El último número de la revista Salamanca Médica incluye una amplia entrevista con el doctor Francisco Lozano, jefe del Servicio de Cirugía Vascular y Angiología del Hospital de Salamanca, donde ha reducido la lista de espera en un 90%. El también catedrático de la Universidad de Salamanca aboga por una responsabilidad compartida entre gestores, profesionales y usuarios para mantener un sistema sanitario que es la envida de todo el mundo, pero se enfrenta a múltiples debilidades.
Él de dice que es mentira, pero algo habrá de cierto cuando su nombre aparece entre los 40 médicos excelentes de la Medicina española (‘La excelencia de la Medicina en España’. César Liesa y Ana Arcalís); aunque, en realidad, sus logros no sólo están escritos en las páginas de un libro, sino en los 1.000 pacientes que se operan cada año en el Servicio de Angiología y Cirugía Vascular que él dirige, casi ya sin lista de espera; en sus clases como catedrático en la Facultad de Medicina y en la investigación traslacional que lleva al hospital de Salamanca a las revistas de mayor impacto internacional. A pesar de caminar hacia los 66 años y no pensar ni por un momento en la jubilación, Francisco Lozano (Zamora, 1953) asegura que Dios le ha dado esa capacidad de hacer muchas cosas a la vez, de desenvolver, de ser eficaz… Pero eso no bastaría si no hubiera además una gran vocación de servicio público, de generosidad y, por supuesto, de disfrutar mucho con lo que hace.
¿Por qué uno decide seguir hasta los 70 años, mucho más teniendo en cuenta que cada vez hay más sobrecarga de trabajo, menos motivación y muchos profesionales están ‘quemados’?
Yo nunca ha estado ‘quemado’; tengo la gran suerte de ser feliz con lo que hago. Evidentemente, hay momentos malos, de más presión asistencial, de enfermos que se complican, pero todo esto ya lo he asumido. Voy al trabajo mucho antes de las 8 y salgo mucho más allá de las 3, y se me pasan las mañanas que no me entero. Siempre tengo trabajo, y la gran suerte de que me enseñaron a compaginar la asistencia con la docencia. Me considero un cirujano que enseña, da clases y que en sus tiempos libres investiga. Y digo en mis tiempos libres, porque ya no tengo más tiempo oficial para eso. Yo trabajo todos los sábados y domingos por la mañana y en mi casa lo tienen asumido desde siempre.
Como para seguirle el ritmo…
Me ha dado Dios mucha capacidad de realizar muchas tareas, pero también soy muy organizado y desconecto muy bien; eso hace que no te quemes. Es verdad que en una época de mi vida exigía a los que me rodeaban que hicieran las cosas a mi estilo y con la misma velocidad, pero ya me he dado cuenta de que cada uno tiene su ritmo. Soy más tolerante, cuando hay que serlo, claro; en otras cosas soy inflexible: con el pasotismo, por ejemplo.
Una suerte para la Medicina y para la Universidad, donde, como usted señalaba en un debate en el Colegio de Médicos en el que participó el pasado año junto a Enrique Battaner, Juan Jesús Cruz, Rogelio González Sarmiento y Julio Pascual, el pragmatismo ha acabado ”con la masa crítica en una Facultad de Medicina empobrecida por la falta de profesores, en cantidad y en calidad”. “España es el país europeo con más facultades y, en este caso, cantidad no puede ser calidad”, añadía. Supongo que la radiografía sigue siendo la misma.
Lamentablemente, sigue siendo la misma, pero se están haciendo intentos de mejora, gracias en parte al actual rector de la USAL, Ricardo Rivero, muy motivado respecto a la Facultad de Medicina, y trabajando mucho con el decano, Francisco Javier García-Criado, y la vicerrectora Purificación Galindo, junto a los directores de departamento, para buscar soluciones. El profesorado ha disminuido en cantidad y en calidad, sobre todo porque no es algo atractivo, y volvemos al pragmatismo: si aparte de ser médico y ejercer tu oficio de especialista, tienes que ser profesor titular o catedrático sin apenas compensación, es algo muy sacrificado, y nadie quiere.
¿Cuáles son las medidas de mejora?
El Plan Especial de Ciencias de la Salud, un plan casi de emergencia en colaboración con Sacyl, incorpora profesores contratados doctores. No es lo ideal, pero es una forma de facilitar la llegada de savia nueva. El problema está en que los últimos catedráticos que quedan son los de mi generación, y dentro de una década no habrá ninguno. Esto es duro para una Facultad, no porque el catedrático sea mejor que el titular, sino porque detrás hay un largo proceso de formación y aprendizaje. Ahora el profesorado ha olvidado la didáctica, y para ser un buen profesor, primero hay que ser un buen especialista, saber el oficio, pero luego tienes que aprender también a transmitir conocimiento.
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Más de 40 años ligado a una especialidad, que sin duda lo convierten en uno de los grandes expertos en España y a nivel internacional. A grandes rasgos, ¿cuál ha sido la evolución en este tiempo y cuáles son los retos de futuro?
