Formación y recursos para atender a las víctimas de la violencia de género

“La violencia de género es un tipo de violencia física o psicológica ejercida contra cualquier persona sobre la base de su sexo o género que impacta de manera negativa su identidad y bienestar social, físico o psicológico.”

Es triste que aún haya que recordar a muchas personas el significado de violencia de género, sobre todo, en el ámbito sanitario, pero no es de extrañar, cuando nuestra ex ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, nada más llegar al Ministerio confundió la violencia machista con la doméstica. Digo esto porque ya me he visto en situaciones tensas en el hospital para que se apliquen los protocolos de violencia de género (que muchos profesionales desconocen), por entender que cuando a una mujer se la golpea y el agresor no es pareja no se debe entender que es violencia de género.

Seguiré insistiendo en que se considera violencia de género cuando afecta a las mujeres por el mero hecho de serlo, independientemente del ámbito en el que se produzca: pareja, trabajo, amigos etc., pues constituye un atentado contra la integridad, dignidad y libertad de las mujeres.

Muchos profesionales, entre ellos los sanitarios, se enfrentan a realidades que no saben cómo manejar. Desconocen la magnitud y complejidad en la que se encuentran las víctimas de violencia de género cuando acuden a un hospital o centro de salud. Nadie les ha explicado las pautas de actuación y se producen bastantes errores. Es evidente que se necesita sensibilización y formación continua para ofrecer a las víctimas una buena asistencia, ya que el personal sanitario desempeña un papel clave en la violencia de género. Las víctimas siguen calladas y paralizadas por el miedo, y cuando llegan a los centros sanitarios necesitan sentirse seguras y atendidas por un personal sanitario preparado, sin prejuicios y sin que se les juzgue.

Hace unos días se celebró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Ese día fue sorprendente la movilización institucional que, ante la proximidad de elecciones, desplegaron por toda la Comunidad y la provincia algunos cargos institucionales. Programaron actos y discursos hipócritas, vendiendo guías y protocolos que repiten todos los años y que sólo figuran en el papel, pues a la hora de ponerlos en práctica, o no se informa suficientemente o se carece de los recursos necesarios.

Las guías y protocolos y la propia Ley de Violencia, por sí solos, no dan protección a las víctimas de la violencia de género. Las partidas destinadas a políticas de violencia de género se han reducido durante estos últimos años en todos los ámbitos: estatal, regional y local. Los presupuestos generales para 2015 son un paso atrás y profundizan aún más en la desigualdad. Ya no vale vender humo organizando algún curso de vez en cuando sobre violencia de género para tranquilizar conciencias.

Si realmente se quiere luchar contra esta lacra, se necesitan compromisos reales y serios, formando a todos los profesionales que trabajan y luchan en la prevención de la violencia de género, desde policías, jueces, fiscales y trabajadores sociales hasta el personal sanitario, con una formación continua y seria. También incrementar los procedimientos de coordinación y cooperación institucional para mejorar la actuación contra la violencia de género, además de aportar los recursos necesarios para luchar y erradicar este grave problema. La prevención, detección y apoyo a las víctimas es muy importante, y se deben intensificar sus actuaciones. Por lo tanto, más realidades y menos propaganda y lucimiento institucional, porque las mujeres siguen muriendo, y con las víctimas no se puede jugar.