Marisol Jiménez y Pilar Montero tienen en común además de haber pasado por un cáncer de mama, ser voluntarias en el hospital de la Asociacion Española contra el Cáncer de Salamanca (AECC). Cuentan para Salud a Diario.es su historia, antes y después de la enfermedad. Del cáncer han aprendido a luchar y ser más fuertes, y de su papel de voluntarias, a recibir el cariño de la gente. Un ejemplo admirable para conmemorar el Día Mundial contra el Cáncer, que se fija en el calendario cada 4 de febrero.
Cuando estas dos voluntarias de la AECC de Salamanca pasaron por un cáncer de mama aprendieron a ser unas mujeres más luchadoras y con el tiempo, decidieron que su experiencia podía ayudar a muchas personas. Marisol y Pilar se conocieron en el grupo de terapia de la asociación denominado ‘Mucho por vivir’, de afectadas de este tipo de cáncer, pero que en la actualidad ha cambiado el nombre a ‘Afrontando el cáncer’ y participan todos los enfermos de cáncer.
¿Y qué las animó a ser voluntarias? A Pilar le sobraba tiempo, y cuando ella pasó por la enfermedad vio como su familia necesitaba apoyo. “La asociación por aquel entonces era incipiente, cuando comenzaba, yo contacté con ella después, cuando ya había pasado mi proceso fuerte de la enfermedad”, relata. En el caso de Marisol, a las cinco años de tener el cáncer, al salir de una revisión donde le dijeron que todo estaba bien decidió entrar en la asociación, “y pensé que a lo mejor lo que yo he pasado y mi testimonio puede valer a otra persona”. Su idea era ser voluntaria testimonial que denominan, “yo he pasado y estoy aquí, y es un poco por eso”.
Para esta voluntaria de la AECC, los peores momentos de la enfermedad fueron incluso antes de recibir el diagnóstico definitivo, “en los que estás esperando”. Y de su papel en la asociación confirma que se pone en el lugar de las afectadas, “es que realmente has pasado por ello y sabes por lo que están pasando, las preguntas que te haces, por qué te toca a tí, por qué tienes que ser tú o por qué no le ha tocado a otro”.
Miedo a lo desconocido
Pilar coincide con Marisol en el miedo a lo desconocido al recibir el diagnóstico de un cáncer de mama. “Lo peor es hasta que te diagnostican, empiezas la rueda de sesiones de lo que te pongan, te cuentan lo que te van hacer, te pones en manos de ellos..”, argumenta. Pero considera que la palabra cáncer tiene muy mala prensa, “la gente se abruma cada vez que cae en una familia”.
Y para ellas, ¿qué significa la palabra cáncer? Pilar cree que una vez pasado, sobre todo los primeros momentos, “es una enfermedad más, hay que afrontarla y mirarla a la cara y ponerte en manos de los especialistas que son los que saben para lo mano y lo bueno, y estar apoyada por la familia, y si necesitas apoyo exterior como de la asociación o de un profesional, ponerte en manos de ellos”. Pero en definitiva, para esta voluntaria, la enfermedad hay que afrontarla, “no acobardarse, lo peor es eso”.
Como enferma, Marisol aprendió a luchar, se siente como más fuerte, “y como voluntaria recibimos más de lo que damos, cuando llegas allí la gente te recibe bien, te dan palabras de cariño y todo eso te reconforta y te vas a tu casa estupenda”, admite. Sobre su tarea en el hospital, Pilar asegura que es muy fácil: “De primeras les vamos a ofrecer un cafecito o un zumo, les abrimos la puerta así, y luego a escuchar, las dejamos hablar, porque hay personas que de primeras no te admiten, pero sobre todo, es dejarlas hablar, eso es lo primordial, y estar ahí”. Esta voluntaria admite que hay días que no quieren hablar contigo porque no se sienten con ganas y es igual, “le das una sonrisa y ya está, y luego acaba siendo como de la familia, con mucha gente”.
La importancia de escuchar
Marisol coincide, “sobre todo es escuchar”, y tenemos a nuestro favor nuestra experiencia personal. “Solo puedes hacer eso, escucharla y tratar de ayudarlas a través de la asociación y ofrecer sus servicios, como psicólogos y demás trabajadores”, resalta. Y aunque la mayoría de las afectadas recibe el apoyo de sus familiares y el entorno, no siempre es así, como lamentan estas voluntarias. “Hemos visto casos tremendos, como a una chica que le dejó su novio cuando se enteró de que tenía un cáncer de mama”, confirman.
Recuerdan que el grupo ‘Mucho por vivir’ les ayudó a superar la enfermedad y a conocerse entre ellas, “encuentrar a personas que han pasado por lo mismo siempre es bueno”. Pilar menciona otro de los programas de la asociación, denominado ‘Primer impacto’, que lo ofrecen ellas para las personas que van a la consulta y reciben el diagnóstico. “Hay una psicóloga para el primer día, tanto para la enferma como para los familiares, ahora están muy protegidos”.
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