Esta especialidad me gusta porque combina una parte médica y otra quirúgica, aunque la parte médica de la Angiología la hemos ido dejando en manos de otras especialidades. La parte quirúrgica ha evolucionado muchísimo, con una clara tendencia hacia la cirugía endovascular, mínimamente invasiva, que ni siquiera es una cirugía propiamente dicha, porque utiliza más tecnología, se requiere menos habilidad manual y se simplifican los procedimientos. Aunque yo pueda tener una visión nostálgica de la Cirugía Vascular, está claro que la evolución ha sido mejor para el paciente, con menos riesgo y con mejores resultados.
¿Cuál ha sido esa evolución en el hospital de Salamanca?
Empezó hace más de 30 años como un grupo de trabajo que pasó a ser unidad y, posteriormente, servicio, primero en manos del doctor Gómez Alonso, y luego del doctor Ingelmo. Ahora, y desde hace cuatro años, ya estamos operando a más de 1.000 enfermos; hemos duplicado el número de pacientes.
¿Tres al día?
Hay muchas varices y fístulas, claro, no todo son operaciones graves, pero al año hacemos 100 aneurismas de aorta o 50 carótidas, por poner dos ejemplos. Salamanca está al nivel de cualquier servicio de Cirugía Vascular de España. Contamos con siete facultativos estupendos, con mucha dedicación, muy bien formados, y poco a poco vamos adquiriendo madurez como grupo, estamos más integrados. Gracias a ello, tenemos unos resultados muy buenos que todos perciben, y eso motiva mucho. Contamos con las técnicas más novedosas en cirugía endovascular y trabajamos en estrecha colaboración con otros equipos, como Traumatología, Cirugía General, Neurociguría, Otorrinolaringología… Con quirófanos todos los días, algunas veces con dos, consultas también diardias y tres exploraciones hemodinámicas a la semana.
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La Cirugía Vascular es de las pocas especialidades en las que Salamanca está mejor que cualquier otro hospital de Castilla y Léon en cuanto a lista de espera quirúrgica: menos de 30 días y apenas 40 personas, frente a los 90 de hace un año, según los últimos datos oficiales publicados del 31 de marzo. ¿Cómo lo consigue? Diga la fórmula, para que otros lo puedan copiar…
Cuando yo me hice cargo del servicio, había 356 pacientes en lista de espera, y ahora mismo estamos en 58. Esto se logra trabajando mucho, ajustando muy bien las indicaciones, las entradas de pacientes y también las salidas, teniendo una ocupación de quirófano de casi el 90%… Es decir, empezando muy pronto y acabando muy tarde, sacando quirófanos de donde no los hay –“el que no lo quiera, para mí”–… Ayer me llamó el subdirector médico y me dijo: “Lozano, tengo un quirófano libre mañana, ¿lo quieres?”. Pues sí, cuatro varices más que opero… Y las opero yo.
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Ha desempeñado también los máximos cargos en las sociedades científicas de su especialidad y como asesor del Ministerio y de la Junta en estas materias, y sabe que hoy en día la mayor amenaza es la sostenibilidad el sistema, no sólo por la financiación, que también, sino por una organización deficiente, que se nota, por ejemplo, en la falta de médicos.
Como preámbulo, me gustaría señalar que siempre me he dedicado a lo público, y esa vocación de servicio público forja tu personalidad. Cuando tienes cargos de responsabilidad, lo que quieres es mejorar tu especialidad en lo asistencial y, con el tiempo, te vas a hacer más gestor y te va a preocupar más lo global que tu propio ego. Dicho esto, yo veo que la evolución de la Sanidad tiene tres grandes componentes: uno, que es el directivo, en el que se puede meter a los políticos; otro, los profesionales, médicos, enfermeras, etc., y luego, los usuarios. Y las tres ‘patas’ tienen responsabilidades que no se han delimitado perfectamente.
Responsabilidad de todos. ¿Qué más nos falta?
Existe un claro envejecimiento de la población y, por tanto, una mayor demanda asistencial. Luego está la tecnificación, cada día con aparatos mejores y más caros. Una realidad que tiene que preocupar a todo el mundo para garantizar la sostenibiidad el sistema. Si ahora todos los pacientes quieren que les hagas un TAC para todo, que es caro, vamos a logar que el SNS se caiga. El político tiene que decir cuál es la cartera de servicios realmente, se debe priorizar, y no vale todo para todos. Mientras, los médicos y enfermeros debemos ser eficientes, y el usuario debe ser consiente de utilizar los servicios de forma correcta, y esto se hace con campañas, no con demagogia. No podemos perder un sistema que es la gran envidia de todo el mundo por falta de responsabilidad.
¿Delimitar servicios es reducirlos?
En EEUU están los mejores hospitales del mundo, pero son 50; los demás, hay que verlos… Aquí tenemos buenos hospitales en todos las provincias, pero los políticos deben decir qué es lo que tiene que quedar en el sistema y qué debe quedar fuera, prescindir de servicios banales. Por ejemplo, la Odontología no está financiada y nadie dice nada. Hemos maleducado a la sociedad y estamos complicando el futuro; hay que poner cotos y tener responsabilidad. Si yo gasto por gastar, el que viene a la consulta utiliza el sistema sólo porque es gratis y el político es demagogo y promete medidas como libertad de médico y de hospital, no mantendremos nuestro sistema. Hay que poner orden.
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> Si quiere leer la entrevista completa, pinche en el siguiente enlace.
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