Los diferentes estudios científicos han comprobado que los efectos de la música influyen en los aspectos físicos, psíquicos y emocionales de las personas generando respuestas concretas. Esto dio origen al concepto de música funcional. La misma se utiliza fuera del ámbito terapéutico y artístico.
Es diseñada para un objetivo determinado, se programa y se reproduce en diferentes sitios, como son los lugares de trabajo, los centros comerciales, salas de esperas, aeropuertos, actos públicos, etc.
Los estímulos sonoros son percibidos por nuestro sistema nervioso central y, según sea la melodía (variaciones en el tono, en el ritmo, matices tímbricos), repercute en nuestras conductas y puede ayudarnos a:
– mejorar nuestra concentración,
– aliviar la fatiga,
– generar un clima tranquilo y distendido,
– modificar el estado de ánimo,
– aumentar la productividad de los empleados en las empresas,
– motivar al cliente a comprar ciertos productos, etc.
Esta música llena el espacio donde estás y, haya sido o no tu intención de escucharla, te acompaña. La mayoría de las veces la oímos de forma inconsciente mientras hacemos otras cosas.
Cuando una persona decide utilizar este tipo de música, primero tiene que tener claro cuál es el objetivo que quiere lograr y luego tener en cuenta que la música funcional no debe llamar la atención ni distraer, que hay tiempos de reproducción estipulados y que la intensidad del volumen y la frecuencia de repetición no es igual para todos los casos.
A la música funcional también la llaman música de fondo, pero no siempre la música de fondo es funcional. Encuentras este término relacionado con la música ambiental y/o música atmosférica, caracterizadas por la relevancia de los sonidos de la naturaleza que se mezclan con una secuencia musical y crean diferentes ambientes.
Existe una amplia oferta sonora y se vende en establecimientos especializados o por internet; hay empresas que se dedican exclusivamente a componer y a distribuirla, incluso hay radios online con estos fines. También podemos adquirirla a nivel usuario para utilizarla en casa para meditar, motivarnos, mejorar el aprendizaje, enmascarar algún sonido molesto, etc.
Otro de los usos de la música funcional lo podemos advertir en la publicidad, en el cine, los videojuegos y la televisión, donde se desarrollan ciertos tipos de melodías que exaltan las emociones, refuerzan el mensaje de las imágenes o las identifican.
En la actualidad se utiliza cada vez más en los sectores comerciales y empresariales para determinar las conductas de los clientes, mejorar el entorno y conseguir más confort, mayor consumo y rentabilidad.
(INFOGRAFÍA: morguefile.com)
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