Uno de cada cuatro residentes o adjuntos jóvenes de Oncología se han planteado abandonar su vocación médica ante la situación vivida durante la primera ola de la pandemia de COVID-19. Esta es una de las conclusiones que arroja la encuesta realizada por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) para conocer los datos de infección en este colectivo profesional, así como el impacto laboral, formativo y psicológico que ha supuesto la epidemia.
Desde la sociedad científica se recuerda que España ha registrado durante toda la crisis sanitaria una de las tasas más altas de infección por SARS-CoV-2 en el personal sanitario. Según datos del pasado 8 de octubre, en la actualidad es del 7,64% (64.847 profesionales, de un total de 848.324), frente al 1% de lo que supone en la población general.
La SEOM, a través de la Sección +MIR de Residentes y Adjuntos Jóvenes, ha querido analizar la situación de este colectivo y estudiar estrategias de mejora. Los resultados de este estudio se han presentado este martes en el Congreso Virtual SEOM2020, en una mesa de debate moderada por el Dr. Álvaro Rodríguez-Lescure, presidente de la organización, y en el que han participado las doctoras Blanca Cantos, oncóloga médico del Hospital Universitario Puerta de Hierro Majadahonda de Madrid, y Margarita Majem, coordinadora del Comité Científico del encuentro científico.
Para realizar el análisis se envió una encuesta online a los residentes y adjuntos hasta cinco años, socios de SEOM, durante 26 días, correspondiendo al cambio de la Fase 3-4 a la nueva normalidad. Del total de participantes (36,9%), un 19,4% eran adjuntos y un 35,7%, residentes, y cabe destacar la alta participación registrada en las CCAA más afectadas, como Madrid, Cataluña y la Comunidad Valenciana.
Cambios en las tareas asignadas
Los resultados del trabajo revelan que uno de cada cuatro médicos encuestados ha dudado sobre su vocación médica debido a la pandemia, y que más de la mitad (55%) reconoce haber estado bastantes veces o siempre preocupados por el riesgo de contagiar a sus convivientes y allegados.
El 21,7% de los MIR y adjuntos jóvenes de Oncología declararon tener algún factor de riesgo para padecer COVID-19 de forma grave, y el 17,5% de ellos contrajeron la enfermedad, generalmente de forma leve y asintomática.
El 84% de los encuestados sufrieron cambios en sus tareas laborales durante la pandemia y, en el caso de los residentes, más de ocho de cada diez (84,3%) han visto cómo algunas de sus rotaciones de formación se han visto afectadas (alteradas o suspendidas).
Un 71,1% de los profesionales de la muestra global prestaron asistencia COVID-19. De ellos, un 82% aseguran haber tenido que reutilizar material de protección por la escasez de medios, un 55% ha tenido que utilizar material de protección no homologado y casi la mitad no recibió formación previa sobre el uso de EPI.
La mayoría de participantes en el estudio han coincidido en destacar que es necesario prestar más apoyo a los médicos residentes, mejorar los planes de contingencia y los protocolos organizativos, reconocer su trabajo (remuneración y tiempo de descanso) y aumentar la formación en prevención.
El Dr. Pablo Jiménez, MIR de Oncología Médica del Hospital Universitario de Cruces, ha sido el encargado de presentar estos datos, poniendo de manifiesto que la Oncología Médica es una especialidad que implica “el manejo de enfermos pluripatológicos y, en muchas ocasiones, con afecciones respiratorias”. Por ello, ha destacado, “sus profesionales pueden ser y han sido pieza clave para luchar contra la COVID19 en Urgencias y plantas de hospitalización como personal de refuerzo, junto al resto de especialidades médicas, como Medicina Interna, Enfermedades Infecciosas, Neumología, Medicina de Familia y Comunitaria, Medicina Intensiva, Anestesia y Reanimación, etc.”.
Por su parte, la Dra. Blanca Cantos, adjunta de Oncología Médica del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Madrid, ha compartido su experiencia con los asistentes al debate: “Tuve que salir del servicio de Oncología de mi hospital e integrarme en el de Medicina Interna para trabajar con los pacientes COVID-19. Fue una situación que se vivió con mucha ansiedad en diferentes aspectos. Fueron días caóticos, con muy poca evidencia; lo único que sabíamos se basaba en experiencias de compañeros, en lo que te iban contando, mientras no dejaban de cambiar los protocolos. Había mucho desconcierto a nivel general, con mucho desconocimiento”.
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