Todavía queda verano, y el sol sigue siendo el aliado perfecto para las vacaciones al aire libre; pero siempre con precaución. Hay que seguir ciertas pautas, elegir la crema protectora adecuada y tener mucho cuidado con la fotosensbilidad.
En estos meses, las horas de luz solar son más prolongadas, las temperaturas comienzan a ascender y la exposición al sol se hace más frecuente. ¿Sabes cómo proteger tu piel del sol? Además de cuando te expones directamente a él, debes tener en cuenta que es recomendable que tu crema facial diaria incluya un factor de protección.
Además, la Asociación para el Autocuidado de la Salud te recomienda:
NO tomar el sol entre las 12 de la mañana y las 4 de la tarde.
NO llevar ropa que deje zonas amplias de la piel al descubierto.
NO utilizar perfumes y lociones con alcohol, ya que favorecen la irritación de la piel.
SÍ aplicar el protector solar media hora antes de exponerse al sol y renovarlo cada dos horas o después de cada baño.
SÍ utilizar protectores labiales para evitar quemaduras, deshidratación y sequedad.
SÍ hidratar la piel después de tomar el sol y beber líquidos para reponer las pérdidas de agua y sales minerales.
SÍ utilizar gafas de sol homologadas, incluso en niños, con suficientes garantías de calidad y seguridad.
¿Sabes qué protector solar es el más adecuado a tu piel y cómo aplicarlo?
La luz solar incorpora radiaciones infrarrojas (IR) y ultravioletas (UV). Estas últimas son las que provocan las quemaduras y las lesiones en la piel. Por eso debemos protegernos de ellas de la forma más adecuada. ¿Cómo? Con un protector que tenga un factor de protección solar (FPS) adecuado a nuestro tipo de piel. ¿Sabes cuál es el tuyo?
Para elegir el FPS más adecuado para nuestra piel, tenemos que saber cuál es nuestro fototipo. Existen seis diferentes clasificados en función del color de piel, cabello y ojos. Son estos:
-Fototipo I: Piel blanca-lechosa con propensión a quemaduras intensas. No soporta más de 10 minutos de exposición al sol sin protección. Se aconseja un FPS de 50 o más.
-Fototipo II: Piel clara que se quema fácilmente. Se recomienda un FPS de 50 o más.
-Fototipo III: Piel de las razas caucásicas (europeas) que se quema con moderación. Se recomienda un FPS de entre 30 y 50.
-Fototipo IV: Piel ligeramente oscura (razas mediterráneas). Se quema moderada o mínimamente. Se recomienda un FPS de entre 15 y 20.
-Fototipo V: Piel típica de las personas amerindias e hispanas. Rara vez se quema. Se aconseja un FPS de 10.
-Fototipo VI: Piel de las personas de raza negra. No se quema y requieren una protección mínima.
No olvides que la intensidad de las radiaciones ultravioletas procedente de la luz solar puede verse afectada por distintos factores: en las zonas de montaña los efectos nocivos de las radiaciones UV se ven potenciados. También debemos tener cuidado con la incidencia de la luz sobre la arena, el agua o la nieve, que producen un efecto de rebote. Y no debemos olvidar que incluso en los días nublados, entre el 80 y el 90 por ciento de los rayos ultravioletas siguen traspasando las nubes.
Tenemos que tener especial cuidado con los grupos de población más sensibles a los efectos nocivos del sol como son los niños, las embarazadas y los ancianos. Estas personas deben extremar las precauciones pues su piel es más sensible al daño. Sobre todo en el caso de los niños, ya que la piel tiene memoria: desde que nacemos acumula los efectos producidos en ella por las radiaciones solares y, a partir de un determinado umbral, pueden llegar a aparecer problemas como el fotoenvejecimiento o incluso el cáncer de piel.
En definitiva, no se trata de tener miedo al sol, sino simplemente de respetar el sentido común y no cometer excesos que puedan provocarnos un disgusto.
¿Qué es la fotosensibilidad?
La fotosensibilidad es una respuesta anormal de nuestro organismo a la luz, normalmente a la luz del sol, que se manifiesta minutos, horas o días después de la exposición y puede permanecer durante un tiempo variable. La reacción de fotosensibilidad suele manifestarse a través de una reacción alérgica en la piel parecida a la de una quemadura solar, que suele producir enrojecimiento, eccema, picor y quemazón en la zona afectada.
Existen medicamentos, tanto orales como aplicados directamente sobre la piel, que pueden producir fotosensibilidad. En el envase de los medicamentos que pueden producir esta reacción se incluye el pictograma de fotosensibilidad.
Además, en el apartado “Tenga especial cuidado con” del prospecto del medicamento se amplía la información sobre esta reacción.
Es importante tener en cuenta esta posibilidad, ya que, si estamos tomando un medicamento que puede producir fotosensibilidad, no debemos exponernos al sol ni a lámparas de rayos UV.
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