El estudio UDVIMI pone de manifiesto que los cuidados paliativos son todavía insuficientes en los últimos días de vida de los enfermos ingresados en los servicios de Medicina Interna de los hospitales españoles, tanto públicos como privados, y que en su mayoría son personas de avanzada edad.
Los servicios de Medicina Interna atienden a los pacientes con varias enfermedades o con enfermedades complejas que ingresan en los hospitales. Los especialistas en Medicina Interna atienden al mayor número de pacientes ingresados en los hospitales españoles. La mayor parte de estos pacientes son ancianos.
En el Congreso de la Sociedad Española de Medicina Interna, que se ha celebrado en Zaragoza, se presentaron los resultados del estudio UDVIMI, que recoge cómo han sido atendidos en sus últimos días de vida los pacientes que fallecieron en los servicios de Medicina Interna en los hospitales públicos y privados españoles. El estudio ha sido dirigido por los doctores Jesús Díez-Manglano y Soledad Isasi de Isasmendi, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Royo Villanova de Zaragoza. Han participado 145 hospitales españoles y 2 hospitales argentinos.
Se han recogido los datos de 1.457 pacientes fallecidos en diciembre de 2015. La edad media de los pacientes fallecidos fue de 82 años. En dos terceras partes (62%) el fallecimiento era esperable cuando el paciente ingresó en el hospital. Un 84% de los pacientes tenían algún síntoma de enfermedad avanzada, las más frecuentes la disnea (47%), el encamamiento más la mitad del tiempo de vigilia (43%), la anorexia (35%) y el dolor (28%).
La mitad de los pacientes (52%) podían ser considerados en situación terminal en el momento del ingreso, pero solo en el 32% estaba registrado en la historia clínica. De ellos un 3% de los pacientes tenían voluntades anticipadas. Un 75% de los pacientes falleció acompañado por sus familiares y un 52% en una habitación individual. Un 14% recibió cuidados psicológicos y un 13% religiosos. Sin embargo en muchos casos este dato no está recogido en la historia clínica.
Se realizó sedación paliativa a un 57,2% de los pacientes fallecidos que al ingresar estaban en situación terminal. Los síntomas refractarios más frecuentes fueron la disnea (74%) y el dolor (31%). El dolor predominó en los pacientes con cáncer y la disnea en los pacientes sin cáncer. La sedación se inició al cabo de 5 días y el fallecimiento se produjo al cabo de 7 días. En un 83% el consentimiento para la sedación lo proporcionaron los familiares o allegados. No hubo diferencias entre los hospitales públicos y privados.
La sedación en los enfermos terminales fue igual o superior al 60% en Madrid, Cantabria, Valencia, Extremadura y Canarias e inferior al 50% en Baleares, Ceuta, Euskadi, Murcia y La Rioja.
“La conclusión es que la sedación paliativa en los pacientes en situación terminal de su enfermedad es todavía insuficiente y no se registran todos los datos en la historia clínica”, tal y como señalan los doctores Jesús Díez-Manglano y Soledad Isasi de Isasmendi.
La educación, clave contra las enfermedades infecciosas
En este mismo marco del XXXVII Congreso Nacional, se celebró la mesa redonda Enfermedades Infecciosas Emergentes y Reemergentes, aquellas provocadas por un agente infeccioso identificado, capaz de causar problemas de salud pública a nivel local, regional o mundial. Se trata de seres vivos, bacterias, hongos o parásitos que se adaptan a las presiones ambientales y cambian o mutan.
“A lo largo del tiempo las bacterias se hacen resistentes a los antibióticos que se están administrando a la población, y los virus, ante una determinada mutación, empiezan a aparecer en un momento donde previamente no estaban o no causaban una determinada patología, ysurgen de nuevo al cambiar el hábitat de transmisión de la enfermedad”, explica el doctor José Manuel Ramos Rincón,médico adjunto del Servicio de Medicina Interna del Hospital General Universitario de Alicante.
Uno de los ejemplos más recientes de este tipo de enfermedades son los casos de virus como el ébola o el zika, patologías muy mediáticas que por desgracia no tienen tratamiento.“Al igual que tenemos la vacuna de la rubeola o el sarampión, tenemos que trabajar duro para intentar conseguir las vacunas del virus del Zika, del Ébola o del Dengue”, manifiesta el doctor.
Estas enfermedades tienen una distribución geográfica, algunas han tenido implicaciones en España por los viajeros que se desplazan allí o los inmigrantes que vivenen nuestro país y van a visitar a sus familias a países como Ecuador, Brasil, Argentina o Bolivia, y traen la enfermedad sin ser realmente conscientes de ello.
De ahí la importancia de la educación, que es fundamental ya que cada vez nos movemos más. “El sistema de orientación pre viaje ha mejoradoy cada vez hay más centros en las Comunidades Autónomas, por lo que crecen las posibilidades para poder informar correctamente a los viajeros”, afirma el doctor Ramos.
En este sentido, el doctor destaca principalmente dos retos de futuro, por un lado luchar por un uso racional de antibióticos para evitar la aparición de resistencias, y por otro, en relación a los virus emergentes que aparecen en un nuevo entorno, “habría que llevar a cabo medidas más preventivas a nivel ambiental de control de salud pública, donde todavía queda mucho por hacer”,añade el doctor.
Diagnóstico en las consultas españolas
El principal problema es que los elementos de diagnóstico ante estas enfermedades están limitados en muchos de los centros sanitarios, hay estrategias que se están desarrollando solamente en los hospitales de referencia de cada una de las Comunidades Autónomas. Según afirma el doctor, disponen a nivel central del Centro Nacional de Microbiología de Majadahonda (CNM) del Instituto de Salud Carlos III que, como laboratorio de referencia, siempre les da apoyo en todos los aspectos diagnósticos, “estos tienen las herramientas para apoyar a los que estamos trabajando en otros sitios donde no tenemos esa facilidad de acceso a losequipos de diagnóstico”, explica el experto.
En este sentido, el papel del médico internista es fundamental para el abordaje de estas enfermedades. Este tiene que conocer perfectamente todo el movimiento de flujos, ya que de una manera directa o indirecta le va a llegar a la consulta. “Nosotros como médicos generalistas internistas, al igual que tenemos que saber el riego cardiovascular de nuestros pacientes, también tenemos que conocer el riesgo infeccioso emergente especialmente por virus que suceden en el mundo”, concluye el doctor.
De acuerdo con ello, desde la SEMI apoyan jornadas y mesas redondas como ésta para fomentar el intercambio de conocimiento y poner en valor el papel de la Medicina Interna y de sus profesionales.
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