La región europea de la OMS ha publicado un libro, ‘Building Primary Care in a changing Europe’. En este estudio riguroso, respaldado por las instituciones de mayor prestigio y elaborado por autores reconocidos, se evalúan exhaustivamente los cuidados de primer nivel en los países europeos.
Siguiendo el método de evaluación de calidad, analiza las tres dimensiones clásicas:
La Estructura: sistema de administración de la Atención Primaria (AP); su situación económica y el desarrollo profesional de los trabajadores.
El Proceso: incluye la accesibilidad a los servicios, la cartera de servicios y su calidad, la continuidad y la coordinación de los servicios ofrecidos.
Los Resultados: aquí analiza la eficiencia, la calidad y la equidad de la AP.
Aunque España no está en el primer puesto en ninguno de estos parámetros, en conjunto está entre los tres primeros en todos ellos, destacando en la accesibilidad, la organización del sistema y la competencia profesional de sus trabajadores y en los resultados en equidad.
Cabría mejorar en coordinación y en continuidad de ciudados, posiblemente.
Que la AP en España es ejemplo para otros y está en lo alto ya lo sabemos, y la población también, pues, a pesar de todo lo que ha caído, sigue con alto grado de satisfacción.
Pero cuando en el estudio de la OMS se habla de una Europa cambiante, pienso que se está refiriendo, entre otras muchas cosas, al movimiento de personas que llegan a los países para trabajar y a los que hay que dar cabida en el sistema sanitario. El interés por el desarrollo de la AP en ciertos países puede ir en esta dirección, viendo en ella una solución para dar el mínimo de atención básica a determinadas poblaciones.
Si esto fuera así, se estaría desvirtuando por completo la propia esencia de la AP, que no puede quedarse en ella misma, no es nunca un compartimento estanco porque es, además, la puerta de entrada al total de los servicios, y es ésta la clave del éxito en términos de salud y de eficiencia del conjunto del sistema y la base de la equidad.
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