Alrededor de 43.000 personas en España se someten cada año a tratamiento de diálisis para eliminar las toxinas que la falta de función renal les impide expulsar. Este tratamiento ofrece una posibilidad de mejora de su calidad de vida, aun cuando existe el riesgo de que los pacientes sufran calcificaciones vasculares.
Ahora, investigadores de la Fundación Jiménez Díaz, la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y el Hospital Universitario 12 de Octubre han identificado que el uso de citrato en el baño de diálisis podría prevenir la formación de dichas calcificaciones, típicamente asociadas a los enfermos renales que se encuentran en diálisis.
“El citrato, al igual que el bicarbonato, es un buen regulador del pH. Tiene además la propiedad de capturar el calcio y, por tanto, evitar la formación de calcificaciones en el sistema vascular. Durante la sesión de diálisis estándar con bicarbonato-acetato, la concentración de citrato en sangre se reduce a la mitad. Por el contrario, la concentración de citrato en plasma incrementa cinco veces cuando se utiliza un baño de bicarbonato-citrato”, afirma Ricardo Villa-Bellosta, director de la investigación, cuyos resultados han sido publicados en Scientific Reports.
El tratamiento de diálisis
Para llevar a cabo las funciones que las células desempeñan en el organismo, estas necesitan alimentarse. Pero de la misma manera que las células se alimentan, también producen y liberan a la sangre sus desechos, que son filtrados y eliminados a través de la orina gracias al riñón.
Sin embargo, cuando el riñón deja de funcionar, estos desechos (toxinas) no pueden ser eliminados, lo que produce un envenenamiento del organismo que origina el envejecimiento acelerado.
La principal consecuencia de la acumulación de estos desechos es la reducción del pH sanguíneo, lo que se conoce como acidosis. Para contrarrestarla, durante la sesión de diálisis se utiliza bicarbonato, una sustancia que incrementa y mantiene el pH sanguíneo en valores normales.
Para evitar la formación de precipitados de calcio y magnesio en el líquido de diálisis, se ha utilizado hasta el momento acetato, sustancia que mantiene el pH del fluido de diálisis dentro del rango óptimo.
“La sustitución del acetato por citrato es una alternativa terapéutica, sin costes añadidos y de fácil aplicación para combatir la formación de las calcificaciones vasculares”, destaca Villa-Bellosta, que señala: “La enfermedad renal crónica es una de las causas de muerte que está creciendo más rápidamente en nuestro país. En un futuro no muy lejano, formará parte del grupo de enfermedades asociadas al envejecimiento que nuestra sociedad, cada vez más envejecida, deberá hacer frente por su impacto socio-económico”.
El citrato y Severo Ochoa
El citrato o ácido cítrico fue el primer ácido aislado en 1784 por el químico sueco Carl Wihelm Scheele, quien lo cristalizó del jugo de limón, fruta con un alto contenido de vitamina C y ácido cítrico.
Por otra parte, el citrato es la pieza clave en el ciclo del Krebs, también conocido como ciclo del citrato o ciclo de los ácidos tricarboxilicos, y que constituye la ruta metabólica desde la que parten o llegan todas las demás rutas metabólicas que ocurren en nuestro organismo. Cuando Krebs postuló este ciclo, faltaba encontrar la reacción bioquímica que originaba la síntesis del citrato.
Fue entonces cuando el español Severo Ochoa, Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1959, encontró la enzima que generaba el citrato, a la que pusieron el nombre provisional de enzima condensante o enzima de Ochoa, pero hoy en día se la conoce internacionalmente como citrato sintasa.
Referencia bibliográfica:
Villa-Bellosta R, Hernández-Martínez E, Mérida-Herrero E, González-Parra E. ‘Impact of acetate- or citrate-acidified bicarbonate dialysate on ex vivo aorta wall calcification’. Sci Rep. 2019 Aug 6;9(1):11374. Doi: 10.1038/s41598-019-47934-7. PubMed PMID: 31388059.
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