Miedo. Inseguridad. Vergüenza

En pocas ocasiones a lo largo de mi vida profesional he tenido la oportunidad de ejercer la Enfermería docente; este último año y, en concreto, este mes de septiembre está siendo intenso en ese tema y he de reconocer que me encanta, por eso este artículo va dedicado a ellos, los alumnos de Enfermería.

Queridos alumnos, en esta profesión cada día se aprende algo nuevo, aprendes gestos, buenas costumbres, técnicas… A lo largo de los años te conviertes en una esponja, lo asimilamos todo, cambiamos pequeños detalles de nuestra praxis para mejorarla.

Seguro que cada uno de vosotros cuenta una experiencia diferente de cada rotación, pero mucho depende de vosotros mismos, de vuestra actitud; mostrar interés y curiosidad es algo muy importante, decisión y, a su vez, también humildad para preguntar todo aquello que no entendéis o no sabéis, cualidades que han de perdurar en el tiempo y en el ejercicio de vuestra profesión.

En ciertos servicios especiales -quirófano, en mi caso concreto- apenas tenemos tiempo de explicaros muchas cosas; el primer día os dejamos observar, os explicamos el funcionamiento del servicio a grandes rasgos, sin incidir en cirugías específicas. En días sucesivos, las pautas de actuación son claras y siempre las mismas, pasos que habéis de tener claros para llevarlos a cabo con decisión y sin necesidad de que estemos detrás, aunque en la sombra siempre estemos pendientes.

En un servicio como éste habéis de centraros en aprender el papel de la enfermera circulante, papel muy importante. De este modo, cuando cambiéis de especialidad, podréis sentiros útiles y así mitigar la sensación de estorbo que produce no controlar una especialidad. Poco a poco, y con el tiempo, se va aprendiendo a instrumentar, pero cada cirugía es diferente y cada especialidad un nuevo mundo; en mi humilde opinión, creo que nunca se llega a controlar todo del todo, simplemente poniendo agallas nos defendemos.

Tened siempre presente que aprenderéis cosas de cada uno de los profesionales con los que, codo con codo, trabajaréis a lo largo de vuestra trayectoria profesional, tanto de estudiantes como de titulados. Os empaparéis de cada detalle, quedándoos siempre con aquellos métodos y maneras que más se asemejen a una buena praxis, y así iréis acrecentando vuestros conocimientos para llegar a ser un profesional competente con las actitudes y aptitudes dignas de nuestra profesión.

Ejercer la Enfermería no resulta tarea sencilla. Por desgracia, en este país las especialidades aún no están bien definidas, no se da el valor suficiente a aquello en lo que somos más competentes, estando de aquí para allá sin destino definido, controlando de todo y sabiendo de nada, lo que en muchas ocasiones nos frustra, sobre todo si acabamos en una plantilla volante en la que cada día vas a un sitio diferente, algo que impide una relación de confianza, tanto con los compañeros como con los pacientes, tema que ya toqué en otro de mis artículos y en el que no me voy a exceder ahora.

Para terminar, un par de consejos: perded el miedo, olvidad la vergüenza, tened iniciativa; la Enfermería no son sólo conocimientos y técnicas, la Enfermería engloba muchas más cosas. Ahora, adelante, echarle arrestos y llegaréis a ser profesionales competentes en un futuro.

“Que este candil ilumine vuestro camino hacia el crecimiento profesional y cultural para que nos permita mitigar el dolor y llevar la esperanza a todos aquellos que lo necesiten.”

Florence Nightingale