Si el gasto realizado en Sanidad en cada comunidad autónoma pudiera repartirse de forma equitativa entre sus potenciales beneficiarios serían los castellano-leoneses los españoles que obtendrían un crédito más alto para el cuidado de su salud con un cheque anual de 1.623,76 euros por cabeza.
En el otro extremo del ránking se situarían los manchegos que apenas obtendrían 1.053,75 euros anuales para el mismo fin, si se atiende alos datos de ejecución presupuestaria del año 2014. La conclusión surge tras una simple operación matemática y nos presenta un Sistema Nacional de Salud en el que las diferencias territoriales en gasto sanitario llegan a ser del 54%.
El dato, y la conclusión, forman parte del estudio La Sanidad Española en Cifras 2016, editado por el Círculo de la Sanidad y que ha sido presentado este lunes en el Salón de Actos de la Fundación ONCE en Madrid por el presidente del Círculo de la Sanidad, Ángel Puente; y los portavoces en la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados del Grupo Popular y el Grupo Socialista, Isabel Cabezas y Jesús María Fernández.
El libro, que ha sido elaborado por un equipo de la Fundación Gaspar Casal dirigido por Juan del Llano y coordinado por la profesora Alicia Coduras, analiza cerca de 250 indicadores de gestión sanitaria de fuentes oficiales, medio centenar de los cuales son considerados básicos por el servicio estadístico del Ministerio de Sanidad (INCLASNS), y pasa por ser uno de los análisis críticos más completos y detallados del Sistema de Salud.
En palabras de Ángel Puente, presidente del Círculo de la Sanidad, el libro “no sólo pone a nuestro alcance la foto fija más reciente de nuestro Sistema de Salud sino que nos permite analizar el impacto sobre los diferentes servicios sanitarios autonómicos de las políticas de ajuste presupuestario ejecutadas durante la crisis y percibir algunos de los problemas estructurales que arrastra, que nos deberían conducir a una reforma cada vez más necesaria y urgente”.
Ya había brecha antes de la crisis
La crisis ha venido a agravar uno de esos problemas: la brecha sanitaria entre comunidades autónomas, que ya se ponía de manifiesto en la anterior edición de La Sanidad Española en Cifras, publicada hace dos años. Entre 2008 y 2014, los años que enmarcan la fase más dura de la crisis, la diferencia entre el gasto por habitante en que incurre la autonomía que realiza un mayor esfuerzo presupuestario y la que menosse ha ensanchado desde 27% al 54%.
El estudio pone de manifiesto que este ensanchamiento de las diferencias entre territorios viene agravado por dos factores adicionales. El primero es que se ha producido en un contexto de recortes presupuestarios generalizados en el que el gasto medio por habitante en toda España ha caído más de un 7%, desde los 1.389 euros que acreditaban las estadísticas oficiales en 2008 a los 1.289 euros de 2014, 100 euros menos por beneficiario.
El segundo factor surge de un análisis más detenido, que revela un problema más profundo de desigualdad dentro del sistema sanitario español. De los 17 servicios autonómicos de salud que coexisten en España, nada menos que 13 presentan cifras de gasto sanitario per cápita por encima de la media nacional, mientras que sólo cuatro se sitúan claramente por debajo: Castilla-La Mancha, Andalucía, Comunitat Valenciana y Comunidad de Madrid.
El caso manchego es particularmente significativo y revelador del impacto de las políticas de recortes abordadas durante la crisis, que le ha llevado de estar por encima de la media nacional a caer al último puesto del ránking tras un recorte de la inversión por habitante superior al 26%.
A la luz de estos datos, el profesor Juan del Llano asegura que “la descentralización sanitaria ha venido generando diferencias entre comunidades autónomas tanto en la disponibilidad como en el acceso a la prestación de los servicios sanitarios y el análisis de los indicadores clave evidencia diferencias territoriales que describen la existencia de distintas velocidades en cuanto al desarrollo de determinados programas de atención sociosanitaria”.
Es necesaria mayor transparencia
La carencia de más indicadores a nivel regional ha impedido a los autores realizar un análisis más detallado de las consecuencias de esta brecha territorial sobre aspectos concretos de gestión sanitaria o sobre los indicadores de salud de cada comunidad autónoma. Por este motivo, los investigadores realizan también un llamamiento para urgir a los servicios autonómicos de salud a incrementar su transparencia y ofrecer información más detallada sobre su desempeño porque la situación actual, subrayan, “condiciona la gestión, el control y la producción científica en torno al análisis de la información sobre salud en nuestro país”.
En este sentido, la portavoz adjunta del Grupo Popular en el Congreso, Isabel Cabezas, avanzó la intención de la Cámara Baja de impulsar un Plan Nacional de Transparencia Sanitaria “que permita incrementar el conocimiento existente sobre el Sistema Nacional de Salud y que cualquier ciudadano puede obtener datos actualizados sobre el mismo”.
