Sois carne de cañón

Estoy realmente enfadado. Ver cómo mis compañeros y compañeras se están enfrentando a esta pandemia me indigna. Se enfrentan desnudos. Sí, desnudos frente a un virus que se presume bastante contagioso y letal, aún escasamente conocido. No son bulos. Trabajan envueltas en bolsas de plástico para basura, con mascarillas que no protegen frente al virus, con gorros de ducha, con pantallas regaladas gracias a la buena voluntad de la ciudadanía. ¿Esta es la Sanidad mejor del mundo? ¿Esta es la Sanidad de la que presumimos y presumen todos los políticos? A quienes han tenido la responsabilidad en materia sanitaria durante estos años, suspensos, y a quien la tenga ahora, también.

A los gestores esto les ha venido grande, como a todos, pero a ellos les pagan por gestionar y hacerlo bien. Mandar a los profesionales al cuerpo a cuerpo contra el virus sin protección adecuada es una temeridad, cuando no una negligencia. Me decían que era como enviar soldados a la guerra sin fusil. Así estamos enfrentándonos al virus, sin fusil, sin casco y sin chaleco antibalas. Desarmados. Creo que muchos de los contagios por virus de los profesionales se podrían haber evitado y, lógicamente, algunas muertes seguro que también.

¿Dónde está el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales? ¿Dónde están los delegados de Prevención de los sindicatos, que aún no han puesto ni una sola denuncia ante la Inspección de Trabajo? La Inspección de Trabajo, que de sobra conoce, por los medios, las condiciones de trabajo, debería estar inspeccionando de oficio los modelitos con los que trabaja el personal, hechos con sus propias manos de bolsas de basura.

Hay personas con problemas de salud laboral y sus puestos adaptados a las que, bajo el decreto de estado de alarma, que no permite abusos, se las ha puesto a realizar tareas que en muchos casos no pueden realizar y están empeorando de sus dolencias. Cuando se rompan, ponen a otras. Ya basta de excesos y abusos amparados por el estado de alarma. Todo esto que les narro está ocurriendo en muchos hospitales, y quienes me lean se verán reflejados.

En Atención Primaria, primer bloque de contención del virus, los profesionales no han corrido mejor suerte. Sin materiales de protección adecuados para el trabajo, empezaron a pecho descubierto, sin siquiera mascarillas cuando el virus ya pululaba por ahí; ahora, con mascarillas de las que no protegen frente al virus y guantes, tienen que hacer frente a las consultas presenciales y domiciliarias, a pesar de enfrentarse diariamente a pacientes positivos que puedan ser asintomáticos. Esta es la realidad.

Quienes han tenido y tienen la responsabilidad de velar por la seguridad de los trabajadores y trabajadoras han demostrado que no sirven para nada, tanto el servicio de Prevención, como los delegados sindicales de Prevención y la Inspección de Trabajo. Estamos en manos de auténticos inútiles.

Disculpen el tono bronco de hoy, pero hay cosas ante las que uno, por naturaleza, no puede permanecer impasible.

Dejaréis de ser héroes cuando la gente no tenga miedo.
Dejaréis de ser héroes cuando a los políticos les interese.
Ahora sois carne de cañón, por eso os llaman héroes.

‘Senderos de Gloria’. Stanley Kubrick (1957)