La producción de anticuerpos tras la vacunación contra covid-19 depende de la vacuna recibida, del número de dosis, de si la persona se infectó por SARS-CoV-2 y desarrolló síntomas, así como de sus hábitos de vida y de su estado de salud, según un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y realizado con el apoyo de la Fundación Privada Daniel Bravo Andreu (FPDBA).
Los resultados también sugieren que la vacuna de Moderna puede ser mejor opción para las personas que se prevé respondan peor a la vacunación, así como para hacer frente a variantes que escapan a la inmunidad, como ómicron.
Los ensayos clínicos de las vacunas de ARNm de Pfizer-BioNTech y Moderna se llevaron a cabo en individuos que no habían sido previamente diagnosticados con covid-19, y en un momento en el que todavía no circulaban las diferentes variantes de preocupación. “Sabemos que la respuesta a la vacuna puede verse afectada por factores individuales, como la exposición previa al virus, el estilo de vida o la edad, y que esto podría determinar a su vez el nivel de protección frente a las nuevas variantes virales”, afirma Carlota Dobaño, autora sénior del estudio junto con Alberto García-Basteiro.
Desde el inicio de la pandemia, ella y sus colegas han seguido de cerca una cohorte de trabajadores sanitarios del Hospital Clínic de Barcelona. “La ventaja de nuestra cohorte es que tenemos datos detallados sobre su demografía, estilo de vida e historia clínica, incluyendo sus niveles de anticuerpos al SARS-Cov-2 y a los coronavirus del resfriado común”, dice García Basteiro.
En este estudio, el equipo de investigación estudió el impacto de las infecciones previas por SARS-CoV-2, así como el de otros factores como la edad, el estado de salud o el consumo de tabaco, sobre la respuesta a la vacuna, más concretamente, sobre el tipo y niveles de anticuerpos producidos en respuesta a las vacunas de Pfizer-BioNTech o de Moderna. Midieron los niveles de IgA, IgG e IgM contra la proteína Spike del SARS-CoV-2 original y de las variantes alfa, beta y gamma, en una cohorte de 578 trabajadores sanitarios.
Las diferencias
Encontraron que la vacunación induce niveles robustos de anticuerpos IgA e IgG contra la proteína Spike de todas las variantes, aunque la respuesta fue bastante heterogénea. Los anticuerpos neutralizantes fueron más elevados en los individuos que habían sido infectados previamente (especialmente si desarrollaron síntomas), así como en los que recibieron la vacuna Moderna y en los que tuvieron más efectos adversos tras la vacunación.
Por el contrario, el tabaquismo y las enfermedades crónicas se asociaron a una menor capacidad de neutralización y a niveles de anticuerpos más bajos. La edad y el sexo no se asociaron significativamente con los niveles de IgG en las y los participantes del estudio. Entre las personas totalmente vacunadas, el 6% se infectó a lo largo de los siguientes 189 días. Se detectaron anticuerpos hasta un año después en el 90% de los individuos infectados pero no vacunados. No se documentaron reinfecciones en este grupo, aunque no se pueden descartar.
“Nuestros datos confirman que una dosis única en individuos previamente infectados y sanos puede ser suficiente como vacunación primaria”, afirma Gemma Moncunill, primera autora del estudio. “Sin embargo, nuestros resultados también sugieren que una segunda dosis puede ser necesaria en aquellas personas infectadas pero que no tuvieron síntomas, que fuman o que tienen enfermedades crónicas”, añade.
Además, la pauta completa puede ser importante para mantener las respuestas a lo largo del tiempo y mantener efectividad contra las nuevas variantes virales, dicen los autores. Por otra parte, dada su mayor inmunogenicidad, la vacuna Moderna podría ser la mejor opción para las personas que se prevé respondan peor a la vacunación y para hacer frente a variantes que escapan a la inmunidad, como la ómicron. El estudio también recibió apoyo de EIT-Health.
Referencia:
Gemma Moncunill, Ruth Aguilar, Marta Ribes et al. Determinants of early antibody responses to COVID-19 mRNA vaccines in a cohort of exposed and naïve healthcare workers. EBioMedicine 2022;75: 103805. https://doi.org/10.1016/j.ebiom.2021.103805
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