En el marco del Día Mundial de la Tartamudez, desde el Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid (CPLCM) destacan la importancia del abordaje logopédico para un mayor bienestar emocional y social de las personas afectadas.
Con más de 800.000 personas afectadas en España, de las cuales el 5% son niños, la tartamudez sigue siendo una condición con un fuerte impacto psicológico y social, especialmente debido a los estigmas y falsas creencias aún presentes en la sociedad.
Según Clara Gutiérrez, logopeda especialista en tartamudez y miembro del CPLCM, una de las principales preocupaciones de los adultos que tartamudean es la estigmatización. “Muchas personas se enfrentan a mitos profundamente arraigados acerca de su capacidad de comunicación, lo que afecta su bienestar emocional y social. Aunque aprendan estrategias para mejorar su fluidez, el estigma sigue siendo un reto”, afirma.
En el caso de los niños, los padres se preocupan por la falta de diagnósticos y derivaciones tempranas hacia tratamientos logopédicos adecuados, algo que puede tener consecuencias en su desarrollo comunicativo y emocional.
El papel del logopeda en la intervención y el tratamiento
La intervención del logopeda es vital desde las primeras etapas de la vida. Gutiérrez subraya que un diagnóstico diferencial temprano permite distinguir entre las disfluencias comunes y la tartamudez real. Una vez identificada, es fundamental aplicar programas integrales que incluyan tanto la intervención directa con el niño como el acompañamiento a las familias.
“No solo se trata de enseñar estrategias para mejorar el control motor del habla, sino también de ajustar la intervención a diferentes situaciones comunicativas y emocionales, trabajando la confianza y la aceptación”, comenta la logopeda.
Este enfoque multidimensional es clave no solo para mejorar la fluidez, sino también para fortalecer el autoconcepto como buen comunicador, independientemente de sus diferencias en el habla.
Beneficios y novedades en la intervención logopédica
Los beneficios de la terapia logopédica van más allá de la mejora en la fluidez del habla. Las personas que tartamudean aprenden a conocerse mejor, a identificar los patrones de su tartamudez y a gestionarla en diversas situaciones comunicativas. Esto les permite empoderarse, aceptarse y desarrollar un autoconcepto positivo.
En cuanto a las novedades en la intervención, Gutiérrez destaca que se ha producido un cambio de paradigma en los tratamientos para los niños. “Ahora se apuesta por una intervención integral, combinando terapia directa con modelos comunicativos para los padres, favoreciendo la aceptación de la neurodiversidad y la normalización de todas las formas de hablar”, señala.
La especialista también menciona el concepto de “diversidad verbal”, acuñado por Scott Jarmusch, que refuerza la idea de que todas las formas de comunicación son válidas, y que el objetivo es garantizar el acceso a la comunicación para todos.
Intervención más efectiva gracias a un enfoque actualizado
La intervención logopédica ha demostrado ser más efectiva gracias a la investigación y el enfoque actualizado. “Sabemos que intervenir tempranamente puede llevar a que algunos niños lleguen a remitir espontáneamente. Sin embargo, no podemos predecir con exactitud qué casos persistirán, por lo que en todos los casos se deben ofrecer estrategias que favorezcan su desarrollo emocional, cognitivo y social”, explica Gutiérrez.
Por último, la especialista insiste en la importancia de acudir a logopedas especializados en tartamudez, debido a la naturaleza multidimensional de esta condición y a la continua evolución de los enfoques terapéuticos. “Es esencial estar continuamente formados y actualizados para comprender no solo la tartamudez, sino a las personas que la experimentan”.
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