La musicoterapia mejora el rendimiento motor, el lenguaje, la cognición y el estado de ánimo de los pacientes neurológicos

“En los últimos 20 años se han realizado numerosos estudios para evaluar los efectos potenciales de la musicoterapia en la neurorrehabilitación de diferentes enfermedades neurológicas y se han encontrado resultados positivos en ictus y demencias, principalmente, pero también en el abordaje de la enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple, epilepsia, o trastornos del nivel de consciencia, entre otros”, señala el Dr. Moisés León Ruiz, miembro de la SEN, que añade: “Aunque todavía no se conocen por completo los procesos neuroestructurales desencadenados y/o potenciados por la musicoterapia, parece que su utilización mejora la activación neuronal, la neurorregulación, el aprendizaje y la neuroplasticidad”.

Así, estudios realizados en pacientes que han sufrido un ictus parecen indicar que la musicoterapia mejora la recuperación cognitiva y previene la depresión y que, además, puede ser significativamente beneficiosa para mejorar la marcha, la motricidad y la función ejecutiva en algunos pacientes, según se indica desde la sociedad científica.

También se han realizado numerosos trabajos sobre la aplicación de la musicoterapia en pacientes con demencias, y especialmente se han evaluado casos de pacientes con enfermedad de Alzheimer y con demencia vascular. Los resultados, indica la SEN, parecen mostrar que cantar y/o escuchar música, junto con estimulación cognitiva y/o ejercicio físico, mejoran el rendimiento cognitivo general y las actividades de la vida diaria. Además, la musicoterapia también parece ser efectiva para mejorar los síntomas neuropsiquiátricos (depresión, ansiedad y agitación psicomotriz) que suelen padecer estas personas.

En la enfermedad de Parkinson, se han llevado a cabo diversas investigaciones que apuntan a que actividades como cantar y bailar pueden tener efectos positivos en la mejoría del rendimiento motor, marcha, equilibrio, movilidad global, calidad de vida y cognición. Mientras, en pacientes con esclerosis múltiple (incluso aquellos con las formas progresivas de la enfermedad), la musicoterapia podría ayudar a mejorar el uso funcional manual, el equilibrio, la marcha, la fatiga y la calidad de vida.

Desde la SEN se señala que también se ha analizado el efecto antiepiléptico de la música, posiblemente por su capacidad para regular el sistema dopaminérgico. Así, un estudio realizando con niños y adultos que padecían epilepsia mostró más de un 24% de reducción media de la actividad epiléptica en estos pacientes. 

Asimismo, en pacientes en estado vegetativo persistente, la musicoterapia “podría reducir de forma significativa la tensión arterial sistólica/diastólica, así como generar un aumento del contacto visual”. En casos en estado de mínima consciencia, otros trabajos han observado “un incremento del contacto visual, la sonrisa y el uso comunicativo instrumental/vocal, así como una disminución de las expresiones de molestia/sufrimiento”.

“Aunque la aplicación de la musicoterapia en neurorrehabilitación se encuentra aún en fase de investigación, desarrollo e implementación, parece claro es que es una técnica complementaria que motiva a los pacientes e implica a los familiares y cuidadores. Además, es una terapia con un coste y una disponibilidad muy asequible”, destaca el Dr. David Ezpeleta, secretario de la junta directiva de la Sociedad Española de Neurología.

Si bien se precisan más estudios “para definir el tipo, la frecuencia y la intensidad óptimos para conseguir los mejores resultados de forma individualizada”, agrega, “la musicoterapia es una estrategia adicional de neurorrehabilitación con presente y futuro”.