El Grupo de Trabajo de Género y Diversidad Afectivo-sexual en Salud de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), insta a fomentar la investigación científica con enfoque de género para reducir las desigualdades del colectivo LGBTI. Unas desigualdades que pueden darse en el ámbito educativo y laboral, pero también en el de la salud.
De hecho, las personas lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales presentan una mayor prevalencia de determinados problemas de salud relacionados con el estigma social y la negación de sus derechos. Una situación que se perpetúa debido a la desatención a la diversidad afectivo-sexual en contextos como la educación, los servicios sociales, la justicia o la propia sanidad.
Para tratar de potenciar intervenciones en las instituciones que actúen sobre los ejes estructurales de desigualdad a los que se enfrentan las personas LGBTI, el Grupo de Trabajo de Género y Diversidad Afectivo-sexual en Salud de la SEE ha elaborado un listado de cinco recomendaciones encaminadas a fomentar la investigación y el diseño de políticas públicas basadas en la diversidad.
En primer lugar, la SEE considera necesario fomentar y visibilizar la investigación científica con enfoque de género. Al mismo tiempo, aboga por estudiar el impacto que la falta de oportunidades y la discriminación tiene sobre la salud de la comunidad LGBTI. Además, la Sociedad Científica cree imprescindible apoyar la investigación de calidad sobre la naturaleza, la incidencia, y las consecuencias del acoso por homofobia y transfobia en los centros educativos.
Formación de los profesionales
En la búsqueda por reducir las desigualdades que sufre el colectivo LGBTI también se debe trabajar en la capacitación de los profesionales del sistema sanitario. Por ello, la SEE apuesta por el desarrollo de programas durante la formación pregrado y pos-grado de Ciencias de la Salud que incorporen las cuestiones de salud LGBTI en los pla-nes de estudio. Programas que deben incluirse tanto en la formación MIR como EIR, FIR y PIR.
De esta manera, se podrán analizar mejor las necesidades de salud específicas de la comunidad y detectar situaciones potenciales de marginación o abuso, como las que hayan podido padecer las personas LGBT migrantes y refugiadas en sus países de ori-gen.
La tercera recomendación del Grupo de Trabajo de Género y Diversidad Afectivo-sexual en Salud advierte sobre la necesidad de abordar cuestiones de género y di-versidad afectivo-sexual desde un enfoque de salud y ciclo vital. Las necesidades de las personas LGBTI cambian conforme avanza su ciclo vital y es necesario saber reco-nocerlas. A lo largo de su vida, pueden haberse topado con situaciones de discrimina-ción, violencia de odio y hostigamiento que deben ser adecuadamente enfocadas. Asimismo, hay que valorar el impacto a largo plazo de los tratamientos hormonales y las intervenciones quirúrgicas.
Igualdad y derechos humanos
En cuarto lugar, desde la SEE apuestan por fundamentar todos los planes de estudios y currículos desde un enfoque basado en los derechos humanos y en la igualdad entre hombres y mujeres. Para convertir los centros educativos en entornos inclusivos es necesario apoyar y visibilizar el desarrollo de buenas prácticas que ofrezcan un trata-miento de las realidades LGBTI positivo y respetuoso. Por ello, es imprescindible el trabajo conjunto de toda la comunidad educativa, incluyendo profesorado, familias, AMPAS y personal no docente.
Por último, el Grupo de Trabajo de Género y Diversidad Afectivo-sexual en Salud de la SEE recuerda que se debe actuar en el ámbito laboral para conseguir ambientes fa-vorables que permitan el bienestar físico y mental de las personas LGBTI. Por ello in-sisten en que son necesarias políticas laborales que primen la equidad y hagan desa-parecer las barreras con las que en ocasiones se encuentran las personas LGBTI a la hora de conseguir un trabajo.
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