidad y su fiscalidad (cuestión que no se aborda)”.
Este colectivo sanitario, que ha anunciado que emitirá un manifiesto que refleje el malestar de la comunidad médico-científica y buscará la adhesión de más entidades, asegura que, pese a no haberse demostrado la inocuidad del vapor que emiten estos dispositivos, su uso se ha prohibido solamente en centros docentes y sanitarios, edificios de la Administración, transporte público y parques infantiles. “Se plantea una regulación similar a la que recogía la antigua ley del tabaco del 2005, que tuvo que ser modificada en 2010 tras comprobarse las lagunas que tenía y las discriminaciones a las que daba origen, ya que dejaba desprotegidas a todas las personas que trabajan en el sector del ocio y la restauración”, recuerdan. Al igual que la de 2005, denuncian que esta nueva regulación que propone el Congreso vuelve a dejar fuera a este sector.
Adicionalmente, la ley antitabaco de 2010, “muy bien aceptada por la población, según todas las encuestas, contribuyó enormemente en la desnormalización del consumo de tabaco” en España. “Lo normal ya no era fumar en los espacios públicos cerrados, allí donde se comparte el aire que respiramos”, matizan ambas entidades, que creen que este marco legal “está teniendo un efecto educacional importante en los jóvenes, que perciben más adecuadamente la peligrosidad del consumo, contribuyendo a que muchos de ellos no empiecen a fumar”.
En este contexto, los profesionales sanitarios y las asociaciones de no fumadores consideran que permitir el uso de cigarrillos electrónicos en la hostelería “puede suponer un riesgo para los trabajadores y, por su similitud con la imagen de fumar, tener un efecto negativo en la población infantil y juvenil, al renormalizar dicha conducta”.
Otro aspecto que creen insuficiente está relacionada con la publicidad en los medios audiovisuales, “porque se prohíbe solamente en el llamado horario infantil (de 16 a 20 horas), en lugares frecuentados principalmente por menores de 18 años y en los cines cuando se proyecten películas destinadas primordialmente a menores de 18 años”. En su opinión, “la publicidad de estos nuevos dispositivos, que contienen nicotina inhalada –sustancia tremendamente adictiva y potencialmente tóxica- debería restringirse al máximo, siendo muy similar a la del tabaco, el otro producto que tenemos disponible en el mercado y que posee similares efectos”.
Por otra parte, piden igualar la fiscalidad de estos nuevos cigarrillos electrónicos a la de los tradicionales, una reivindicación que se justifica, “precisamente, por ser un nuevo producto igual de adictivo y sobre el que no existen aún estudios a largo plazo que nos muestren su falta de riesgos”. A este respecto, defienden que los impuestos y los precios altos “tienen un efecto especialmente disuasorio en la población juvenil, sector que interesa proteger especialmente, máxime cuando ya se han publicado estudios que alertan de que, en algunos países, como Estados Unidos y Corea, el cigarrillo electrónico es utilizado por parte de los jóvenes como puerta de entrada al cigarrillo tradicional”.
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