Rinoplastia es el término que define la cirugía del cambio de la forma de la nariz, a medio camino entre el arte y la ciencia. Los cambios en el aspecto facial siempre generan incertidumbre en los pacientes. La nariz ocupa el centro de la cara e influye en su apariencia y personalidad. A veces, por su forma o volumen, influye tanto que camufla otros elementos faciales.
En estos casos, el objetivo de la rinoplastia es precisamente quitarle protagonismo a la nariz para que puedan resaltar unos ojos o unos labios bonitos.
Tampoco podemos olvidar que la función principal de la nariz no es la de apoyar las gafas, sino la de permitir la entrada de aire a los pulmones: la respiración nasal previene infecciones, ya que acondiciona el aire calentándolo y humidificándolo.
En la valoración inicial del paciente observaremos si la ventilación se produce de forma fluida o si existe alguna dificultad por unos orificios demasiado estrechos o un tabique desviado. Este detalle es fundamental para el éxito de la cirugía.
También atenderemos su aspecto estético, y nos fijaremos en si la pirámide nasal está desviada, la punta caída o si el dorso es prominente.
El día de la cirugía
La intervención suele hacerse con anestesia general y con incisiones invisibles por dentro de la mucosa. La cirugía dura entre una y dos horas y se siguen casi sistemáticamente cuatro pasos: corregir la desviación del tabique, el exceso de dorso, definir la punta y alinear las paredes laterales.
El posoperatorio
Al terminar la intervención, se coloca un taponamiento que se debe llevar 48 horas y una férula de yeso durante 10 días. Pueden salir moratones alrededor de los ojos, pero el paciente no suele quejarse de dolor, sí de molestias por el taponamiento, pero fácilmente controlables con analgésicos habituales.
Durante la primera semana se recomienda reposo relativo. Puede hacerse vida normal al quitar la escayola y ejercicio físico a las tres semanas. Se deben evitar deportes de contacto durante los primeros meses o usar protecciones especiales.
Resultados
El resultado ya es visible desde el primer día, aunque tendremos que esperar entre tres y seis meses para que baje la inflamación y ver el definitivo.
La técnica de la rinoplastia también ha evolucionado en estos últimos años: no solo perseguimos una forma armoniosa, sino que remodelamos su esqueleto para conseguir una estructura funcional y dinámica. Se ha avanzado desde las técnicas de reducción, de moda en los años sesenta y setenta, hasta las actuales de remodelación-reconstrucción conjugando dimensiones, ángulos y distancias para adaptarla a la idiosincrasia de cada paciente.
* El doctor Javier Mestre Feliu es cirujano plástico y miembro de Saluspot
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