Hace poco más de una semana que tuvo lugar el examen MIR que da acceso a la formación especializada a miles de médicos recién graduados. Cada año por estas fechas recuerdo cuando era yo quien se preparaba para aquella prueba. Y me imagino a los estudiantes que se enfrentan a ella por primera vez.
Con sus nervios y sus ojeras tras meses de incesante estudio. Con preocupación y con esperanza. Piensan que es el final de un largo camino. No tardarán en descubrir que es solo el principio.
Todavía llevo pocos años en mi profesión, pero ya me voy dando cuenta “de qué va esto” de la Medicina. Atrás quedaron las largas noches de estudio, memorizando datos, la mayoría de los cuales nunca necesitaré. Atrás quedaron también aquellas montañas de apuntes subrayados con tres colores diferentes. Decir en voz alta el tema una y otra vez. Repetir y repetir modelos de exámenes tipo test…
Empezar a ejercer supone un cambio en la forma de estudiar, de pensar y de enfrentarse a la realidad. A una realidad que no siempre es como la habíamos imaginado durante la carrera.
Empezar a ejercer es también comenzar una inevitable colección de miradas que te acompañará toda la vida. De miradas de dolor, súplica y sufrimiento. De caras de pacientes y familiares al recibir malas noticias.
Empezar a ejercer de médico es aprender a convivir con tus propias dudas, miedos e inseguridades. Es aprender a tomar decisiones y, lo más difícil, a aceptar tus propios límites y errores.
Afortunadamente, no estamos solos. Por mucho que se empeñen en la Universidad en convencernos de que la Medicina es una carrera muy competitiva, estamos rodeados de compañeros con los que compartir, no solo las historias clínicas de los pacientes, sino también esos momentos difíciles.
A los nuevos residentes les deseo mucha suerte con su elección, y les recomiendo que sean humildes, que piensen siempre en el bien del paciente y que estudien, pero sin volverse locos. Un compañero a punto de jubilarse me dio un consejo una vez: “Ten aficiones, porque la Medicina es insaciable. No importa el tiempo que le dediques, siempre te pedirá más”.
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