¿Cómo funciona la donación de cerebros? Y una pregunta aún más frecuente, ¿para qué sirve? A diferencia de otros órganos que también se donan, no sirve para dar vida, sino para la ciencia y, dentro de ella, la investigación. El diagnóstico de determinadas enfermedades del cerebro solo puede realizarse post mórtem, como descubrir el tipo de alzheimer que tiene una persona, y con ello es posible avanzar. El único Banco de Cerebros de Castilla y León está ubicado en Salamanca, en el Instituto de Neurociencias, donde se encuentra el núcleo de investigadores más importante en relación a este órgano.
Para la donación de cerebro tiene que haber un registro previo, un papel oficial firmado, bien por el propio donante o por su tutor. El director técnico del Banco de Cerebros, Javier Herrero, confirma que la mayoría de sus donantes actuales tienen patologías de demencias, tipo alzheimer; en el caso de que la persona conserve todas sus facultades, “piensa en el futuro y decide donar su cerebro a la ciencia”, pero si las ha perdido, son los hijos o familiares quienes toman esa decisión, como sus tutores legales.

La forma más habitual de contactar con el Banco es por email o a través de un teléfono de atención 24 horas. “Les remitimos los documentos oportunos, en los que se informa de forma más detallada de las preguntas clave que se hace la gente, como para qué sirve, cómo se realiza el protocolo, etc., y si están de acuerdo, firman el consentimiento”, determina Herrero.
Convenio con tres hospitales de la Comunidad
Cuando el donante fallece, la persona de contacto avisa al Banco de Cerebros y se inicia el proceso de extracción. En Salamanca existe un convenio con el Complejo Asistencial por el que el forense puede realizar la extracción de una manera bastante rápida, una media hora. “Es importante que sea rápido para que el cerebro sea útil para la ciencia, que es el objetivo final”. Después, el cuerpo del donante pasaría al tanatorio que desee la familia. Además, el Banco tiene convenios de este tipo con otras dos ciudades de la Comunidad, Valladolid y León, especialmente con más casos de la última. “Queremos establecer con el tiempo más redes de la mano de la Junta de Castilla y León para coordinarnos con todos los hospitales, y se puedan establecer protocolos, que están muy estandarizados”, subraya el director técnico.
El Banco de Cerebros tiene como población de referencia las nueve provincias de Castilla y León, pero sin convenio específico el coste de un traslado es muy caro, y las instalaciones no se lo pueden permitir, ya que dependen única y exclusivamente de fondos públicos de la Administración regional. En España existen ocho Bancos de Cerebros, y el de referencia para la región es el de Madrid, que pertenece a la Fundación CIEN del Reina Sofía, “y que registra una media de 40 donaciones al año, por su extensa trayectoria y población”.
División en dos hemisferios
Cuando el órgano llega al Banco se divide en dos hemisferios; el izquierdo se mete en formol y el derecho se congela, “y después, por una serie de procedimientos de anatomía patológica, el objetivo final es diagnosticar qué tipo de patología tenía el enfermo”, aclara Javier Herrero. La técnica del Banco, Sandra Malmierca, aclara que todos los cerebros se guardan con números, por la protección de datos. Además, explica, “cuando tenemos una donación no podemos tocar ese tejido en un mes o mes y medio, porque se tiene que fijar en el formol”. Cuando hacen la extracción, el cerebro está blando, y lo único que hacen los científicos es la división de los hemisferios. El que se congela, el derecho, se corta en el momento, “y está disponible para la comunidad científica”, mientras que con el izquierdo “siempre se hace el diagnóstico definitivo” de la patología del donante.

