Las infecciones de transmisión sexual (ITS), son un conjunto de patologías de origen infeccioso en las que la principal vía de adquisición son las relaciones sexuales. Están causadas por diferentes microorganismos, como virus, bacterias, protozoos o ecotoparásitos. Se conocen más de 20 y algunas de las más conocidas son la sífilis, la clamidiasis, la gonorrea, el VIH/sida, el virus del papiloma humano (VPH), el virus del herpes genital, la tricomoniasis, la pediculosis púbica o la sarna.
Las ITS, sobre cuyo aumento advierte el Instituto de Salud, son importantes por su magnitud, es decir, por el número de casos que producen anualmente, y están consideradas como un problema de salud pública. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que, cada día, más de un millón de personas contraen una ITS, en muchos casos de manera asintomática, y que cada año se producen unos 375 millones de nuevos casos de cuatro de las ITS más comunes: clamidiosis, gonorrea, sífilis y tricomoniasis. Con respecto a otra de las ITS más representativas, la infección genital por el virus del herpes simple, se estima que la tienen más de 500 millones de personas de entre 15 y 49 años.
Los últimos datos reflejan un aumento de las ITS
La incidencia de diversas ITS en España ha aumentado en los últimos años, según los datos de 2021 del Centro Nacional de Epidemiología del ISCIII. La tasa de infecciones por 100.000 habitantes en infección gonocócica ha aumentado más de un 19% entre 2010 y 2021; en el caso de la sífilis, ha crecido un 8% entre 2014 y 2021, y la infección por clamidia ha aumentado un 18% entre 2016 y 2021. Dichos datos se pueden observar en esta infografía. La información procedente de la notificación individualizada muestra mayor afectación en hombres que en mujeres para todas las ITS, a excepción de la infección por C. trachomatis. Además, la mayoría de los casos se produjeron en adultos jóvenes, aunque se observan algunas diferencias según enfermedad.
Investigación, prevención y diagnóstico precoz
La importancia de las ITS también radica en sus complicaciones y secuelas si no se realiza un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado. Entre sus complicaciones, puede producirse infertilidad y patologías como enfermedad inflamatoria pélvica, orquitis, epididimitis y cáncer en el caso del virus del papiloma humano (VPH). Además, muchas de estas infecciones favorecen la adquisición de una de las ITS más conocidas, la infección por el VIH, para la cual existe tratamiento pero no curación. La gran mayoría sí cuentan con tratamientos eficaces, algunas disponen de vacunas y en todas ellas es fundamental tanto la prevención como el diagnóstico precoz.
La investigación y la vigilancia de estas infecciones ha permitido mejorar su manejo de manera significativa en las últimas décadas, aunque estas infecciones suponen una importante preocupación para la comunidad científica y sanitaria. Las ITS, una vez pasada la infección, no dejan inmunidad, por lo que se pueden producir reinfecciones. También existe la posibilidad de infecciones mixtas, por lo que es necesario hacer un diagnóstico diferencial e identificar correctamente cada una de ellas. Uno de los principales problemas en el manejo de estas enfermedades son las resistencias antimicrobianas, que en ocasiones dificultan su tratamiento eficaz. Estas enfermedades están incluidas dentro de la estrategia mundial de la OMS, para su eliminación como problema de salud pública para el año 2030.
Estudio de las ITS
El Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) estudia las ITS desde diversos ámbitos. El Centro Nacional de Epidemiología (CNE) dispone de una Unidad de Vigilancia de VIH y otras Infecciones de Transmisión Sexual, que coordina la monitorización de las cinco ITS sometidas a vigilancia epidemiológica en España: la sífilis, la infección gonocócica, la infección por clamidia trachomatis, el linfogranuloma venéreo y la infección por el VIH. La gestión de la recogida de datos de estas infecciones se lleva a cabo por medio de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE); las comunidades autónomas recopilan los casos producidos en sus territorios y los notifican al CNE-ISCIII, que realiza control de calidad de los datos y el análisis conjunto de la situación epidemiológica para toda España.
Por su parte, el Centro Nacional de Microbiología (CNM) del ISCIII tiene varias unidades relacionadas con el estudio de las ITS, como la de Inmunopatología del Sida y la de Investigación y vigilancia del VPH, entre otras. Desde el ISCIII también se contribuye a la vigilancia europea a través del envío de datos nacionales al Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC), y a la vigilancia internacional con el envío de diferentes indicadores a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y, concretamente, a ONUSIDA en el caso de la infección por el VIH.
Detección de nuevas epidemias y colaboración
El ISCIII trabaja además en estrecha colaboración con la División de control de VIH, ITS, hepatitis virales y tuberculosis del Ministerio de Sanidad, tanto en la elaboración de planes de prevención y control de estas enfermedades como en la evaluación del cumplimiento de los planes de control mediante la generación de indicadores de seguimiento. El Instituto participa en la gestión de brotes y alertas de ITS, como el ocurrido recientemente con la infección de viruela del mono (mpox), una infección poco común en Europa que en esta ocasión se ha comportado como una ITS. Además, colabora con hospitales, centros monográficos de diagnóstico de ITS y servicios de salud pública de las comunidades autónomas en diversos proyectos relacionados con la salud pública y la epidemiología de las ITS.
Además de la labor específica del CNE y del CNM, el Área de Enfermedades Infecciosas (CIBERINFEC) del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) del ISCIII cuenta también con varios grupos enfocados hacia el estudio de las ITS.
Tanto en el caso de la investigación microbiológica como en la vigilancia epidemiológica, la formación y la prestación de servicios científico-técnicos, la labor del ISCIII en torno a las ITS se centra en obtener las mejores evidencias científicas para tener una base de prevención primaria (con utilización de métodos barrera contra el contagio y, en algunos casos, la utilización de vacunas) y prevención secundaria (con el diagnóstico precoz). En el ámbito de esta labor preventiva, es importante trasladar a la población este mensaje: más allá de la prevención, ante cualquier sospecha de exposición a una ITS es necesario acudir a un centro sanitario para, llegado el caso, ser diagnosticado lo antes posible, iniciar el tratamiento para evitar complicaciones y cortar la posible cadena de transmisión.
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