El primer estudio iniciado por un investigador sobre la monitorización remota de la presión arterial pulmonar ha descubierto que mejora la calidad de vida y reduce las hospitalizaciones en pacientes con insuficiencia cardiaca crónica. Los hallazgos se presentan hoy en una sesión de Heart Failure 2023, un congreso científico de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), y se publican en ‘The Lancet’.
El investigador principal, el doctor Jasper Brugts, del Centro Médico de la Universidad Erasmus en Róterdam, explicó las conclusiones del estudio, presentado en la SEC: “La presión de la arteria pulmonar es un marcador de la congestión hemodinámica, que ocurre varias semanas antes de que se desarrollen los síntomas, lo que brinda una oportunidad para prevenir la congestión manifiesta y la hospitalización posterior. En MONITOR-HF, los médicos establecieron un objetivo de monitoreo hemodinámico que les permitió proporcionar terapias personalizadas, como diuréticos y otros medicamentos”.
Dos ensayos previos de monitorización en pacientes con insuficiencia cardiaca
Habían quedado algunas dudas después de dos ensayos previos de monitoreo de la presión de la arteria pulmonar en pacientes con insuficiencia cardiaca crónica en América del Norte. Uno fue el ensayo CHAMPION, publicado en 2011, que mostró un resultado positivo en pacientes con insuficiencia cardiaca de clase III de la New York Heart Association (NYHA), una fracción de eyección promedio del 30 %, una hospitalización previa por insuficiencia cardiaca y niveles relativamente bajos de antecedentes dirigidos por las pautas de terapia médica.
El otro, GUIDE-HF, publicado en 2021, tuvo un resultado neutral en el análisis general que puede haber estado relacionado con el reclutamiento de una población más amplia y de menor riesgo, o la modificación por covid-19. Un análisis de subgrupos preespecificado, limitado al seguimiento anterior a la pandemia, arrojó un resultado positivo.
Las guías de insuficiencia cardiaca establecían que la monitorización de la presión de la arteria pulmonar tiene un valor incierto, pero podía tenerse en consideración (nivel IIb). Por lo tanto, la adopción en Europa es marginal. Se necesitaban datos europeos que compararan la monitorización de la presión de la arteria pulmonar con el estándar de atención con altos niveles de tratamiento médico de base. MONITOR-HF probó el efecto de la monitorización hemodinámica en la calidad de vida y las hospitalizaciones por insuficiencia cardiaca frente al estándar de atención actual en los Países Bajos.
Ensayo en Países Bajos
El ensayo inscribió a 348 pacientes de 25 centros en los Países Bajos. Los pacientes tenían insuficiencia cardiaca crónica, cualquier fracción de eyección, síntomas de clase III de la NYHA y una hospitalización previa por insuficiencia cardiaca o visita urgente que requirió diuréticos intravenosos en los últimos 12 meses. La edad promedio fue de 69 años, el 25% eran mujeres y la fracción de eyección promedio fue del 30%. Los participantes fueron asignados aleatoriamente 1:1 a la monitorización de la presión de la arteria pulmonar además de la atención habitual o solo con la atención habitual (incluido el acceso a mediciones de laboratorio periódicas, como péptidos natriuréticos y ecocardiografía anual). Todos los pacientes fueron seguidos durante al menos 12 meses. La duración media del seguimiento fue de 18 meses y la máxima de 48 meses.
A los pacientes del grupo de monitorización se les implantó un sensor pequeño, inalámbrico y sin pilas en la arteria pulmonar a través de la vena femoral. Cada mañana se tomaba una medida de presión durante aproximadamente 18 segundos, y las lecturas se enviaban a un sitio web seguro. Los médicos accedieron a los datos y establecieron una presión objetivo para cada paciente que indicaría la necesidad de revisar el tratamiento farmacológico.
Una mejora sustancial en pacientes con insuficiencia cardiaca monitorizados
El punto final primario fue el cambio en la calidad de vida medido por el cuestionario de cardiomiopatía de Kansas City (KCCQ) a los 12 meses, y el punto final secundario fue el número de hospitalizaciones por insuficiencia cardiaca y/o visitas urgentes que requirieron diuréticos intravenosos durante el seguimiento.
A los 12 meses, el cambio promedio en la puntuación general del KCCQ fue de +7 puntos en el grupo de seguimiento y de -0,2 puntos en el grupo de atención habitual, lo que arroja una diferencia media entre los grupos de 7,1 puntos a favor del seguimiento (p=0,013). Durante un seguimiento medio de 1,8 años hubo 117 hospitalizaciones por insuficiencia cardiaca o visitas urgentes en el grupo de monitorización y 212 en el grupo de atención habitual, lo que representa una reducción del 44 % con monitorización (cociente de riesgo 0,56; intervalo de confianza del 95 % 0,38–0,84). ;p<0,01).
Este beneficio del tratamiento fue consistente en los subgrupos, con una fracción de eyección de ≤40 % y >40 %. El procedimiento fue relativamente seguro y confiable con un 97,7 % de ausencia de complicaciones relacionadas con el dispositivo o sistema y un 98,8 % de ausencia de falla del sensor durante el seguimiento.
Un beneficio para pacientes, hospitales y facultativos
“Más del 85 % de los participantes con insuficiencia cardiaca con fracción de eyección reducida tomaban bloqueadores beta, inhibidores del sistema renina-angiotensina y antagonistas de los receptores de mineralocorticoides. La captación de los inhibidores del receptor de angiotensina-neprilisina (ARNI) y los inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa-2 (SGLT2) fue alta y aumentó durante el transcurso del seguimiento, con un 60 % de los controles con ARNI y un 30 % con inhibidores de SGLT2 en 12 meses. Este nivel de tratamiento significa que cualquier beneficio adicional de la monitorización de la presión de la arteria pulmonar estaba realmente por encima de los niveles apropiados de la terapia médica dirigida por las pautas”, explicó Brugts.
El monitoreo de la presión de la arteria pulmonar ”mostró un efecto sustancial y significativo en la calidad de vida y las hospitalizaciones por insuficiencia cardiaca, lo cual es muy relevante para pacientes, médicos y hospitales. El principio de gestión por excepción garantiza que los médicos solo necesiten responder a los pacientes fuera de su ventana de umbral, lo que hace de este un método eficiente con poco tiempo”.
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