Cuando pasa en formol el periodo necesario, se realiza el corte del hemisferio izquierdo, que a su vez se corta en trocitos más pequeños de las áreas necesarias, algo que “también depende de la enfermedad”. La técnica del Banco de Cerebros detalla que esas áreas pequeñas ya cortadas se meten durante una noche en un procesador y “van pasando por alcoholes para que vaya cogiendo una consistencia y metiéndose en esos líquidos”. Después, lo introducen en parafina y, a partir de ahí, lo van cortando en secciones de cinco micras, “y lo montamos en los porta“. Sandra Malmierca reconoce que el proceso “no es tan rápido como quisiéramos”. La parte que se congela permanece a ochenta grados bajo cero.
Varias patologías del sistema nervioso
Aunque la mayoría de patologías del cerebro es tipo alzheimer, en el Banco tienen muestras de otras enfermedades del sistema nervioso, como el parkinson, la esclerosis múltiple, la demencia de cuerpos de lewy y ataxias, entre otras. Aunque el responsable de este Banco de Cerebros también resalta la importancia de la donación de teóricos pacientes sanos, “porque el método científico indica que es bueno comparar los datos de unos y otros”. La donación puede realizarse a cualquier edad, y con o sin patología.
El compromiso del Banco de Cerebros con los familiares del donante es que les enviarán el diagnóstico post mórtem, para que sepan “el tipo de enfermedad que tenía realmente, porque en el alzheimer y otros tipos de demencia no se sabe exactamente de qué clase son hasta que se realiza el diagnóstico post mórtem, aunque los datos clínicos puedan apuntar a una u otra”, describe. Muchos familiares quieren conocer el diagnóstico concreto por las connotaciones de herencia que pueda tener la enfermedad.
Asimismo, además del compromiso de diagnóstico con el familiar, existe otro con la sociedad, que es el Banco, una estructura “sin ánimo de lucro, y donde se dispone de una serie de cerebros (18), donados en poco más de dos años de existencia”. Tanto Herrero como Malmierca creen que esa cifra es razonable, “porque la sensibilidad para donar el cerebro aún no está muy extendida para que sea de forma habitual, a diferencia del riñón o el corazón, por ejemplo”.

A disposición de la comunidad científica
Tanto la base de datos como el Banco de Cerebros del INCYL están a disposición de toda la comunidad científica mundial. Y si algún grupo de investigación está muy interesado en alguno de los cerebros existente, solicita unos formularios adecuados para la donación de tejidos. “Se puede donar y enviar el tejido de muchas formas, bien congelado o fijado, etc.”. El formulario de petición que llega tiene que pasar por un comité de ética y otro científico, “que valoran lo que se va hacer con ese tejido y si ese grupo de investigación es capaz de realizar el objetivo que se marca en función de su experiencia”. Si todo va bien, se remiten las muestras, y lo único que se cobran son los portes. El Banco de Cerebros ya ha registrado cuatro cesiones de este tipo, una para el extranjero y tres nacionales.
En relación a la investigación del cerebro, se hace desde el punto de vista de la biología molecular, celular o genética. “Los datos clínicos previos que se han podido obtener con el enfermo también pueden cerrar el círculo de entender determinadas patologías“. Por ejemplo, hay publicaciones en las que se han aportado mutaciones nuevas de genes implicados en patologías conocidas hasta ahora, pero que no se sabía por qué sucedían determinados casos”, aclara Herrero.
El diagnóstico temprano del alzheimer
En el caso del alzheimer, lo que se intenta el materia de investigación es poder diagnosticarlo de forma temprana “para poder frenarlo cuanto antes”. Lo que sucede, según explica el director técnico del Banco de Cerebros, “es que el diagnóstico llega muy tarde como para poder frenarlo de una forma más efectiva”. Y las últimas publicaciones van por ese camino, “cuanto antes se diagnostique mejor, la cura es diagnosticarlo cuanto antes, porque un proceso de alzheimer es una degeneración de células neuronales, realmente, y lo que no podemos hacer es regenerar un grupo enorme, por lo que es necesario ver los primeros inicios de alzheimer para poder, con alguna herramienta, intentar que no vaya a más, simplemente eso”.















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