Una educación terapéutica estructurada, planificada, flexible y personalizada es clave para un mejor control metabólico de las personas con diabetes. Sin embargo, aún subsisten importantes carencias en la implementación de este tipo de recursos en nuestro país.
Así se pone de manifiesto desde la Sociedad Española de Diabetes (SED), cuyo grupo de trabajo de Educación Terapéutica (GTET) ha editado una guía de programas educativos dirigidos a diferentes subgrupos de personas con diabetes y a sus familiares, en los que se recogen los estándares de calidad del National Institute for Health and Care Excellence (NICE).
La importancia clave de estos recursos centra un encuentro organizado en el marco del XXXI Congreso Nacional de la SED, que se celebra de manera virtual desde este domingo. En él, Margarida Jansà, enfermera y profesora del máster Bases para la Atención y Educación de las personas con Diabetes (UB), llamará la atención sobre las lagunas que existen en España en este ámbito y sobre “la eficacia y rentabilidad demostrada de los programas de educación terapéutica para promover y facilitar la autogestión del tratamiento, mejorar los conocimientos, las habilidades y la motivación de los pacientes, favoreciendo mejores resultados de control, conductuales y psicosociales”.
Margen de mejora
Pese a estas evidencias, tal y como demostró el estudio DAWN2, menos del 50% de los diabéticos en España (sobre todo con diabetes tipo 2) y menos de un 25% de las familias y cuidadores habían accedido a una educación estructurada. “Probablemente, en estos últimos años estos porcentajes hayan mejorado, aunque la evaluación con instrumentos validados previos y posteriores a la realización de un programa educativo estructurado sigue siendo una asignatura pendiente en la gran mayoría de centros”, aclara la Dra. Jansà.
Por lo tanto, se advierte un importante margen de mejora en este ámbito, que debe fundamentarse en el fomento de la accesibilidad y en la optimización de la planificación. “Educar sin planificar es como construir una casa sin plano o escribir una novela sin borrador”, asegura la experta, para quien no cabe duda de que “planificar mejora la calidad educativa, porque ayuda a orientar al profesional educador y a trabajar en equipo de manera coordinada, aprovechando al máximo los recursos y el tiempo”.
A juicio de Margarida Jansà, teniendo como base esta planificación, el progreso en la educación en diabetes debe sustentarse en tres pilares: la formación de los profesionales; la oferta de plazas perfiladas de Enfermería de práctica avanzada, dietistas, etc. para las unidades especializadas y para los referentes de Atención Primaria y la coordinación entre los servicios de Endocrinología y la Atención Primaria para la implementación de los programas estructurados que aseguren la continuidad asistencial.
Oportunidades asociadas a la pandemia de coronavirus
Para la especialista, la exigencia de contar con programas educativos estructurados en diabetes cobra actualmente una nueva dimensión, teniendo en cuenta que las necesidades de los diabéticos y de sus familiares y cuidadores “son las mismas, pero el contexto ha cambiado radicalmente con la COVID-19”.
Por ello, añade, la pandemia conlleva indirectamente la necesidad de replanificar y reevaluar este tipo de recursos para la autogestión del tratamiento por la necesidad de integrar en ellos una mayor comunicación individual y/o grupal vía telemática. “Contamos con evidencia sólida sobre la eficacia de diferentes estrategias educativas, tanto presenciales como telemáticas, lo que podría favorecer una mayor accesibilidad a estos programas educativos”.
Mirando al pasado para avanzar en el futuro
La evolución de la Diabetología española en el último medio siglo ha experimentado grandes progresos y ha contribuido de forma significativa a una mejor prevención, diagnóstico y manejo de la diabetes, una enfermedad que afecta ya a más de cinco millones de ciudadanos en nuestro país.
Así lo pondrá de manifiesto esta tarde el profesor Luis Felipe Pallardo Sánchez, catedrático emérito de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), durante la conferencia magistral que inaugurará el XXXI Congreso Nacional de la SED, que se celebrará hasta el martes íntegramente de forma online, aunque manteniendo prácticamente el 100% del programa científico previsto.
Como avanza el profesor Pallardo, “el objetivo es analizar la evolución del conocimiento de la diabetes y el cuidado del paciente en España a lo largo del último medio siglo”, aunque con el aliciente de plantear “los retos a los que se verá sometida la Diabetología en nuestro país en los tiempos venideros, entre los que se encuentran la promoción de la investigación, la adaptación a la era tecnológica y la mejora de la asistencia clínica”.
Hitos que marcaron un antes y un después
Independientemente de los progresos registrados en la investigación básica, en lo que respecta al control y tratamiento del paciente diabético “se han documentado en las últimas décadas hitos trascendentales”, según indica el catedrático. Entre ellos, resalta el hecho de que la persona con diabetes “pueda autoanalizarse y controlar su glucosa, haciendo posible progresivamente la valoración glucémica con tiras reactivas (técnica visual), con la introducción de glucómetros o con el empleo de sensores de glucosa tisular (de forma retrospectiva, a tiempo real o a demanda)”.
A nivel terapéutico, para personas con diabetes tipo 1 sobresale especialmente el progresivo e imparable desarrollo e incorporación a la práctica clínica de diversos sistemas de infusión subcutánea de insulina (aislados, asociados a sensor, páncreas híbrido). En el caso de pacientes con diabetes tipo 2, el principal hito pasa por la comercialización y empleo de nuevos fármacos con diferentes mecanismos de actuación y con impacto, no solo en el control de la glucosa, sino también a nivel de protección cardiovascular y/o renal. “Y, por supuesto, no debemos olvidarnos de la creciente mejora en educación diabetológica, que es un pilar básico del tratamiento”, apostilla el profesor Pallardo.
Retos de futuro
Según resume el catedrático emérito de la UAM, los tres grandes retos de la Diabetología futura son:
1. La promoción de la investigación, poniendo el énfasis en una adecuada planificación y dotación de recursos.
2. La adaptación a la era tecnológica, que, a pesar de aportar grandes e indiscutibles logros, plantea también una cara menos favorable en cuanto a privacidad, ciberseguridad y deshumanización.
3. Mejora de la asistencia clínica, con la creación de unidades de diabetes, la promoción de la educación diabetológica y la mejora de la coordinación entre niveles asistenciales. Todo ello, manteniendo una adecuada empatía en la relación médico-paciente.
“Superar estos retos, aunque pueda parecer difícil, no resulta imposible, sobre todo si tenemos en cuenta la excelencia de nuestros médicos y educadores, unida al estímulo de las personas con diabetes”, concluye el profesor Pallardo.
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