Esta colaboración consiste en pagar con dinero público una prestación sanitaria realizada por un hospital, servicio o profesional privado, también ceder la gestión de hospitales públicos a compañías o corporaciones con intereses empresariales en el sector.
Los números no engañan. Según el Catálogo Nacional de Hospitales del Ministerio de Sanidad, en el año 2018, de 799 hospitales existentes en España, 451 son hospitales privados, lo que representa el 57%, con 51.332 camas (33% del total). Al mismo tiempo que la Sanidad pública pierde camas, la Sanidad privada las aumenta (casi 5.000 en los últimos años).
“Es necesario aprovechar todos los recursos que existen para prestar una asistencia sanitaria adecuada a la ciudadanía”, indica la Fundación IDIS, lobby del sector sanitario privado. La primera parte del plan está concluida. Han debilitado la Sanidad pública derivando dinero público al sector privado, reduciendo las plantillas, reduciendo camas, dejando caer los hospitales por falta de mantenimiento, con tecnologías obsoletas que se renuevan gracias a donaciones filantrópicas y con listas de espera inasumibles para las personas, cada vez más descontentas.
Las pólizas de las aseguradoras del sector sanitario se han disparado (un millón más desde 2013, alcanzando los 11,5 millones de pólizas); quien puede pagárselo, se paga un seguro privado. Para paliar las demoras quirúrgicas se derivan pacientes a clínicas privadas o se realizan conciertos con las mismas para la realización de pruebas diagnósticas, todo pagado con dinero público que se detrae de los presupuestos sanitarios. El negocio está servido.
Cuanta más capacidad tenga el sector privado, más indispensable se hará. A medida que va tomando fuerza, más débil será la Sanidad pública, que verá mermada su financiación con consecuencias catastróficas para la población. Pretenden una depredación de nuestra Sanidad para conseguir que la viabilidad del sistema sanitario público esté seriamente comprometido y sea la Sanidad privada su única tabla de salvación.
Si nuestra Sanidad no hubiera sufrido los recortes ni se hubiera derivado presupuesto a la Sanidad privada, ésta no sería necesaria. La accesibilidad sería fluida, sin esperas. La equidad estaría garantizada, con una atención digna y de calidad. Vamos a escuchar cada vez más estas expresiones de “colaboración público-privada” .No son más que la privatización y la depredación de nuestra Sanidad. Estemos atentos. Por el momento, quienes defendemos la Sanidad pública estamos perdiendo la batalla.
Nuestro Sistema Público de Salud tiene que ser suficiente para prestar la atención sanitaria requerida por la población. Es necesario invertir en plantillas de profesionales, en infraestructuras y en equipamientos para poder eliminar las injustas listas de espera.
¿Por qué todo esto me recuerda a la enseñanza pública?
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