El estudio se ha realizado en el marco del proyecto Europeo LiverScreen coordinado por el Dr. Pere Ginès, consultor del Servicio de Hepatología del Clínic y jefe del grupo Enfermedades hepáticas crónicas: mecanismos moleculares y consecuencias clínicas del IDIBAPS, jefe de grupo del CIBEREHD y catedrático de Medicina de la Universidad de Barcelona.
La cirrosis es una de las principales causas de mortalidad en el mundo y la segunda causa de años de vida perdidos en Europa. Puede causar carcinoma hepatocelular, el tipo más frecuente de cáncer de hígado, y las dos enfermedades juntas son responsables de la muerte de dos millones de personas cada año en el mundo.
La cirrosis es produce por la acumulación de tejido fibroso en el hígado y es la consecuencia de cualquier proceso inflamatorio provocado por varios factores. A pesar de que la cirrosis causada por el virus de la hepatitis C ha disminuido gracias a los nuevos tratamientos, está creciendo mucho su prevalencia a causa de la enfermedad por hígado graso de tipo metabólico, debida a las epidemias de diabetes tipos 2 y obesidad.
Identificar precozmente el riesgo de cirrosis
“Es una enfermedad que se desarrolla muy lentamente y no produce síntomas, de forma que muy a menudo cuando se diagnostica está en una fase muy avanzada y en la que las posibilidades de tratamiento son muy limitadas”, explica Pere Ginès. “Poder identificar de forma temprana qué personas están en riesgo de tener una fibrosis progresiva en el hígado permitiría poder aplicar cambios en el estilo de vida de las personas o realizar tratamientos para prevenir el desarrollo de la cirrosis”, añade.
Hasta ahora, las técnicas no invasivas o las calculadoras de riesgo basadas en analíticas tenían ciertas limitaciones. Había una necesidad médica no cubierta para disponer de herramientas sencillas basadas en variables clínicas o de laboratorio para identificar a las personas en riesgo de fibrosis hepática.
Predecir con mayor fiabilidad
El estudio publicado en The Lancet, realizado en el marco de un consorcio internacional, primero se centró en el desarrollo de un índice de riesgo. Para hacerlo los investigadores se basaron en los datos de 6.400 personas sin enfermedad hepática conocida, pero que después de una prueba de elastografia hepática, que permite determinar la rigidez del hígado, se vio que algunas de ellas tenían fibrosis hepática. Este índice de riesgo después se validó en un grupo de 8.369 personas de la población general y su valor pronóstico se determinó en una cohorte de más de 416.000 participantes sin enfermedad hepática y con un seguimiento de 12 años.
©LiverRisk, la calculadora de riesgo de enfermedades hepáticas
El índice, denominado ©LiverRisk, está basado en ocho variables: edad, género y seis variables estándares de laboratorio que se pueden determinar en cualquier laboratorio del mundo. Permite hacer una predicción de la aparición de fibrosis hepática y de cuál es la situación de normalidad o de anormalidad del hígado de una persona y también prever la posibilidad de aparición de complicaciones a largo plazo. “De este modo se puede prever la posibilidad que una persona tenga una cirrosis a largo plazo y acabe desarrollando cáncer o muriendo por la enfermedad”, apunta el doctor Ginès.
“La aplicabilidad es parecida a la de los factores de riesgo cardiovascular que existen desde hace muchos años y que predicen si una persona tiene un riesgo de tener un infarto de miocardio”, señala el doctor Ginès. “En este caso sería parecido, pero determinando el riesgo de una enfermedad hepática grave. Y esto es importante, porque podrá tener aplicabilidad en cuanto a diagnosticar de manera precoz estas enfermedades y hacer un tratamiento antes de que los pacientes desarrollen una cirrosis; por tanto, la aplicabilidad es muy importante en una área en la que hasta ahora no había ninguna posibilidad de diagnóstico precoz”, concluye.
Artículo de referencia: Development, validation, and prognostic evaluation of a risk score for long-term liver-related outcomes in the general population: a multicohort study
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