Se calcula que hasta un 50% de pacientes con asma no están bien controlados, en unos casos por la existencia de factores agravantes y a la coexistencia de otras enfermedades, tales como tabaquismo, alergias o la obesidad; y en otros, debido a la gravedad intrínseca del asma. De los más 300 millones de asmáticos en todo el mundo, un 5% es resistente a los medicamentos actuales.
En este sentido, dentro de los nuevos tratamientos desarrollados para combatir el asma, las opciones más eficaces y prometedoras son las terapias biológicas. “Estas alternativas constan en tratamientos derivados de organismos vivos que están dirigidos a dianas moleculares específicas. Las terapias biológicas emergen como una solución relevante para los casos de resistencia a los fármacos actuales”, explica la doctora Eva Martínez Moragón, neumóloga y miembro del área de asma de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
El asma y la terapia biológica se trató en el simposium Tratamiento del asma: la terapia biológica en el marco de actividades científicas del 49º Congreso Nacional de SEPAR, que se celebró entre los días 10 y 13 de junio en Granada. “Cabe destacar que el empleo de estos fármacos biológicos está limitado a un tipo de pacientes con asma grave que sufren exacerbaciones frecuentes y que tienen un fenotipo claramente definido”, añade la neumóloga.
En las últimas décadas, se han desarrollado diferentes fármacos biológicos centrados en varias dianas terapéuticas. Estos están mostrando resultados terapéuticos muy esperanzadores en pacientes con asma grave no controlada. En España, algunos de los pacientes candidatos reciben este tipo de tratamiento mediante ensayos clínicos con anticuerpos monoclonales (mepolizumab, reslizumab, benralizumab, lebrikizumab, etc.) administrados por vía subcutánea quincenal o mensualmente. Estos complementan la terapia inhalada habitual de cada paciente.
“El mepolizumab es el primero que será comercializado en España ya que ha sido aprobado por la Agencia Española del Medicamento”, explica la doctora Martínez Moragón. A lo que añade que “este ha evidenciado una disminución significativa del número de crisis en pacientes con asma grave que no responde al tratamiento convencional. Se espera que esté disponible para su uso en hospitales a finales del presente año. En los próximos 2 o 3 años le seguirán otros biológicos que permitirán un cambio sustancial en el tratamiento y en la calidad de vida de estos pacientes”.
El primer fármaco biológico diseñado específicamente para tratar el asma, fue un anticuerpo monoclonal anti-IgE (omalizumab) disponible desde el año 2005. Esta terapia se basa en la administración, de forma subcutánea, de un anticuerpo monoclonal que actúa contra la IgE, es decir, contra la molécula causante de la cascada alérgica que presentan los pacientes con asma. En la actualidad, su uso está cada vez más extendido en nuestro país.
Los expertos insisten en la importancia de realizar un diagnóstico adecuado así como hacer un correcto cumplimiento y administración de los inhaladores prescritos por los profesionales. A estas beneficiosas conductas, se debe sumar un seguimiento realizado por neumólogos expertos con el fin de prescribir las nuevas terapias biológicas actuales a los pacientes indicados. Estas terapias permiten un mejor control de la enfermedad y, en consecuencia, una mejora en la calidad de vida de muchos pacientes que sufren asma grave.
Unidades especializadas
“Estos pacientes deben ser manejados en unidades especializadas donde se realice un estudio adecuado para determinar el perfil individual de cada paciente y prescribir un tratamiento personalizado en cada caso. En 2015, desde SEPAR se inició el proceso de acreditación de unidades asistenciales de asma con el propósito de que ese tipo de pacientes pueden atenderse en unidades especializadas”, concluye la neumóloga.
Asimismo, para el abordaje asistencial del asma, existen numerosos protocolos de actualización, como la GEMA 4.0 (Guía Española de Manejo del Asma), que mediante información actualizada, permiten a los profesionales sanitarios realizar un adecuado diagnóstico y manejo de la enfermedad.
Estas guías permiten el tratamiento escalonado del asma según la situación clínica del paciente y medir la capacidad pulmonar mediante pruebas funcionales respiratorias. La base del tratamiento del asma es la terapia antiinflamatoria y broncodilatadora, a través de distintos dispositivos para la inhalación de diferentes moléculas. Entre ellas, los corticoides inhalados son el pilar fundamental del tratamiento ya que han demostrado ser capaces de mejorar los síntomas del asma, la calidad de vida y la función pulmonar de los pacientes, así como ayudan a disminuir las crisis asmáticas.
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