Otro de los aspectos que aparece tras el análisis de estos 247 indicadores sanitarios es que el Sistema Nacional de Salud ha soportado el paso de la crisis de manera firme. No era tarea fácil porque, según ponen de manifiesto los autores, el contexto sociodemográfico, marcado por un progresivo y acelerado envejecimiento de la población y, como consecuencia de ello, un incremento de los pacientes con problemas crónicos, ha introducido más presión asistencial sobre el sistema.
La convergencia de esta mayor presión asistencial y de una menor disponibilidad de recursos presupuestarios no ha afectado apenas, a la luz del análisis de los autores, a la efectividad del sistema. La esperanza de vida de los españoles ha continuado incrementándose, ha mejorado la tasa de supervivencia ante infartos o ictus, se ha reducido la tasa de mortalidad en las patologías más destacadas (cardiopatía isquémica, enfermedad cerebrovascular, cáncer, enfermedad pulmonar…), ha disminuido la tasa de infección hospitalaria y se han logrado importantes avances en la prevalencia del consumo de tabaco o riesgos por consumo de alcohol.
Asimismo, el sistema ha logrado absorber los ajustes presupuestarios manteniendo en buena medida el personal médico de atención primaria y especializada, y mejorando incluso otros recursos como el número de quirófanos en funcionamiento, los equipos de resonancia magnética o los de hemodiálisis.
Menos vacunas, menos camas, más listas de espera
En lo que más se han notado los efectos de la crisis ha sido en aspectos asistenciales. Se ha reducido significativamente la tasa de población mayor de 65 años vacunada contra la gripe, que ha pasado del 70% al 56% en solo una década, haciendo que España se aleja del óptimo del 75% que recomienda la OMS; se han incrementado los reingresos, tanto los normales como los urgentes tras una cirugía programada; y se ha reducido el número de camas disponibles.
Aunque quizá el dato más revelador sea el empeoramiento generalizado de la listas de espera. La tasa de pacientes en espera para consultas especializadas se ha incrementado un 36% entre 2012 y 2015 y los tiempos de espera se han prolongado de manera generalizado, siendo las intervenciones de traumatología las que presentan una peor ratio: nada menos que 111 días de espera.
“Hay motivos para sentirse reconfortados y que acreditan que disfrutamos de uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, por cobertura, por recursos, por calidad asistencial y por capacitación de sus profesionales”, asegura Ángel Puente, “pero los datos también ponen en evidencia un sistema sobrecargado, incapaz de reducir las listas y los tiempos de espera en intervenciones de importancia y con menos camas disponibles. Es ahí donde se perciben las consecuencias de la crisis y de las tensiones financieras permanentes a que está sometido el sistema, y su incapacidad para aprovechar de forma eficaz todos los recursos sanitarios existentes en el país. Un Sistema Nacional de Salud más eficaz y sostenible pasa ineludiblemente por un mejor aprovechamiento de los recursos disponibles y ello implica avanzar en fórmulas de colaboración entre los todos los agentes”.
El portavoz de Sanidad del Grupo Socialista, Jesús María Fernández, ha avanzado en este punto que el PSOE solicitará al Ministerio de Sanidad la elaboración de un informe oficial para evaluar el impacto de la crisis económica y los recortes presupuestarios sobre la salud de los españoles en todos los servicios regionales que configuran el Sistema Nacional de Salud. “Necesitamos un diagnóstico compartido de la situación del sistema sanitario si queremos avanzar hacia un Pacto por la Sanidad”, ha asegurado. “Sin análisis no hay conclusiones y sin un diagnóstico compartido es difícil tomar medidas”.
Baja la confianza en el sistema
En opinión de los autores, el análisis agregado de estos indicadores arroja un saldo más positivo que negativo, aunque “no se puede negar que, desde el punto de vista del usuario, la crisis ha tenido impacto en las listas de espera, cuyo estado influye directamente en la satisfacción de la población con el sistema de salud”.
Aunque a la vista de la información disponibleno está clara la relación directa entre los recortes presupuestarios abordados por los diferentes gobiernos autonómicos o la evolución del gasto sanitario por habitante sobre la satisfacción de los usuarios, lo cierto es que ésta sí se ha reducido como consecuencia de la crisis económica.
Los datos recogidos en La Sanidad Española en Cifras reflejan una caída del grado de satisfacción ciudadana con el sistema sanitario desde una nota de 6,57 a un 6,38. Los navarros son los más satisfechos con el funcionamiento de la Sanidad (7,4), mientras que los canarios son los menos satisfechos (5,8).
A modo de conclusión, el equipo de la Fundación Gaspar Casal resalta que la población española goza de uno de los sistemas con mayor cobertura en el plano internacional, que desarrollar una gestión que proporciona un balance notablemente positivo en términos de resultados de salud, pero que sigue lastrado por las listas de espera y las desigualdades territoriales que tardarán en converger.
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