Un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad Internacional de Florida (FIU) revela un mecanismo que vincula el pesticida DDT con la enfermedad de Alzheimer.
Publicado en Environmental Health Perspectives, el trabajo muestra cómo el contaminante ambiental persistente DDT (dicloro difenil tricloroetano) provoca mayores cantidades de proteína beta-amiloide tóxica, que forma las placas amiloides características que se encuentran en los cerebros de las personas con alzhéimer.
Según Jason Richardson, profesor de la Facultad de Salud Pública y Trabajo Social Robert Stempel de la FIU y coautor del artículo, el estudio demuestra, además, que el DDT es un factor de riesgo ambiental para la enfermedad. En 2014, dirigió a un equipo de científicos de la Universidad de Rutgers, la Universidad de Emory y la Facultad de Medicina de UT Southwestern que presentó pruebas que relacionan el DDT con la enfermedad . Ahora disponen de datos que demuestran un mecanismo que puede explicar esta asociación.
“La gran mayoría de la investigación sobre el alzhéimer se ha centrado en la genética, y la genética es muy importante, pero los genes que realmente causan la enfermedad son muy raros”, explica Richardson. “Los factores de riesgo ambiental, como la exposición al DDT, son modificables. Por tanto, si entendemos cómo este pesticida afecta al cerebro, quizás podamos enfocarnos en esos mecanismos y ayudar a las personas que han estado altamente expuestas”, añade.
El DDT se utilizó ampliamente entre las décadas de 1940 y 1970 para combatir enfermedades transmitidas por insectos como la malaria y tratar la producción agrícola y ganadera. Las personas altamente expuestas entonces a esta sustancia están ahora en el rango de edades con un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Aunque el pesticida está prohibido en EEUU –también en España desde hace más de cuatro décadas–, los investigadores advierten de que es probable que la exposición al DDT sea posible hoy en día debido a la contaminación heredada o a los alimentos importados. Y es que, pese a su degradación, esta sustancia puede permanecer durante decenas de años en el medio ambiente, y también se han encontrado rastros de este contaminante en el organismo.
Nueva vía para futuras terapias contra el alzhéimer
El estudio se centró en los canales de sodio, que el sistema nervioso utiliza para comunicarse entre las células cerebrales (neuronas), como mecanismo potencial. El DDT hace que estos canales permanezcan abiertos, lo que lleva a una mayor activación de las neuronas y a una liberación más elevada de péptidos beta-amiloides. En el trabajo, los investigadores demuestran que si las neuronas se tratan con tetrodotoxina, un compuesto que bloquea los canales de sodio en el cerebro, se previene el aumento de la producción de la proteína precursora de amiloide y de especies beta-amiloides tóxicas.
“Potencialmente, este hallazgo podría proporcionar una hoja de ruta para futuras terapias para personas altamente expuestas al DDT”, destaca Richardson.
Durante la investigación, realizada en colaboración con la Universidad de Rutgers, los científicos utilizaron células cultivadas, moscas transgénicas y modelos de ratones para demostrar el efecto del DDT en la vía amiloide, un sello distintivo de la enfermedad de Alzheimer.
Al poner en contacto todos los modelos al pesticida en el rango al que estuvieron expuestas las personas hace décadas, observaron un aumento en la producción de la proteína precursora de amiloide, así como niveles elevados de especies amiloides tóxicas, como los péptidos beta-amiloides, y placas. “Descubrimos que si bloqueamos los canales de sodio con el compuesto tetrodotoxina y luego dosificamos las neuronas con DDT, entonces no aumentan la proteína precursora de amiloide y no secretan un exceso de beta-amiloide”, indica Richardson.
El siguiente paso para los investigadores será probar fármacos terapéuticos utilizando la información que ahora conocen. En este sentido, Jason Richardson avanza que ya existen varios medicamentos que se dirigen a los canales de sodio. “Estamos en el proceso de hacer esos estudios para ver si podemos utilizar un medicamento ya aprobado por la FDA y ver si reduce la acumulación de amiloide tóxico”, agrega.
Referencia:
‘Efectos del DDT sobre los niveles de proteína precursora de amiloide y la patología beta amiloide: vínculos mecánicos con el riesgo de enfermedad de Alzheimer’. Environmental Health Perspectives. https://doi.org/10.1289/EHP10576
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