Cada año, cerca de 600 millones (casi una de cada diez) enferman en el mundo tras comer alimentos contaminados por bacterias, virus, parásitos o sustancias químicas; de ellas, 420.000 fallecen. Además, los alimentos nocivos impiden el desarrollo de muchas economías de ingresos bajos y medios, que pierden alrededor de 95.000 millones de dólares anuales en productividad a causa de las enfermedades, la discapacidad y la muerte prematura de trabajadores.
En este contexto, desde Naciones Unidas se ha impulsado la celebración del primer Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos, que se conmemora este viernes con el objetivo de intensificar los esfuerzos para garantizar que los alimentos que consumimos sean inocuos a partir de un mensaje clave: la inocuidad alimentaria es responsabilidad de todos, y contribuye a la seguridad alimentaria, la salud de la población, la prosperidad económica, la agricultura, el acceso a los mercados, el turismo y el desarrollo sostenible.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han aunando esfuerzos para ayudar a los países a prevenir, gestionar y responder a los riesgos a lo largo de la cadena de suministro de alimentos, trabajando con los productores y vendedores de alimentos, las autoridades reguladoras y las partes interesadas de la sociedad civil, tanto si los alimentos se producen en el país como si se importan. “Tanto si es agricultor, proveedor agrícola, procesador de alimentos, transportista, comerciante o consumidor, la inocuidad de los alimentos es asunto suyo”, ha asegurado el director general de la FAO, José Graziano da Silva.
“El Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos es una oportunidad única para sensibilizar a los gobiernos, productores, manipuladores y consumidores sobre los peligros de los alimentos insalubres. Desde la explotación agrícola hasta la mesa, todos tenemos un papel que desempeñar para lograr que los alimentos sean inocuos”, ha expresado, por su parte, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.
Invertir en sistemas alimentarios sostenibles compensa
En este sentido, desde estos organismos se recuerda la importancia del acceso de todas las personas a alimentos inocuos, nutritivos y suficientes y que éstos son esenciales para promover la salud y erradicar el hambre, dos de las principales metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Invertir en educación en materia de inocuidad alimentaria tiene el potencial de reducir las enfermedades transmitidas por los alimentos y generar ahorros de hasta 10 dólares EEUU por cada dólar invertido.
Desde los agricultores a los consumidores
Para lograr la inocuidad alimentaria, es fundamental tomar medidas adecuadas a lo largo de la cadena de suministro de alimentos, desde los agricultores hasta los consumidores, así como contar con una buena gobernanza y reglamentaciones.
La FAO y la OMS han creado una nueva guía para explicar cómo participar de estos objetivos a través de cinco pasos para lograr cambios de forma sostenida en la inocuidad de los alimentos:
1. Garantice la inocuidad: los gobiernos deben garantizar alimentos inocuos y nutritivos para todos.
2. Cultive alimentos inocuos: los productores agrícolas y de alimentos tienen que adoptar buenas prácticas.
3. Mantenga los alimentos inocuos: los operadores de empresas deben asegurarse de que los alimentos sean transportados, almacenados y procesados de forma inocua.
4. Compruebe que sean inocuos: todos los consumidores necesitan tener acceso a información oportuna, clara y fiable relativa a los riesgos nutricionales y de enfermedades asociados con sus opciones alimentarias.
5. Actúe conjuntamente en pro de la inocuidad: gobiernos, organismos económicos regionales, organizaciones de las Naciones Unidas, agencias de desarrollo, organizaciones comerciales, grupos de consumidores y productores, instituciones académicas y de investigación, así como entidades del sector privado, deben trabajar de manera conjunta sobre las cuestiones de la inocuidad de los alimentos.
Principales enfermedades trasmitidas por los alimentos
Las enfermedades transmitidas por los alimentos son generalmente de carácter infeccioso o tóxico, y son causadas por bacterias, virus, parásitos o sustancias químicas que penetran en el organismo a través del agua o los alimentos contaminados.
Los patógenos de transmisión alimentaria pueden causar diarrea grave o infecciones debilitantes, como la meningitis. La contaminación por sustancias químicas puede provocar intoxicaciones agudas o enfermedades de larga duración, como el cáncer. Las enfermedades transmitidas por los alimentos pueden causar discapacidad persistente y muerte. Algunos ejemplos de alimentos insalubres son los alimentos de origen animal no cocinados, las frutas y hortalizas contaminadas con heces y los mariscos crudos que contienen biotoxinas marinas.
A partir de 2019, cada 7 de junio será el momento de destacar los beneficios de la inocuidad de los alimentos, un campo en el que existen algunos datos clave:
– Se estima que 600 millones de personas -casi una de cada diez en el mundo- enferman después de comer alimentos contaminados, y 420.000 mueren anualmente.
– Los niños menores de 5 años padecen el 40% de las enfermedades transmitidas por los alimentos, con 125.000 fallecimientos al año.
– Las enfermedades transmitidas por los alimentos están causadas por bacterias, virus, parásitos o sustancias químicas que se introducen en el cuerpo a través de alimentos o agua contaminados. Los alimentos insalubres pueden ser causantes de más de 200 enfermedades, que van desde la diarrea hasta el cáncer.
– Las infecciones diarreicas, que son las más comúnmente asociadas al consumo de alimentos contaminados, hacen enfermar cada año a unos 550 millones de personas y provocan 230.000 muertes
– Las enfermedades transmitidas por los alimentos impiden el desarrollo socioeconómico, al agotar los sistemas de atención sanitaria y dañar las economías nacionales, el turismo y el comercio.
– El valor del comercio de alimentos es de 1,6 billones de dólares EEUU, lo que representa aproximadamente el 10% del comercio total anual a nivel mundial.
– Estimaciones recientes indican que el efecto de los alimentos nocivos cuesta a las economías de ingresos bajos y medios alrededor de 95.000 millones de dólares EEUU en pérdidas de productividad al año.
– La mejora de las prácticas de higiene en los sectores alimentario y agrícola ayuda a reducir la aparición y propagación de la resistencia a los antimicrobianos a lo largo de la cadena alimentaria y en el medio ambiente.
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