Esto hace que cada día sea mayor el número de médicos que aconsejen la intervención. La mamoplastia de reducción consiste en una reducción del tamaño de los senos, así como la restauración del contorno corporal, pues la mayoría de estos senos grandes, por acción de la gravedad, tienen un cierto descolgamiento (ptosis), lo que obliga a la reubicación de los mismos y del complejo areola-pezón. La finalidad, por tanto, de la intervención es la de proporcionar a la mujer unos pechos más esbeltos y con un tamaño más acorde con el resto de su cuerpo.
La reducción de mamas se realiza generalmente para aliviar un problema físico, más que por motivos puramente estéticos. Muchas mujeres que se someten a esta intervención están preocupadas por el excesivo volumen de su pecho, que interfiere con muchas actividades y causa molestias físicas. En la mayoría de los casos se espera hasta que el pecho se haya desarrollado completamente (generalmente por encima de los 18 años). Este procedimiento no está recomendado en mujeres que pretendan amamantar a sus futuros hijos.
La intervención, que dura entre tres y cuatro horas, consiste en la extirpación del exceso de piel, grasa y tejido mamario y, con el resto de tejidos, formar una nueva mama, recolocando el complejo areola-pezón en su nueva posición, por lo que el resultado final va a depender no sólo del cirujano, sino también de las características de las mamas en cuestión: tamaño y forma, tipo de piel…
Este tipo de mamoplastia requiere grandes incisiones y, por consiguiente, dejan como secuelas grandes cicatrices. Dependiendo del tamaño y ancho del seno, se usará una determinada técnica, pero generalmente las incisiones tienen forma de ancla, que se localiza alrededor de la areola, desciende de manera vertical para continuar a largo del pliegue submamario. Cuanto mayor y más caída esté la mama, mayor será la cicatriz. No obstante, actualmente se están empleando técnicas, sobre todo para aquellos casos de mamas no muy grandes, que reducen considerablemente el tamaño de la cicatriz.
Tal intervención se realiza siempre bajo anestesia general, debiendo de permanecer hospitalizada, dependiendo del contenido de los drenajes, entre 48 y 72 horas. La cirugía suele durar de tres a cuatro horas, dependiendo de las mamas.
A los pocos días de la intervención se suelen retirar los vendajes y sustituir por un sujetador ortopédico que la mujer deberá usar de forma continuada durante unos meses, con la doble finalidad de ayudar a la remodelación de la nueva mama y a la mejoría de la calidad de las cicatrices. Es frecuente que existan equímosis (cardenales) y cierta hinchazón en el período posoperatorio. En algunos casos puede haber una reducción o pérdida de sensibilidad en una o ambas areolas, que habitualmente se recupera con el paso del tiempo.
El tamaño de las incisiones y, por consiguiente, de las cicatrices, es proporcional al tamaño de los senos, pero en general, tras una mamoplastia de reducción quedan unas cicatrices alrededor de las areolas y en el polo inferior de la mama y, en el caso de que esta sea muy grande, en el surco submamario. Tales cicatrices, disimulables bajo el sujetador o el bikini, en los primeros meses son bastante visibles, pero mejoran mucho con el tiempo.
En la mayoría de los casos, a excepción de aquellos en los que no sea necesario cortar las areolas, no es posible la lactación tras esta cirugía.
La mamoplastia de reducción es una cirugía muy frecuente que mejora notablemente la calidad de vida de la paciente intervenida, siendo su periodo de recuperación de 20 días, cuando ya se han retirado los puntos y los más molestos son los tres primeros días posoperatorios, no por el dolor, porque la cirugía no produce dolor, dado que las mamas están protegidas por un sujetador ortopédico que impide cualquier movimiento indeseable; por eso las molestias posoperatorias más frecuentes son dolores de espalda, al tener que dormir semisentada y no poderse poner de lado. El resultado final de la cirugía cuando termina todo el periodo de cicatrización son seis meses, que es cuando las cicatrices no son tan visibles.
* El doctor Enrique Sánchez Clavero es cirujano plástico y miembro de Saluspot
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