La Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública reunió, en plena calima veraniega y en plenas vacaciones, a un importante número de personas nada menos que en Salamanca, ciudad poco proclive a la reivindicación. Esta concentración es la punta de iceberg que tiene detrás un gran descontento. La gente empieza a comprender el resultado de la presión a la que se está sometiendo a la Sanidad pública y la repercusión en su atención sanitaria.
Se dice que se cierran plantas de hospital porque no hay demanda en la ciudad, pero la realidad es tozuda y demuestra lo contrario. Los pacientes siguen ahí, están en espera, sea para Urgencias, para Cirugía, para consultas, para pruebas…
No es que no haya demanda, es que no hay personal. Por cada día que se cierra se ahorra un dinero, y ese es el único objetivo. Por otra parte, si la población no está en la ciudad es que está en los pueblos, en gran parte, pero allí tampoco se refuerza al personal de Atención Primaria, sino que no se sustituye y se doblan cupos. No es que no pueda hacerse, pero se estira y se estira…
Se puede seguir estirando la malla, pero acaba por romperse. El río baja revuelto. La gente empieza a hablar en voz alta. No ese tipo de gente que protesta por todo y que solo quiere sacar provecho propio y caiga quien caiga, no. Me refiero a la gente castellana, tan sobria, tan contenida.
En este río revuelto va a pescar gente de todo tipo. He escuchado a representantes del partido Ciudadanos decir que como está todo tan mal, es momento de cambiar el modelo. Así, Ciudadanos se manifiesta como un vocero más del modelo que inauguró el Partido Popular en 1997, cuando empezó metiendo formas de gestión privada que siguen minando el modelo de una Sanidad de todos y para todos. Se las llamó nuevas formas de gestión, igual que Ciudadanos viene como partido nuevo.
Hay que desconfiar de la palabra nuevo cuando se usa para ocultar ideas tan viejas como el mundo: acumular la riqueza en pocas manos. En el caso de la Sanidad, transformando un derecho en un bien de consumo en manos de empresas. En eso consiste el cambio de modelo.
En este río revuelto también pesca gente que, por sus motivos particulares, quiere hacer caer a determinados directivos. Pesca también quien agarra una pancarta para justificar su statu quo. Pescan quienes hacen competencia, no siempre leal, a la Sanidad pública desde la privada.
Pero, con todo ello, la concentración es muy significativa y deberían prestar atención a la masa de hielo que hay debajo, una masa que no va a dejarse quitar la Sanidad. Se lleva intentando romper el modelo al menos desde 1991, y todavía no lo han conseguido del todo. No nos hemos dejado.
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