Cuando hablamos de bruxismo nos estamos refiriendo a una parafunción por la cual una persona aprieta o rechina los dientes de manera involuntaria.
El bruxismo puede ser diurno o nocturno. El porcentaje de población que padece bruxismo se sitúa entre un 6% y un 8%. La proporción es casi igual en hombres y mujeres, y vemos que esta parafunción cada vez está más presente en niños.
El bruxismo se asocia al dolor de oídos, porque la articulación temporomandibular está muy cerca del conducto auditivo externo y en muchos casos se produce una irradiación del dolor o dolor referido en esa zona.
Entre los problemas de mandíbula frecuentes causados por el bruxismo destacan el desgaste dental, que se produce principalmente en pacientes que padecen bruxismo asociado a una mala oclusión. Puede corregirse con ortodoncia, férula de descarga y técnicas para reducir el estrés.
En algunos pacientes nos encontramos con situaciones de desgaste dentario tan dramáticas que tenemos que planear un tratamiento rehabilitador multidisciplinar, en el que es necesario, después de la ortodoncia, hacer una rehabilitación funcional y estética para volver a dar a todos los dientes su anatomía perdida.
Por su parte, el dolor muscular y articular está causado en pacientes que sufren bruxismo asociado a una mala postura de cabeza y cuello (por ejemplo, en personas que pasan mucho tiempo frente al ordenador en una mala postura) o que padecen algún tipo de disarmonía anatómica de la articulación temporomandibular. Este problema se trata aplicando frío o calor en la zona, con fisioterapia, técnicas de relajación y férula de descarga, y en casos más graves pueden necesitar tratamiento de la propia articulación temporomandibular.
En los casos de niños que presentan bruxismo nos centramos fundamentalmente en reducir las causas de estrés con técnicas de relajación y de reeducación conductual. Si tuviese alteraciones oclusales, nos ayudaremos con la ortodoncia.
* La doctora Cristina Martínez Díaz es odontóloga y miembro de Saluspot
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