Un mundo libre de tuberculosis es posible para el año 2045 si se incrementa la voluntad política y se destinan recursos financieros a áreas prioritarias, incluyendo tratamientos para todos los afectados, especialmente para los grupos de alto riesgo, y el aumento de la investigación para desarrollar nuevas formas de diagnosticar, tratar y prevenir la enfermedad, según detalla la Comisión de The Lancet sobre la Tuberculosis en un nuevo informe.
Publicado en la revista The Lancet con motivo del Día Mundial de esta enfermedad, hoy 24 de marzo, reclama a los Gobiernos y a los grupos de financiación altruistas que cuadrupliquen la inversión mundial en investigación (cifrado en 639 millones de euros en 2016) para desarrollar tratamientos y herramientas de prevención que transformen los resultados de la tuberculosis. Así, reivindican que se podría reducir un 90 por ciento las muertes por esta enfermedad.
La tuberculosis sigue siendo la principal causa de muerte infecciosa, responsable de 1,6 millones de muertes en todo el mundo en 2017, con formas de tuberculosis resistentes a los medicamentos que amenazan los esfuerzos por controlarla en muchas partes del mundo. Además, en 2017, alrededor de una cuarta parte de la población mundial vivía con la infección de tuberculosis.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró por primera vez la tuberculosis como una crisis de salud pública en 1993, y en 2018 la primera Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas (UNHLM, por sus siglas en inglés) sobre la tuberculosis hizo de la erradicación de la enfermedad una prioridad mundial. Esto incluía metas ambiciosas para tratar a 40 millones de personas y prevenir 30 millones de nuevos casos entre 2018 y 2022.
Actualmente, más de un tercio de los casos de tuberculosis (35%) no son diagnosticados ni tratados. Los autores del estudio abogan por el acceso universal a las pruebas de susceptibilidad a los medicamentos en el momento del diagnóstico para garantizar que todos los pacientes reciban el tratamiento adecuado, incluido el acceso a un tratamiento de segunda línea para la tuberculosis farmacorresistente.
Los expertos consideran que identificar a los grupos de alto riesgo de infección de tuberculosis (incluidas las personas con VIH, las personas que viven en la misma casa que una persona con tuberculosis, los migrantes, los presos, los profesionales sanitarios y los mineros) y derivarlos a la atención sanitaria será “vital”, lo que incluye ofrecer prevención como el tratamiento de la tuberculosis latente.
Cruz Roja
En estos colectivos, destaca la intervención de ONG como Cruz Roja. Valgan los datos proporcionados desde Burgos, donde el Centro de Atención específico de Drogodependientes (CAD) realizó a lo largo del año 2018 un total de 96 pruebas de tuberculosis, cuatro de las cuales dieron resultado positivo. Del total, diez más que en el ejercicio anterior cuando se llevaron a cabo 86 pruebas, 76 se realizaron a varones y 20 a mujeres.
Una enfermedad no demasiado común pero “aún demasiado presente”, tal y como destaca el coordinador del equipo del Centro de Atención al Drogodependiente (CAD) de Cruz Roja, Carlos Domingo de la Torre, quien recuerda que “se trata de una enfermedad curable y prevenible” que, sin embargo, se ha convertido “en la enfermedad infecciosa más letal del mundo por encima del VIH”. “Solo en 2017, alrededor de 1,4 millones de personas fallecieron y unos diez millones de personas enfermaron de tuberculosis”, aseveró de la Torre.
En este Día Mundial de la Tuberculosis, Cruz Roja destaca que, aunque es una patología que se encuentra activa en todos los países del mundo, siete países acaparan el 64 por ciento de la mortalidad total: India, Indonesia, China, Filipinas, Pakistán, Nigeria y Sudáfrica, que también cuentan con dos tercios de los nuevos casos.
Según los datos aportados desde la Plataforma Salud por Derecho, a través de la ampliación del diagnóstico y del tratamiento de las personas con tuberculosis, la mortalidad ha descendido en casi un 40 por ciento entre 2000 y 2017, evitando unas 54 millones de muertes durante ese mismo periodo.
Sin embargo, existen enormes y persistentes brechas todavía. Por ejemplo, en el diagnóstico: de las 10 millones de nuevas infecciones estimadas en 2017, solo se notificaron 6,4 millones. Pese a ser el máximo histórico de nuevos casos detectados, supone que más de 3,5 millones de personas quedaron sin diagnosticar y, en consecuencia, sin tratar.
Los picos más altos de tuberculosis en España aparecieron tras la guerra civil y en los años 90. En la actualidad, hay diagnosticadas alrededor de 5.000 personas con tuberculosis en España. En Burgos, se presentaron en 2017, alrededor de una treintena de nuevos casos con una incidencia de 8 por cada 100.000 habitantes.
‘Es hora de actuar’
El lema de este año para el #DíaTuberculosia, Es hora de actuar, pone el acento sobre la urgencia de adoptar medidas para cumplir los compromisos adquiridos por los líderes mundiales: Aumentar el acceso a la prevención y el tratamiento; establecer la rendición de cuentas; garantizar financiación suficiente y sostenible; poner fin a la estigmatización y la discriminación; y promover una respuesta basada en los derechos y centrada en las personas.
Cruz Roja Española lleva más de 20 años colaborando con la detección precoz y estudio de contactos de casos de tuberculosis en personas usuarias, fundamentalmente con los colectivos de personas adictas a las que atendemos en los diferentes recursos sanitarios ambulatorios.
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