Nos encontramos a pocos días de un nuevo proceso electoral, y hay que agradecer en estos más de cuatro años el enorme esfuerzo que han realizado los profesionales sanitarios, comprometidos con los pacientes y que desarrollan un excelente trabajo asistencial.
Estas elecciones suponen un hecho histórico en España, pues nunca en nuestro país se había tenido que celebrar un proceso electoral por no llegarse a un acuerdo de gobierno entre los partidos que conformaban el arco parlamentario de las Cortes generales; nunca se había dado el caso de que el partido que gana las elecciones no consigue los apoyos para poder gobernar porque nadie facilita esta labor.
Y el futuro que tenemos por delante para el día 26 de junio, a tenor de las encuestas preelectorales llevadas a cabo entre los profesionales sanitarios, no va a contribuir a mayorías absolutas ni simples, y apuestan claramente por nuevas alternativas políticas, que han de trabajar para que nuestro sistema sanitario se mantenga entre los mejores del mundo.
Desde hace bastante tiempo son muchos los expertos, profesionales, gestores e incluso políticos que coinciden en que nuestro sistema sanitario está abocado a un profundo cambio si realmente queremos atender las necesidades cada vez más complejas de una población, como la española, más envejecida y con altos índices de cronicidad y dependencia. Necesidades de salud que no son otra cosa que necesidades de cuidados, para que las personas puedan vivir y morir con calidad.
El Gobierno de España tuvo que afrontar en el año 2012 una gran deuda sanitaria de más de 16.000 millones de euros, y se ha conseguido solventar, por lo que ahora se estaría en condiciones de aprobar un modelo de financiación sanitaria que garantice la cobertura de las necesidades reales, equilibrado y que tenga en cuenta la edad y la dispersión de la población (parámetros tan necesarios a tener en cuenta en Castilla y León) y garantice la igualdad de derechos sanitarios de todos los españoles.
Es momento de promover una Sanidad personalizada, capaz de satisfacer las demandas de unos ciudadanos que, cada vez más, reclaman su protagonismo en las principales decisiones de su salud, y esto va de la mano de lograr una mayor humanización de la asistencia sanitaria.
Debemos contar, por supuesto, con unos profesionales que tengan un mayor desarrollo de sus competencias, y así lograremos aumentar sus cuotas de responsabilidad y autonomía.
Si consideramos que éste debe ser el camino a seguir, ayudemos a que el 26 de junio tengamos una representación fuerte entre los que consideran que hay que abordar estos aspectos: financiación, profesionales, cohesión, innovación, competencias, paciente, farmacia…
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